A raíz de la denuncia de una asociación protectora de animales, la justicia francesa había acordado que Kenia abandonara el circo en el que vivía para quedarse en el zoo de Amnéville (en el este del país).
Los gendarmes se presentaron el martes por la mañana en el lugar donde se había instalado el zoo para hacerse cargo del paquidermo y trasladarlo al zoo en compañía de su propietario.
El trayecto transcurrió sin problemas hasta que, al llegar a una rotonda, el dueño de Kenia abrió su jaula, dejándola escapar a un campo cercano. Los gendarmes se las vieron y se las desearon para devolver a la elefanta a su jaula, aunque finalmente consiguieron proseguir su camino.
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