martes, septiembre 22, 2009

Caminar sobre las brasas: No lo llames milagro, llámalo termodinámica


Por ESTHER SAMPER (SHORA)

Muchas personas en todo el mundo están convencidas del gran poder mental que poseen aquellos que caminan sobre las brasas sin quemar sus pies. La realidad, sin embargo, es bastante distinta. Todos podemos andar sobre ellas siempre que no superemos un límite de tiempo.


El acto de caminar sobre las brasas viene de antiguo. Desde hace miles de años, se venía realizando como un ritual o acto religioso practicado por diversas culturas, desde la hindú hasta la bosquimana. Con los años, su significado ha ido cambiando en la mayor parte del globo y, en la actualidad, se recurre a tan extraña caminata como simple espectáculo, como demostración de un fenómeno paranormal o en extraños y acientíficos cursos de superación personal mediante Programación Neurolingüística.

El mito básico que rodea al acto de caminar sobre las brasas es esencialmente el mismo: El
poder de la mente o del cuerpo humano impiden que se produzcan daños en los pies al pasar sobre el ardiente camino
. Por tanto, de no tener el suficiente poder, los pies sufrirían las dolorosas consecuencias en forma de quemaduras.

La realidad, sin embargo, es menos romántica que la idea de los supuestos poderes de la mente humana. Las más básicas leyes de la física nos indican que lo que ocurre cuando alguien camina sobre las brasas no es un acontecimiento paranormal sino una simple y rutinaria lección de termodinámica. En esencia, todos hemos experimentado algo parecido alguna vez. Todos sabemos, por experiencia propia, que no es lo mismo tocar un metal caliente que un trozo de madera caliente. Nos quemamos mucho antes al tocar el metal que el trozo de madera. Esta propiedad de los materiales se denomina conductividad térmica o, lo que es lo mismo, la capacidad para transmitir el calor a otros materiales (como pueden ser los pies) puestos en contacto.

Además de la conductividad térmica, hay que tener en cuenta también la capacidad calorífica que es la cantidad de calor que necesita un determinado material para elevar su temperatura. De esta forma, hay materiales que necesitan más calor para aumentar su temperatura y otros que necesitan menos para la misma masa.

Cuando alguien camina sobre las brasas se dan varias circunstancias ideales que evitan que aparezcan quemaduras, siempre que el tiempo de contacto no sea lo suficientemente largo, por supuesto. Por un lado, las brasas de carbón poseen una conductividad térmica baja. Dicho de otra forma, las brasas de carbón tienen una capacidad pobre para transmitir el calor a otros objetos que entren en contacto con ellos y, por tanto, tardarán más en elevar la temperatura de éstos.

Por otro lado, más del 60% cuerpo humano (y eso incluye los pies) se compone de agua. El agua tiene una capacidad calorífica específica relativamente elevada o, lo que es lo mismo, necesita bastante calor para aumentar su temperatura. A eso también hay que añadir que el carbón vegetal es justo lo contrario, necesita poco calor para aumentar su temperatura.

De esta manera, cuando pies y brasas se ponen en contacto, lo que ocurre es que las brasas transmiten "torpemente" el calor (aunque éstas ronden los 500 ºC), mientras que los pies (al ser en su mayor parte agua) necesitan bastante calor para aumentar su temperatura. La unión de estos dos factores principales lleva a una lógica conclusión: Puedes estar en contacto con las brasas durante un breve lapso de tiempo (unos cuantos segundos) hasta que los pies llegan a la suficiente temperatura como para provocar quemaduras.

Definir el tiempo exacto a partir del cual se producen quemaduras por el contacto con las cenizas ardientes es difícil de determinar, pues depende de otros muchos factores: Temperatura de las brasas, presencia de callos en los pies , sudoración, superficie de contacto... Pero, por lo general, prácticamente cualquier persona puede recorrer una distancia de 4 a 5 metros a la velocidad de una caminata normal. Eso sí, hay que procurar no correr o ejercer demasiada presión sobre las brasas, lo que puede hacer que los pies se hundan entre ellas, aumentando así la superficie de contacto y provocando que las quemaduras no tarden en aparecer en los pies. Los Cazadores de Mitos no tuvieron reparos en experimentar por ellos mismos este fenómeno termodinámico:

Hace unos años, un programa de la BBC llamado Tomorrow's World se planteó comprobar los supuestos poderes paranormales de gente que alegaba ser capaz de no quemarse nunca al caminar sobre las brasas (sus explicaciones eran de lo más variopintas, desde ángeles protectores a superpoderes mentales...) Para ello, construyeron un sendero de brasas ardientes a 600ºC y de 18 metros de longitud. ¿El resultado? Todos los que caminaron sobre ellas se salían del camino a los 8 metros porque se quemaban. Y es que desconocer lo más básico de la termodinámica no sólo puede hacer que te creas un superhombre, también te puede dejar en ridículo ante millones de personas y provocarte unas hermosas quemaduras en los pies.

Monje shaolín que cuidará peso de Marco: “Su poder mental es fuerte”

Max Marambio contactó a Rodrigo Merino, quien viaja todos los días desde Quillota para atender al candidato y dice que “la idea es dejarlo con un peso bajo”.
Hace dos días, Marco Enríquez-Ominami está bajo la estricta rutina de Rodrigo Merino, monje shaolín proveniente de Quillota, que todos los días viaja a Santiago para atender personalizadamente a su selecta «cartera» de clientes.

Con el candidato, eso sí, ha tenido que manejar un horario extraño: a veces a las 21.00, otras veces a las 7 de la mañana. Y Enríquez ya acusa los resultados: dice que le duelen los abdominales y que, además, lo hace pensar demasiado… cuando le habla de Aristóteles o Platón mientras hace sus ejercicios. Fue Max Marambio —jefe político de la campaña del diputado— quien, como alumno suyo, contactó al monje con Marco. “Max es el Tigris y Marco el Éufrates y ambos van a desembocar en una corriente que va a provocar cosas positivas para el país”, dice Merino.

Según cuenta, Marco “está entrando en una letargia por el agotamiento”. “Yo tengo que entrar de tal forma, que su cerebro acoja mi información y quiera llevarla a él. Que sienta el deseo de llevarlo a la praxis”, asegura.

“Mi punto es complementar algo, aportar al nicho de salir de la pasividad, ayudar a alguien que no tiene tiempo y que requiere un cambio de energía porque él está agotado”, describe.

Merino dice que Enríquez “físicamente se ve que empieza a sentir el peso, el cansancio, pero su poder mental es fuerte. Como decía el escritor, ahí gana la ganancia personal. Su fuerza mental es la cuenta de ahorro de tiene y que le está sirviendo porque físicamente está con la letargia, pero tiene esa fuerza y lo único que había que hacer es canalizarla. La idea es dejarlo con un peso bajo en los próximos meses, para que se sienta bien porque anda cargando con una mochila de piedras en su espalda”.

“Tengo que bajar esa masa”

Para Merino, Marco es un alumno sometido a condiciones especiales. “El no sólo tiene que responder a una fuente de trabajo, a una familia, a las personas que creen en él. En su caso también quiere un proyecto para el país y está entregando parte de su vida por algo que él cree. Ahora tiene un peso físico fuerte, se siente cansado y tengo que trabajar para reducir eso: bajar esa masa, dejarlo con endorfinas para que haga su trabajo vocacional”.

Para eso lo somete a una rutina basada en el kung fu, arte marcial que Merino aprendió “por necesidad de defenderme. Cuando iba a correr por Santiago siempre había quienes querían asaltar. Ahora soy el primer dragón rojo, aprobado por una maestra originaria de China”.

Al mismo tiempo, lo obliga a hacer ejercicios mentales o le habla de filosofía: “Si lo estoy entrenando duro y le tiro una operación matemática, si lo presiono mentalmente es para que las neuronas se activen. Lo llevo a la parte física e intelectual. Lo hago sentirse joven, con energía”.

Merino describe a su nuevo practicante como “un muy buen alumno, no es desconcentrado” y asegura que “pese al horario que tomó, se ha exigido y ha respondido”.
No así como seres humanos, no logramos aceptar y disolver esa mentalidad limitada que siempre está circulando en nuestra mente/emociones/sentimientos, porque somos capaces de abstenernos de tan maravilloso resultado que es el creer verdaderamente en el Amor y que existe una conexión más directa con el Kósmos? el que nos entrega todo de manera ilimitada, pero no queremos darnos cuenta, porque nos cuesta tanto?

Es miedo? Es un síntoma innato de nuestro subconsciente, es una parte nuestra que no quiere ver más allá? Existe esa parte realmente?

Son muchas las interrogantes que nos hace el juego nuestra mente en cada instante de nuestro diario vivir, está absorbe en cada instante todo tipo de pensamientos, pero logremos identificarlos como corresponde, es fácil, no necesitamos ser grandes científicos ni tener diplomado en nada, para adentrarnos en un momento en nuestro ser interno, solo es silenciarte y escuchar un momento nuestro cuerpo, mente y emociones, es estar en nuestro corazón…el que tanto requiere de nuestra atención, no lo miremos como un órgano más de vida en nuestro cuerpo, sino como algo viviente de pura energía Amor, el que nos da todo para seguir adelante espiritualmente hablando….solo requiere de dejarnos en libertad absoluta unos instantes, hazlo, no te perturbara en nada en tu vida, solo lograrás manifestarte tu mismo, tú misma esencia la que tanto tiempo ha estado allí guardada, la que por miedos no sale a liberar y depurar sentimientos encontrados con uno mismo….

es tiempo ya se subir esa vibración y dejar patrones arraigados que nos llegan de vidas pasadas y familiares, si…si, existe algo que va más allá de lo que nuestro ojo humano puede captar, existe esa esencia de la que podríamos ver y sentir en todo su esplendor siempre, no lo acabemos, es hora de manifestar lo que sentimos realmente, lo importante es que lo entregues, no importa el que piense el otro, solo sé tú mismo y verás los resultados, claro….es entendible que todo es bajo el respeto que se merece la persona y el kósmos.

No te abstengas de la entrega, no pidas nada por ello, solo entrega que el kósmos te lo devolverá siempre multiplicado, crea la sabiduría en ti mismo, crea esa sensación que tienes el poder en ti mismo, que todo dará resultado cuando debe ser, las leyes Espirituales no se equivocan jamás, todo llega a su debido tiempo, pero no te mantengas arraigado en la duda y no certeza, que eso bloquea todo, pide y deja que se encarguen de arriba de tu pedido, hazlo con tesón siempre…no juzgues ni critiques antes de mirarte tu accionar, es parte de nuestro trabajo interno….

para la felicidad también debemos dejar liberar a nuestro niño o niña interna, necesitamos de ello a pesar de nuestra edad física, no olvides que ellos están en nuestro corazón igual así de niños que quieren volar al exterior igual, solo adéntrate en tu ser de luz* Que la luz y el Amor se manifiesten en ti siempre.

Como vivir un gran amor

Autor: HORACIO VALSECIA, Psicólogo Argentino.

No existen relaciones afectivas perfectas. Las relaciones humanas, y aun más la de pareja, son herramientas muy valiosas y fuertes para nuestra evolución.

Siempre vamos a compartir con personas que nos dan la posibilidad de aprender algo y crecer. De nosotros dependerá elegir entre maestros ‘cariñosos o violentos’.

Lee y entérate como procurarte un gran amor, porque eso de ‘mala suerte en lo afectivo’ es una inmensa mentira. Existen muchas herramientas para buscar la felicidad.

Si ya tienes pareja y las cosas van mal, preguntate: ¿Tiene sentido que esa persona esté en tu vida? ¿Hay algo que debas aprender?

Para empezar distingue si es amor, pues nos enseñaron a ponerle ese título a situaciones conflictivas y neuróticas causantes de dolor, frustración y resentimiento.

NADIE SUFRE POR AMOR.

Es absolutamente imposible sufrir por amor. Se sufre por carencias y heridas emocionales de la infancia.

Muchos creen que están viviendo “el amor de su vida” porque se sacrifican y dejan de lado sus vidas. El amor es vitamina F = FELICIDAD. Es estímulo, estar bien, entusiastas, progresar, ser creativos, vivir en paz.

Decir que se sufre por amor es una contradicción total. No se sufre por ser feliz.

Si estás en una relación y no te dan el amor que quieres, debes comenzar a buscar una solución, pero no en el otro, sino dentro de ti.

¡Tu pareja es tu reflejo!

Si tu consorte es una persona linda y exitosa te encantará saber esto; pero si es infiel y fría, no te gustará la idea “Tu pareja refleja un estado interno tuyo, que no manejas a escala consciente”.

Le echamos la culpa a la pareja y queremos que cambie, nos aliviamos pensando que tiene más defectos que nosotros y ‘tapamos’ el verdadero problema: Un nivel bajo de autoestima. Y eso hace que no te des el amor que requieres tu mismo.

Lo positivo es saber que el poder y la solución están un tus manos: para tener pareja y ser feliz tienes que trabajar contigo mismo, ¡¡¡Que suerte que no hay que esforzarse para que el otro cambie!!!


EL REFLEJO NO ES LITERAL

No queremos decir que tú haces lo mismo que tu pareja, sino que su inadecuado comportamiento de infidelidad, maltrato, indiferencia, etc. Reflejan algo que tu cuerpo emocional cree. Inconscientemente pensamos que merecemos lo inaceptable, desviamos la atención en ‘lo malo’ que es el otro y mantenemos la neurosis.

Caemos en estas situaciones repitiendo con sus particularidades.


CONDICIONES OBLIGATORIAS PARA QUE HAYA PAREJA

La primera es la química, tiene que haber algo en el otro que te atraiga. La segunda es la compatibilidad, debe haber como mínimo un 60% de elementos compatibles. Y la tercera, es compromiso. Ambos han de decidir conscientemente compartir sus vidas para estar mejor.

¡¡Si hay presión y uno está detrás del otro insistiendo, no hay pareja!! Esa es una señal muy clara.

Recordemos que la relación de pareja es el amor del uno por el otro, no la absorción del uno por el otro. No lo olvides: quien no está preparado para el compromiso puedes ser tú, y el otro es tu reflejo.

La pareja que nos maltrata y humilla nos están haciendo el favor de recordarnos que tenemos un montón de heridas internas. Busca como mejorarte, agradécele y déjale partir.

El ego nos hace creer que aguantamos por amor. ¡Y eso no es cierto! No debemos soportar, luchar, permitir lo insoportable, y aguantar maltratos. Eso no es amor.

Ten cuidado con tratar a tu pareja como una criatura, porque entonces tu contraparte se comportará como una criatura. Toda sobre protección indica esta situación, y lo más seguro es que surja la infidelidad, pues a nadie le gusta hacer el amor con su madre o padre.

No uses apodos infantiles: Mamí, papi, mi bebé, nene, mi florcita, etc.. Suenan lindos pero perjudican. Prefiere: Amor, mi cielo, cariño.

Cuando una pareja incompatible permanece unida ‘por los niños’, les hace un gran daño. Ellos viven procesos de separación agónicos, tormentosos. Si realmente amas a tus hijos, enséñales con tu ejemplo a decidir y hacer lo que realmente quieren.


¿POR QUE ME TOCAN PAREJAS DIFÍCILES?

Porque internamente tenemos una programación que nos conduce a elegir personas difíciles. No estamos preparados para ser felices y gozar del amor.

Además el peor motivo para buscar pareja es por estar solos. Si nos desesperamos elegiremos lo peor. Cuando tenemos demasiada hambre comemos cualquier cosa, no elegimos. Si estamos hambrientos emocionalmente hacemos igual, y en cuanto a pareja hay que seleccionar, sin apuro ni presión el ‘menú principal’.


SOLUCIONES:

1. Dejar de ver telenovelas. Son la peor fuente para programar el subconsciente
, es drama puro lo que ponen en mente y por muy analíticos que seamos siempre afectan.

2. Revierte tu programación negativa infantil. Focaliza y elige modelos externos que fortalezcan tu idea de felicidad. Usa la técnica del anclaje, al reconocer un modelo positivo de pareja en la calle, la TV o un libro piensa: ¿Es esto lo que quiero para mí?

3. También es bueno habituarse a poner la atención en las virtudes del otro y no en los defectos, pues en lo que ponemos pensamiento y atención se reproduce (si creo y pienso que mi pareja es infiel, crearé las condiciones para que lo sea).

4. Hablar con parejas amigas que sean felices y preguntarles como lo lograron. Ellas tienen una información que tú ignoras, busca conocerlas. Nuestro ego nos invita a envidiar, porque maneja un concepto estrecho de escasez, hay que hacer caso al espíritu, quien sabe que hay amor para todos. Entonces intentemos, copiemos, creemos y no envidiemos.


EL PLAN PARA ENCONTRAR A TU PAREJA

La mayoría cree que el amor cae del cielo y no se puede planear, nos toca o no nos toca. Eso es falso, si no hemos logrado una vida afectiva placentera podemos entrar en acción, movernos y hacer un plan tal como si fuéramos de vacaciones.

1. Elabora una lista de compatibilidades. Hay que elegir un tipo de pareja. Haz una lista de todas las características y los aspectos que te gustaría que tuviera tu pareja, cubriendo cada detalle: Descripción física, edad, nivel sociocultural, económico, espiritual, etc., de manera muy específica.

2. Al encontrar candidatos checa la compatibilidad: 50% o menos, la proyección es drama. De 60% para arriba, se pronostica éxito. Y 80% es un muy buen nivel.

3. ¿¿Donde buscarla?? Visita los lugares afines al tipo de gente que buscas, donde haya menos competencia y se compartan afinidades.

4. Trabaja contigo mismo. La principal fuente de frustración al nivel de pareja es querer cambiar al otro. ¡Olvídate del otro! Comienza a buscar todo lo que puedas hacer para ayudarte, a sanar las heridas de tu niño interior y alimentar bien a tu mente subconsciente, pues ella siempre ejecuta lo que lleva dentro.

5. Si tienes pareja y las cosas no van bien, haz lo mismo; pues al mejorar tú, mejora el otro. Ahora, si hay muchas cosas que te molestan del otro, inconscientemente te estás diciendo que es la persona errónea y quieres cambiarla. El trabajo personal te dará dos alternativas:

1. Si la persona con la que estás es quien mereces, comenzará a darte el amor que esperas.

2. Si no es la que te conviene, se correrá y vendrá otra como la que quieres. Si la incomodidad es muy grande, no duermes, estás sufriendo, perdiste el apetito, estás preocupado, entonces busca cuanto antes salir de allí. Haz caso a tus instintos porque después vienen cosas peores, enfermedades graves, grandes conflictos y violencia.


Cuesta, es muy difícil, el cuerpo emocional siente un gran vacío, pero hay que abandonar la relación, parece broma pero pueden caer en el estado que escribe la canción de Shakira: “Sorda, ciega, loca, muda”… y además la parte psicológica no tiene cirugía que la repare, una vez se pierde la salud.

Un lema para todos: Una relación de pareja es siempre para estar mejor.

Una buena relación es un contrato entre dos, donde ambos hacen lo que está a su alcance para hacerse mejor la vida. Si no, no hay relación, pues tener pareja no es para competir, cambiar al otro o descargar las neurosis que padecemos.


¿CÓMO ATRAER UN BUEN AMOR?

Actúa, haz el plan, ponle fecha. Si no se cumple, no te desanimes ¡Se perseverante! Prepárate con tiempo y disponte a darle la bienvenida. Recuerda que una relación comienza mucho antes de encontrarse con esa persona. ¡Comienza contigo!

Decide cuánto quieres pagar, pide una persona que traiga lecciones a tu vida, pero de un modo que puedas digerirlas fácilmente, sin traumas, ni dolor. Pide un maestro cariñoso.

Invierte tiempo y esfuerzo en quitarte tu dolor emocional del pasado y fórmate una nueva conciencia, lee libros busca consejos de profesionales, busca ayuda de personas con experiencia, pero ante todo haz el trabajo interior contigo mismo. Reconcíliate con tu pasado y con tu presente.

Toma modelos externos que alimenten lo que has elegido. Remueve de tu casa todos los objetos de relaciones anteriores, sobre todo si fueron malas; regala, vende, quema, dona, bota, sácalos de tu vida.

Si te cuesta trabajo hazlo poco a poco, pero hazlo.

Las fotos, las joyas, la ropa, los muebles te recuerdan inconscientemente el pasado. Todos estos objetos están cargados de ¨heridas del pasado¨.

Si la relación fue buena y terminó adultamente, puedes conservarlos. La persona que estás esperando ya existe, en lugar de gastar energías sintiéndote solo y triste, lo cual aleja al otro, háblale, dile: ‘Te doy la bienvenida, estoy preparándome, tengo muchas cosas bellas que ofrecerte’. Este mensaje hará eco en el universo y le llegará de algún modo a esa persona que será para ti.

Si te llega la angustia, cierra los ojos e imagina lo bonito que será estar juntos con tu nueva pareja sin ponerle rostro. Es difícil creer y permanecer en la incertidumbre, pero quien tiene fe recibe; sólo los débiles terminan una relación y pasan de una a otra buscando paracaídas que les alivien el dolor del golpe.

Si tienes dudas busca como eliminarlas, sólo tenemos éxito en aquello en lo que estamos convencidos. Pide ayuda al: Psicólogo, psiquiatra, consejero, o encuentra el camino por ti mism@ conociendote a ti mism@.

Y también en el ámbito espiritual. Renuncia a sufrir, decrétalo, grítalo, escríbelo, comprométete contigo mismo a respetarte y darte amor. Primero renuncia a lo que no quieres, luego elige y afirma lo que deseas para ti.

Ámate a ti mismo, no vivas la fantasía de creer que si llega alguien que te ame todo se resolverá. Si tú generas amor, atraerás amor. El gran secreto de oro para vivir una gran relación es amarse a uno mismo, no te “destruyas” por nadie, pues te desequilibrarás. Siempre tú en primer plano.

Pide a Dios que te ayude a encontrar el plan que el tiene para tu vida, pues no estamos llamados a vivir desdichados, sino a vivir en Amor y desde el Amor, pues venimos de un Dios que es todo Amor.

Olvida y perdona. ¡Lo que te tocó vivir tenía un sentido, aunque por el momento no puedas comprenderlo!

lunes, septiembre 21, 2009

¿VUELTA A LA REALIDAD?

El famoso, temido y conocido síndrome postvacacional, no es otra cosa que un conjunto de desequilibrios emocionales y psicológicos, que según estudios de los expertos, un 35% de los trabajadores entre 25 y 45 años, suelen sufrirlo a la vuelta de las vacaciones.

El síndrome postvacacional surge tras el rechazo de nuestro subconsciente a una serie de creencias negativas sobre varios aspectos de la vuelta al trabajo, tales cómo: Reajuste de horarios, cambio en el ritmo diario y sus ciclos, y sobre todo en nuestra actividad social relacional. Añadiendo el regreso a un entorno de demandas y exigencias, a un ritmo que hace cambiar nuestros hábitos de las últimas semanas, hace que se desarrolle este conjunto de síntomas caracterizado cómo: Irritabilidad, astenia, tristeza, apatía, insomnio, dolores musculares, tensión, taquicardia, ansiedad y problemas de estómago entre otros. Por lo que podemos decir que el síndrome postvacacional es un estado emocional que reacciona ante un cambio en nuestro sistema socio-biológico.

Desde la perspectiva de la “Inteligencia Emocional”, las emociones son la forma que tiene nuestro subconsciente de comunicarse con nosotros para avisarnos de que tenemos que actuar referente a una situación personal. De la misma forma que si al andar por la calle tropezamos y nos hacemos una pequeña herida, nuestro cuerpo nos avisa mediante el dolor para que prestemos atención a la zona dañada y demos las solución más adecuada para sanar dicha herida, nuestro subconsciente crea un estado emocional con el fin de que prestemos atención a una situación social relacional que necesita de una serie de actitudes para mantener en equilibrio.

Para superar el síndrome postvacacional, podemos escuchar y prestar atención a este conjunto de emociones y no rechazarlas cómo algo negativo. Nos están indicando que actitudes tenemos que “sanar” para afrontar el cambio de una forma congruente y feliz.

Observa que situaciones o momentos concretos de la vuelta al trabajo son las que desencadenan esas sensaciones de apatía, y ansiedad. Una vez identificadas crea una lista de los aspectos positivos que estas te aportan.

Por ejemplo: Si el madrugar te “irrita” esta es una actitud a “sanar”. Si el hablar de nuevo con el jefe o algún compañero te “hace perder la calma” esta sería otra actitud a “sanar”, y así sucesivamente.

Una vez identificadas las actitudes a sanar, crea una lista con los aspectos positivos que te aportan cada una de ellas. El mero hecho que centres tu atención en lo positivo hace que desaparezcan las creencias negativas sobre estas. Cuando se envían pensamientos positivos al subconsciente, este responde “tus deseo son ordenes” poniendo en marcha una serie de procesos químicos, haciendo que el hipotálamo libere serotonina, endorfinas, y otros neurotransmisores relacionados con la felicidad.

Por ejemplo:

MADRUGAR: Hace que mi mente esté mas despejada, pueda enfrentar de forma más activa los retos del día, aprovecho mucho mejor el tiempo, me siento más dinámic@, y me lleva a tener mejor actitud conmigo mism@ y con los demás. Hace que durante el día luzca mi mejor sonrisa. Me siento satisfech@.

RELACIONARME CON MI JEFE Y MIS COMPAÑEROS: Me permite compartir experiencias y reflexiones, me permito aprender nuevas ideas y que ellos aprendan de las mías, intercambiamos información que podemos usar como aprendizaje en la vida, siento que aporto algo a los demás, me siento socialmente activ@, Hace que durante el día luzca mi mejor sonrisa. Me siento satisfech@.

Este tipo de afirmaciones positivas llegan a nuestro subconsciente, y responderá “Tus deseos son ordenes”

¿Qué realidad le vas a pedir al genio de tu lampara?
Gema Marcelo.

No la podría definir como sombra. Una oscuridad propia de un pasillo largo y estrecho que desembocaba en mi habitación iniciando su estructura en la sala principal de la casa. Era una figura en fase o proceso de construcción que más adelante iba a tomar forma más humana.

Llevaba varios días con una corazonada: un mal presagio que rogaba y pedía con todo fervor que no sucediera. Que lo que era una simple intuición febril e imaginaria no podía hacerse realidad.

Los trabajos continuaban y su finiquitación estaba prevista para largo: En mi consciente reinaba cierta confusión que iba mediatizando mi actitud social así como condicionando mi comportamiento habitual.

Cuando ese consciente ha trabajado lo suficiente y se dispone a descansar, da paso a su colega el subconsciente y el mismo, deseando entrar en acción, (no en vano lleva todo el día esperando) se acoge al divertido juego de distorsionar tu desprotegido ego. Unas veces te involucra en sueños placenteros, amenos, eróticos; situaciones divertidas o simplemente preparar tu cuerpo y mente para que tu descanso sea eso: relajante y sin perturbaciones elucubradoras. Otras veces se ensaña contigo y lo que en principio sería dormir y descansar se transforma en un cúmulo de situaciones extremas y extrañas que rodeadas de tragedias y situaciones límite hacen el global de una pesadilla. Pero a veces, el colega subconsciente hila más fino y escudriña en lo más recóndito de tu mente para indagar lo que más ha preocupado al amigo consciente y sin mucho esfuerzo por su parte te lo plasma en realidad de forma que tus inquietudes o corazonadas negativas no sean un simple sueño sino momentos que estás viviendo.

Me incliné sobre la cama, sudorosa y alarmada. Temblorosa fijé la vista hacia el pasillo y esa figura tomaba forma y se acercaba lenta y cansinamente hacia mí. Esforzaba mis ojos para poder distinguir o apreciar de quién se trataba. Estaba a escasos metros de mí e identifiqué esa figura. Se trataba del cuerpo de un hombre de mediana edad que portaba algo entre sus manos, que a pesar de mi nerviosismo pude contemplar una maqueta. Navegando entre el terror y la resignación, el desespero y la pasividad recliné de nuevo mi cabeza sobre la almohada y pensé en lo trágico del destino.

El presagio. El motivo de mi desazón, de mi sinvivir, el culpable de mis pesadillas y elucubraciones mentales y desdicha se hallaba junto a mi cama que en un pose indolente portadora de una media sonrisa, entre la ironía y el más impertinente sarcasmo, me ofrecía la maqueta de la próxima, y quizás definitiva, remodelación de la Plaza de la Glorieta.

Un refundador de viejos mitos - Javier Puebla

POR XURXO FERNÁNDEZ

Javier tiene la saludable virtud de la frescura. Todo en él, desde el principio de su andadura (desde Aullidos de Anti-Realidad, a la excepcional Tigre Manjatan, fresca todavía en la memoria), destila, a partes iguales, ingenuidad y mala leche. Los mismos atributos austeros e irrenunciables de nuestro querido Mickey Spillane. Y de Robert Louis Stevenson, por supuesto.

Hace que las cosas vayan directas al subconsciente, como uno de esos elementos –naturales o no– que nos producen adicción inmediata.

Leía hace poco, en Nature, las conclusiones de un estudio de un grupo de científicos de la Universidad de Brown capitaneados por la doctora Julie Kauer. El campo de análisis era el enganche a la morfina. El corolario era curiosísimo. En palabras de la eficiente investigadora, el descubrimiento consistía en que "hemos añadido una nueva pieza al rompecabezas de cómo las drogas adictivas afectan al cerebro. Hemos mostrado aquí que la morfina provoca cambios duraderos en el cerebro bloqueando un mecanismo que creemos clave para la formación de recuerdos. Así, este hallazgo refuerza la noción de que la adicción es una forma de aprendizaje patológico".

Una droga, el aprendizaje, la memoria. En medio, el intrincado funcionamiento catalizador de nuestro cerebro. Bien por Brown. Bien por Nature.
He ahí el mismo razonamiento que uno usaría con otros objetivos. Como los puramente literarios. He defendido siempre, desde que leí Sonríe Delgado –finalista del Nadal de 2004–, que es muy fácil caer en la red del encanto de este escritor tan sugerente.

Leo el blog de Javier. Me sorprende encontrarme con tantas afinidades. Hallo delicadezas en sus inéditos:
"Hago cuanto puedo para no ser nunca fuente de la tristeza ajena. Muchas veces fallo, por supuesto." (de Sosiego, "antilibro de código abierto y escritura indescifrable"). O:

"Mantenerse es igual de difícil –o más– que avanzar". O:
"Lo viva, inteligente, rápida, cambiante y profunda que es la mirada de Gustavo Martín Garzo."

En resumen: me gusta mucho, y siempre me ha gustado mucho su mundo –interior y exterior–. Y sus lecturas: Martín Casariego, Lorenzo Silva, Michel Houellebecq, Siri Hustvedt –sobre todo en The Sorrows of an American–. Respecto de ésta, a mí me sorprende tanto como a él que se dé ese prodigio: dos genios que hacen pareja. Ella y Paul Auster. Como Lou Reed y Laurie Anderson. Sólo que sin asomo de tontería de ningún tipo. Única y exclusiva maestría, de un poderoso gusto por lo sublime.La novedad es que
Javier Puebla acaba de editar –en Algaida, nuevamente–, un libro indescriptible, La inutilidad de un beso. Le ha valido el XVIII Premio Internacional de Novela Luis Berenguer. En él rescata el valor del gesto de los Fairy Tales, de los Cuentos de Hadas.

Y lo hace con una maestría renovada, feliz, llena de recursos (entre ellos, el kafkiano), en el que, sin duda, es, ya, su cumbre creativa.

Describir la trama es inútil. La felicidad que produce, infinita. Su lectura, obligatoria.
v LA CASA DE LA MARQUESA. Casi parece un título de Doña Emilia Pardo Bazán. Pero no. Es la última aventura de nuestro amigo Alexandre Pereira, acompañado de Mercedes y Javier. Está en la Costa de San Domingos, n.º 2, subiendo para el CGAC. Cocina gallega tradicional renovada y –¡bendito sea Dios, por fin!– cocina japonesa, con sushi, sashimi y tantas cosas más –y en un ambiente muy acogedor–. Abría el pasado jueves. Les auguramos un espléndido y tumultuoso futuro.

vMOMO. Fiesta maravillosa, la de los 25 años de este pub. La gente todavía lo está celebrando hoy mismo. Enhorabuena.

vPACO MARTOS. Este formidable artista abría el viernes su Madrid-SCQ en la Galería José Lorenzo de la Travesía do Franco, 3, 1.º. Impresionante.

vFRANCÉS. Pendientes de más noticias sobre él –una expo en Salamanca y otras cosas– le han inaugurado megaescultura en el paseo fluvial de Oroso. Un nuevo logro de este gigante

Quiero ser población de riesgo

ANTONIO BURGOS

NOS hace falta un Plutarco como el comer. No sé cómo hablan tanto de lo transversal, tontería comparable a la sostenibilidad, si esto va de vidas paralelas. Lo diré con el ejemplo de dos ilustres representantes de nuestra más eximia cultura, numerarios de la Real Academia Española de los Jornales del Plató (de lentejás): Antonio David y Antonio Tejado. No sé si al jerezano Cantizano (que rima) o a mi admirado Jorge Javier Vázquez, pero llevo oído que las de Antonio David y Antonio Tejado son vidas paralelas. Como paralelas son las vidas y la fama sin causa justificada de Rociíto y de Chayo. Traduzco: todos viviendo a la rentable sombra de la tumba de Rocío Jurado. Si El Cid (el del poema, no el de Salteras) ganaba batallas después de muerto, La Más Grande sigue dando de comer a familias enteras que no la doblan.

Y hay más vidas paralelas. Plutarco tendría que echar aquí horas extraordinarias. Los palmeros y agradadores del Régimen ya han sentado plaza de plutarquillos y tocan todos los resortes del subconsciente colectivo («el imaginario», que dicen los pedantes, y que suena a juguetería) para que nos creamos que las de Obama y Zapatero son vidas paralelas, de modo que su próximo encuentro en la tercera fase de la Casa Blanca sea la conjunción planetaria que dijo la otra imbécil. Tanto nos pintan como paralelas las vidas del negro alto de la cabeza chica y del blanco sonriente con la percha dentro de la chaqueta, que ya no sabemos si Obama es el Zapatero negro o si Zapatero es el Obama blanco. Total, blanco o negro, lo importante es que el gato pase por liebre, que dijo Felipe González.

Pero nada como las vidas paralelas de la crisis y la gripe A por lo que respecta a las decisiones del Gobierno. A modo de Pasapalabra, podían hacer un concurso di-vi-no preguntando a la gente dónde está dando el Gobierno más palos de ciego, si con la crisis o con la gripe. Nunca hubo más freno y marcha atrás que en el tratamiento de estos dos problemas que le tienen quitado el sueño a la población, vulgo ciudadanía. Con la crisis, primero no la había, después era desaceleración. Luego la había, pero poquito, y tenían la culpa Bush y Aznar. Y cuando por fin se ahogó ya el último violinista de la orquesta del Titanic y se reconoció que había crisis, primero nos dieron 400 euros, luego nos los quitaron, más tarde hicieron el Plan E para levantar todas las aceras, luego prometieron 420 euros a los parados completamente caninos, posteriormente se los quitaron, y todo así.

Y con la gripe A, ídem de lienzo. Primero era porcina, y tenían la culpa los cerdos; pero no esos cerdos en los que está usted pensando, sino los cerdos propiamente dichos. Luego ya se admitió que había gripe. Pero que sólo palmaban los que tuvieran una patología anterior. Luego vino, y aquí es donde más vida paralela tiene la pandemia con la crisis, lo de la población de riesgo. Primero eran los niños población de riesgo. Luego, los jóvenes.

Más tarde los jóvenes no, los viejos. Ninguno de esos: las embarazadas, sentenciaron. No, las embarazadas tampoco: son los médicos, los maestros, las cajeras del Carrefour, los ventanilleros del banco de Santander y los repartidores de pizzas. No se ponen de acuerdo contra la crisis como no se ponen de acuerdo sobre la gripe A. Aclárense cuanto antes, por favor.

Díganme si la población de riesgo son los rubios, los madridistas, los partidarios de José Tomás, los agnósticos, los murcianos, los güinsurfistas, los peritos industriales o los señores bajitos. No por nada, sino para hacerme urgentemente de eso y que me vacunen. Y no tener que recordar como pregunta España entera en la voz de mirabrás de Belén Esteban, Princesa del Pueblo a la que el Ayuntamiento de Barcelona no le ha enchufado a ninguna hermana: «¿Y las vacunas, Zapatero?».
Logroño acogerá el 10 de septiembre un seminario para dejar de fumar por hipnosis, un sistema que garantiza la derrota al tabaco en una única sesión y que tiene una eficacia del 95 por ciento

MARÍA DEL M. SICART

En sólo dos horas los fumadores captan las herramientas precisas para dejar el tabaco
A pesar de la ley, en La Rioja aumentó en 5,63 por ciento la venta de cigarrillos.
Aunque la Ley Antitabaco no ha logrado disuadir a muchos fumadores y, de hecho, el consumo de cigarrillos ha aumentado un 1,29% entre los años 2006 y 2008, los perjuicios que causan a la salud y el impacto en el bolsillo de los consumidores, deberían ser razones más que suficientes para vencer este hábito. Para ello, el próximo 10 de septiembre se desarrollará en Logroño el primer seminario cuya finalidad es vencer este vicio mediante la hipnosis.

El seminario, organizado por el Instituto de Hipnosis, garantiza que en dos horas los asistentes tendrán las herramientas necesarias para dejar de fumar. Luis Navarro, quien ha hecho más de 700 sesiones en los últimos 5 años por toda España, asegura que con solo una sesión de hipnosis es suficiente para ser un ex fumador para siempre. «Con la hipnosis se deja de fumar sin sufrir el síndrome de abstinencia, más conocido como 'mono', ansiedad o engordar».

Navarro se formó durante ocho años en Estados Unidos, donde completó un master de Psicología en la Universidad de Santa Mónica, en California. Luego se especializó en hipnosis. Es hipnoterapeuta clínico y, hoy por hoy, es la única persona en España que está diplomada en dejar de fumar con hipnosis por la International Medical and Dental Hypnotherapy Association.

El cursillo

El seminario se divide en dos partes. En la primera, el experto explica a los asistentes cómo funciona la mente -el consciente y el subconsciente-, qué le impide a la gente dejar de fumar, ideas positivas asociadas a dejar de fumar, el síndrome de abstinencia y cómo funciona la hipnosis. Se hace una pausa y, en la segunda y última parte, el terapeuta «programa» a los asistentes para dejar de fumar.

«Hay que descubrir el entorno negativo que impide dejar de fumar. Nuestros pensamientos crean nuestra realidad. Los pensamientos negativos sobre dejar de fumar crean la realidad que impide abandonar el hábito. Cualquier idea que entra en la mente, el subconsciente la hace realidad. Por eso, no importa el tiempo que lleve, lo intensa que sea, el subconsciente la puede cambiar», asegura.

La eficacia del tratamiento está comprobada en un 95%. Todos los participantes reciben una tarjeta con la garantía por escrito. Esta garantía permite asistir gratuitamente a una sesión de refuerzo si ésta es necesaria.

El seminario cuesta 240 euros y la información adicional y reservas se pueden hacer en el 902.887.047. «El curso es una inversión en salud y es totalmente seguro. No hay ningún caso documentado de que alguien haya sufrido un daño o perjuicio en una sesión de hipnosis», recalca.


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Percepción de la muerte a lo largo de la vida

Por Boris Isla Molina


1. Introducción


Cada día hay más personas que manifiestan interés por saber algo, hacer algo más, experimentar, por leer algo... sobre la muerte. De hecho, hablar de la muerte es algo delicado y complejo, y a la vez absolutamente simple ya que es el final ineludible de nuestras vidas. Depende de la madurez y reflexiones previas de cada persona. En este trabajo voy a hablar del espacio que ocupa la muerte en nuestras sociedades, y de la manipulación ideológica de que es objeto. Además de la forma en que la muerte es vivida en diferentes etapas de la vida y cómo podemos ayudar desde nuestra naturaleza humana a las personas que viven cercenas a la muerte y cómo, a su vez, podemos permitir que ellos nos ayuden a nosotros mismos, enseñándonos cómo el sentido de la muerte puede dirigir nuestras vidas hacia una expresión enriquecedora de la muerte y el dolor.


El miedo que tenemos a enfrentar a la muerte es un miedo a algo desconocido, la muerte es una experiencia que nadie jamás en vida podrá conocer a ciencia cierta, por lo cual nos genera gran ansiedad. Nuestra tendencia es a alejar a la muerte de nuestro espectro de vida, sentenciarla al encierro hospitalario, o a los cementerios cada vez más compactos.


Si bien es cierto, tanto la muerte como el nacimiento están indicados por importantes cambios biológicos y culturales que puntúan la existencia de cada persona. En la muerte misma es la biología quien impone sus leyes entrópicas, no obstante nuestra cultura tradicional ha sabido encontrar elementos para postergar la muerte, el avance tecnológico ha producido el desplazamiento de la muerte principalmente al final del ciclo vital, cuando antes lo fue constante en cualquier periodo de la vida. Esto repercutió en nuestra conciencia de ella, y convirtió a la muerte en algo fuera de nuestra cotidianeidad. Dejo de hablarse de la muerte, por lo tanto se perdió la posibilidad de enfrentarla cara a cara. A cambio de eso encontramos a la televisión inundando de información distorsionada sobre la muerte a nuestros hijos, se produce así una paradoja, en la cual por temor a el impacto que pueda causarle el acontecimiento a nuestros niños le ocultamos la información, sin embargo permitimos que por medio de la televisión accedan a información contaminada con violencia que genera a su vez mayor ansiedad.


A lo mejor nuestro rechazo a la muerte es algo que se ha construido junto con nuestra evolución cultural, en el sentido que, nuestro desarrollo cultural occidentalizado se ha planteado en términos de seguridad planificada y predictibilidad, que se refuerzan en la matriz valórica, y de significaciones culturales que consideramos esenciales para vivir. La muerte ataca la misma raíz fundamental de los valores que estamos persiguiendo en nuestras sociedades. Se ve atacada la necesidad humana de vivir en un mundo predecible (fundamento de la ciencia) y que sea seguro, conocido lo cual va muy ligado al concepto de revelar los misterios antaño desconocidos por el hombre y hoy asequibles por la ciencia.


La muerte entonces es socialmente rechazada, en cuanto atenta con nuestro mundo material, el único que existe. Nos vemos culturalmente motivados a dedicarle menos tiempo a la muerte, por que el morir perjudica la productividad, la tristeza debe resolverse lo antes posible, dado que el mundo "real" requiere de los cuerpos y las mentes limpias de los que trabajan para su crecimiento. Esta vida en sociedad exige ciertos sacrificios, entre ellos el desconocer a la muerte como parte de este mundo, cerrar los ojos aún cuando el sol se retira cada anochecer para volver al día siguiente iluminándolo todo, cuando en cada otoño muere el mundo vegetal para verlo renacer a la primavera siguiente. El significado de la muerte se expresa claramente en la vida, pero la gente ve lo que los demás quieren que vean. Cuando por fin entiendan que en la muerte hay mucho mas que aprender sobre la vida que en la evitación permanente de la naturaleza, cuando por fin sean capaces de aceptar la muerte sin maquillarla de juventud, cuando nuestra tanatofobia seda paso al compartir con los muertos, solo entonces podremos comenzar a vivir, por que la única postura coherente y sólida ante la muerte, como ante cualquier otro evento o conflicto de la vida humana, es encararla, tomar consciencia de ella, conocerla hasta donde sea humanamente posible ; respetar y observar frente a frente es la fórmula para librarse de ello.


2. Percepción de la muerte del infante

El desarrollo psicológico del niño lo imposibilita para darse realmente cuenta del fenómeno de la muerte y sus implicaciones. Su aparato psíquico se encuentra en esta etapa centrado en su propia perspectiva y en la realidad vivenciada desde sí mismo, por lo cual su pensamiento presenta las características de egocentrismo y animismo entre otras, que distorsionan sus experiencias en la formación de su realidad configurada particularmente.


La falta de introspección y la incompleta cimentación de su individualidad, que aún está en desarrollo hacen que la muerte para el niño tenga un significado libre en gran medida de angustia y crueldad, por lo cual difiere de la significación adulta de la muerte. Sin embargo, el niño vivencia el fenecer como un viaje o un abandono, por lo que puede experimentarlo con mucha ansiedad y considerar esta dolorosa separación como un acto de agresividad contra él, ej. "la persona se murió por que no quiere estar conmigo".


Los niños asocian la muerte principalmente a la pérdida de su objeto amoroso más preciado, su madre, y con ella todas las garantías de cuidado y amor incondicional que solían protegerlo del mundo desconocido y hostil. Todo esto, además de temor le produce ira, pues como ya dijimos, el niño cree que la muerte es una afrenta contra él, dado que el morir es para él dejarse morir sin perder la vida, sino solamente alejándose como en un viaje. A su vez desconocen la posibilidad de su propia muerte dado que ésta constituye algo externo, ajeno, situación en la cual no hay amenaza vital. En este sentido los niños tienden a ver la muerte como algo remoto en cuanto la aversión que les provoca los obliga a alejarla hasta el punto que quede fuera de nuestra realidad. Ellos creen que el que evita la muerte, engañándola, no muere. Esta es una característica de su pensamiento egocéntrico, el cual no le permite entender la muerte por que va más allá de su experiencia personal, y además es consecuencia de que los niños tienen en parte la noción de la inevitabilidad de la muerte, sin embargo, desarrollan defensas psicológicas tales como el pensamiento mágico, para sobreponerse al sentimiento de indefensión que le produce.


Los psicólogos abocados a la investigación de la ontogénesis de las distintas capacidades a lo largo del desarrollo humano, han realizado diversos trabajos con niños. Ellos en sus distintos estudios encontraron que a los 4 años la idea de muerte es muy limitada, y el hecho de que ésta ocurra o se mencione su concepto no supone una emoción intensa, ni tanto positiva como negativa. Antes de esta edad el niño tiene ciertas nociones ligadas a la muerte, pero éstas se traducen en intuiciones emocionales ligadas a la ausencia de la madre.


Entre los 5 y los 7 años, los niños comienzan a entender que la muerte es irreversible, universal, o sea que todas las cosas que están vivas inevitablemente tienen que morir, también comprenden que todas las funciones de la vida terminan con la muerte. Según Piaget estas características se desarrollan cuando los niños pasan del pensamiento preoperacional al operacional concreto. Durante esta etapa el niño busca reafirmar su conocimiento objetivo, y vuelca sus esfuerzos al entendimiento de las pautas de su cultura. En este sentido los códigos de significación cultural constituyen una buena base para la elaboración más acabada del concepto de muerte. Las explicaciones fantasticas ya no le son funcionales, pasando de un razonamiento mágico a un pensamiento materialista positivo. Aún más, en esta etapa la muerte adquiere una connotación emocional mucho más intensa para el niño, que comienza a temer la muerte de sus seres queridos. El hecho de morir se tiñe en su mente con las ansiedades de su cultura, y pese a no tener conciencia de la posibilidad objetiva de morir, si reconoce a la muerte como una clara experiencia humana.


Ya a la edad de 8- 10 años acepta que todos moriremos, asimila con todo realismo el hecho de tener que morir más adelante.


No todos los autores concuerdan en cuanto al grado de consciencia real que tienen los niños sobre las diferentes dimensiones de éste acontecimiento, y prefieren hablar de etapas no tan marcadas y otorgar un poco más de flexibilidad en el desarrollo de la elaboración de un concepto tan complejo como lo es la muerte. De esta manera hablar de etapas sin referentes en el plano etario es útil para captar la secuencia del desarrollo o formación del concepto. Diversos autores reconocen ésta secuencia de etapas como adecuadas:

1º etapa en que el niño es incapaz de comprender el problema de la muerte.
2º etapa en que la muerte se relaciona con una ausencia provisional.
3º etapa en que la muerte se integra en una imagen del mundo mediante elementos culturales.
4º etapa en que el niño elabora la idea de su irremediable destrucción.


El hecho de que la cultura otorgue un espacio dentro de su dinámica donde el dolor y la muerte se resuelvan, mantienen la armonía de su continuidad.


Una cultura debe estructurar este dolor por que su sentido se configura a través de las historias personales que la atraviesan. El orden y la continuidad de la misma depende de la construcción simbólica de rituales que orienten la identidad de todos los individuos a la conformación de la unidad estructural y funcional de la cultura.


Ahora bien, basta dar una mirada hacia el interior de nuestra cultura y nos encontramos con la sobreexaltación de la vida, basada en su energía, en su dinámica y en su desarrollo, una cultura que esconde a sus moribundos en hospitales donde no logren infectarnos con la muerte y que reducen las tumbas en los cementerios donde cada domingo cientos de personas caminan sobre los cuerpos de nuestros ancestros que simbólicamente yacen extendidos en el césped. Nuestra cultura no acepta la muerte, la arroja lo más lejos de sí para no entorpecer su funcionamiento. En esta cultura la muerte debe ser un proceso rápido, dado que se ha convertido en un tabú, así como alguna vez lo fue el sexo. Esta situación disminuye las posibilidades de que logremos un duelo verdadero, dado que el duelo negado es el peor de los duelos.


El niño quiere saber que ocurre cuando está frente a la muerte, busca la respuesta en sus padres quienes no confían en su capacidad de entender la situación, y creyendo protegerlo lo envuelven en un manto de fantasía. Nuestra cultura nos enseña a proteger a nuestros hijos de algo que es tan natural como la vida misma y lo único que logramos es condenarlos a una vida a medias, una vida orientada al absurdo de la imposible eternidad, una ansiedad perpetua, una vida irreal.
Entonces el niño calla al ver la cara de sus padres timoratos ante la muerte y calla para protegerlos, el sabe que odiamos a la muerte y lo que le espera como herencia es este odio, quien odia la muerte odia a la vida y por lo tanto se odia a sí mismo y vive temiendo.


Un niño solo requiere expresar sus emociones, sus temores, sus inquietudes, solo requiere de un adulto capaz de escucharlo y saber explicar con palabras simples y sensibles qué es lo que ocurre, sin mentiras. En este sentido la religión puede ser muy beneficiosa, siempre y cuando su acción esté dirigida a resolver los conflictos humanos existenciales en la forma más honesta, evitando la sobreexplotación de artificios y que pueda brindar un soporte espiritual para el niño.
Desde el punto de vista del psicoanálisis, la muerte es tan poderosa que nuestros impulsos dirigidos a ella constituyen parte de nuestra personalidad. Estos impulsos no son privativos del hombre, dado que operan en todas las criaturas vivientes y tienden a reducir la vida a su materia inerte original, estos impulsos son los responsables de las tendencias destructivas y agresivas. Esto se traduce en que parte de nuestra naturaleza busca la muerte, se dirige a ésta como también se dirige al amor. Esta dualidad posee al niño en su corporalidad y en su psiquis, por eso a temprana edad inician su exploración con la muerte de pequeños seres vivos, buscando la forma para asegurarse a sí mismo su individualidad y su potencia, actuando con superioridad ante estos seres, pero a la vez reteniendo sus impulsos agresivos e identificándose proyectivamente con sus víctimas. Esta experiencia condiciona de manera inevitable una buena parte de las respuestas del niño y su desarrollo cognitivo respecto al concepto de muerte.


En la medida en que el niño va desarrollando más destrezas tanto en el área biológica, social, cognitiva y emocional el concepto de muerte va evolucionando hacia causas más abstractas, como "enfermedades", "hacerse mayor", etc. el punto de cambio para esta parte del concepto de algo concreto a algo abstracto parece situarse alrededor de los 7 años. A esta edad se produce en el niño un gran temor en cuanto a su salud dado que la relación que establece entre la enfermedad y la muerte lo atormenta cuando él está enfermo, cualquier síntoma; fiebre, catarro, estornudos, etc. le hacen creer que se va a morir.


Los niños que se ven enfrentado al hecho de la muerte presentan una serie de reacciones, que si bien pueden no darse en un orden específico, ni aparecer todas ellas, si nos sirven para comprender el cómo lo vivencian en general:


1. La negación: el niño niega que la muerte haya ocurrido y parece que ésta no le ha afectado. Normalmente esto significa que la pérdida ha sido demasiado grande para él y que sigue pretendiendo que la persona en cuestión está viva.
2. Aflicción corporal: la muerte produce en el niño un estado de ansiedad que se expresa en síntomas físicos y/o emocionales.
3. Reacciones hostiles contra el difunto: el niño toma la muerte de una persona o animal como una afrenta personal por parte del difunto, que lo ha abandonado.
4. Reacciones hostiles hacia otros: el niño, generalmente, culpa a otros de la muerte acaecida.
5. Sustitución: el niño rápidamente comienza a buscar el afecto de otros con el fin de sustituir la figura del difunto.
6. El niño asume las maneras del difunto, intentando conseguir sus mismas características.
7. Idealización: el niño sobrevalora las cosas buenas del difunto y elimina los recuerdos de sus defectos, llegando incluso a falsear los recuerdos respecto al carácter y la vida real del difunto.
8. Reacciones de ansiedad y de pánico, preocupándose por quién le cuidará en el futuro.
9. Reacciones de culpa: el niño puede pensar que la muerte tiene que ver con que «es malo» o ha tenido mal comportamiento, y elaborar a partir de aquí fantasías de muerte.


El dato esencial es que toda muerte requiere un duelo, y esta es una ley de la naturaleza, dado que si bien la estructura cultural de la vivencia varía, el sentido de la perdida es universal, con distinto matiz connotativo emocional, pero que no obstante revela su cualidad netamente humana.


El niño debe poder desidentificarse de la causa de la muerte y estar desprovisto de todo deseo de muerte inconsciente (los cuales llevan en sí sentimientos de culpabilidad o remordimiento) además debe elaborar y aceptar a través de su experiencia la propia muerte futura en tanto que destino.


3. Percepción de la muerte del adolescente

La adolescencia se expresa en las siguientes necesidades: mayor autonomía, necesidad de estabilidad y seguridad, reconocimiento del grupo de amigos y necesidad de diferenciación. Estos podrían considerarse un buen marcador de la etapa, sin embargo la falta de un hito psicológico que determine el cambio de etapa hace necesario un espacio social de soporte para el adolescente en su lucha por integrar su identidad, este espacio estaría constituido por la familia. La falta de este soporte trae graves consecuencias al adolescente quien ve como se ve absorbido por situaciones que escapan de su control, apareciendo sentimientos de incontrolabilidad ante factores sociales, políticos y económicos para construir un proyecto de vida. Las características de esta etapa hacen del adolescente un ser muy vulnerable a sentimientos ligados a la autodestrucción. La muerte en estos casos puede presentarse como una alternativa favorable en pos de darle fin al dolor psicológico que abruma al adolescente. El considerarse solos, alienados, que no son amados pueden constituir motivos suficientemente fuertes como para elegir extinguirse, para comprender esto es necesario pensar en que el joven está esencialmente volcado hacia las relaciones con otros y su aceptación, por lo que hasta los fracasos académicos adquieren una fuerza desconocida dado que en estas actividades sociales el joven va configurando su autoconcepto. Otros puntos de vista versan sobre el suicidio adolescente no como una fuerza o tendencia a la autodestrucción, sino más bien como una súplica por llamar la atención y pedir ayuda, por lo que prefieren hablar de prevención considerando el mejor modo de hacerlo, el tomar conciencia del cuidado del adolescente y ser sensible a sus peticiones.


En otro sentido, el adolescente vivencia la muerte como un hecho romántico, entregando su vida por la lucha por ideales, el ejercito, etc. a los jóvenes les importa mucho más la calidad de la vida que la cantidad, este es otro factor que acerca a los jóvenes al suicidio. Dentro de su desarrollo mantienen una idea egocéntrica llamada "fábula personal" la cual les hace creer que pueden tomar cualquier clase de riesgos dado que a ellos jamás les ve a ocurrir nada, manejan imprudentemente, toman decisiones descabelladas, experimentan potentes drogas y formas de placer.


Cuando los adolescentes se encuentran cara a cara con la muerte reaccionan de maneras sorprendentes y contradictorias, elevando algunos las cuotas de misticismo o religiosidad. O bien otros jóvenes enfermos optan por negar su condición y hablan como si se fuesen a recuperar aunque tienen la certeza de que eso no será así. Sin embargo pese a lo dramático de esta situación y a los problemas que acarrea la utilización de mecanismos de defensa en cuanto a la elaboración e integración de los hechos sin distorsión, la negación y la represión de las emociones constituyen herramientas útiles que ayudan a muchos jóvenes enfermos a tratar y superar este golpe agobiante para sus expectativas de vida. Los jóvenes enfermos por lo general están más enfadados y disgustados que reprimidos. Ocupan mucho menos tiempo en pensar en el suicidio en comparación a adultos de la misma condición, y probablemente están mucho más dispuestos en buscar a alguien a quien culpar.


Las distintas maneras de reaccionar ante el hecho de la muerte inminente está supeditada en gran medida al estilo de personalidad.


4. Percepción de la muerte en adultos jóvenes

Los adultos jóvenes están abocados al término de sus tareas sociales, y se encuentran ansiosos por desarrollar sus planes de vida, para lo cual ya se encuentran capacitados. Su gran tarea es lograr la intimidad para lo cual destinan una no menospreciable cantidad de su tiempo y energía. La muerte es algo lejano, asumido como algo inevitable, sin embargo con una certeza inconsciente de que a uno jamás le va a pasar, comienza la carrera por la consecución de lo que uno pueda llegar a ser, y junto a quienes ame, construir una vida plena de satisfacción.


Para un individuo que se encuentra en esta etapa de la vida, la aparición de una enfermedad catastrófica se vivencia como algo muy frustrante y difícil de llevar debido a la imposibilidad de conquistar las metas anheladas. Su trabajo no ha valido de nada y esta injusticia lo enfurece, es el paciente más conflictivo y el más lábil emocionalmente, a esto se suma la dificultad del personal que por lo general tiene la misma edad que el paciente para tratar asertivamente a un desahuciado de su mismo grupo etáreo.
Estos adultos piensan de manera evasiva, rehuyen de la muerte pues es un tema que no les agrada.


5. Percepción de la muerte de un adulto intermedio

En esta edad se produce la defunción de los padres, y este hecho constituye el motivo por el cual es en esta etapa donde se instala la certeza de la muerte en nuestros corazones, en esta etapa sabemos muy adentro que de veras moriremos. Sin embargo este no es el único dato sobre su condición que recibirá en esta época; los obituarios comenzaran a llenarse con nombres conocidos, los organismos e instituciones enviaran información sobre nuestra condición y se encargará además de hacernos saber que tan aceptados seremos en el mundo en el que supuestamente nosotros (los de esta etapa) tenemos el poder. Los adultos intermedios cambian el referente de su cuenta de edad, pues ahora los días que faltan son mucho menos que los que ya han pasado. Esta sensación de limite impulsa al sujeto a buscar sacarle provecho a lo que le resta de vida, y nace un nuevo ímpetu por hacer mayores cambios en su vida. La evaluación a la que se someten será crucial en cuanto una vida satisfactoria propugna integridad y autoestima, y por el contrario la inconformidad genera desesperanza, frustración y un sentimiento de vacuidad.


6. Percepción de la muerte en ancianos

La muerte puede sobrevenir en cualquier etapa de la vida, sin embargo el orden natural supone que se produzca al final del ciclo completo, cuando su cercanía forma ya parte de la experiencia cotidiana. En esta edad casi la mayoría del tiempo está destinada a la solución de asuntos acerca de la muerte y están significativamente menos ansiosos que los adultos intermedios con respecto a la muerte.


Es necesario considerar que el mundo frente al cual se enfrenta el anciano es un mundo distinto, irreconocible, perturbador, obviamente que nuestra es la responsabilidad de que no le sea hostil. Antes su mundo estaba poblado por determinadas personas que fueron muy significativas en su vida. Con el correr de los años todo eso de alguna manera, por no decir literalmente, ha desaparecido. Es probable que los problemas cotidianos de hoy le resulten algo abrumador e inexplicable. Ante esta situación uno puede entender el por qué los abuelos están cansados de la vida, y por qué es tan natural que muchas veces los inunde la tristeza.


La gran tarea del anciano es reorganizar sus pensamientos y sentimientos para aceptar su propia muerte. Los problemas físicos impiden que el anciano vea las cosas de un modo alentador y placentero, al contrario, esto se suma a la lista de estímulos que lo abandonan a la muerte.


Cuando la persona ha construido un autoconcepto estable y satisfactorio, y cuando ha sido rodeada de amor logra concebir de manera más tranquila su propia muerte, aceptando este final natural.


7. Enfrentar la muerte

La forma en que nos dispongamos frente a la muerte definirá nuestro proceso de muerte, por que ¿qué es la muerte, sino un nacer a otra cosa ? como plantea la doctora E. Kübler-Ross ; quien dice que la muerte no es más que un pasaje hacia otra forma de vida. Esta profesional de la salud supo comprender el real significado del término "salud" y lo aplicó a sus moribundos, esos tantos que lejos de ser sustancias en desecho, son verdaderos maestros de la vida, por que allí donde ésta se extingue aflora todo su esplendor, al acompañar la muerte se nos regala la belleza de la vida, cuando el último aliento adorna nuestras caras con expresiones de felicidad por que algo se ha descubierto, en nosotros mismos.


Volviendo a lo nuestro, Kübler-Ross después de realizar una cantidad de estudios de campo inimaginable sobre enfermos terminales , dio a conocer la existencia de 4 etapas de la muerte y la agonía, las cuales serían:


1. negación: cuando una persona se entera de que sufre una enfermedad mortal su primera reacción es la negación, aquel mecanismo de defensa que ante la evidencia nos hace decir "no, no puede ser", esto constituye una autosugestion que implica la no aceptación de la condición, la persona se convence de que ha habido errores en los resultados de laboratorios o radiografías y cambiando de médico para obtener otra respuesta. La negación es un mecanismo normal que nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra vida en relación al tema de la muerte, y la negación parcial de ésta hasta se hace necesaria para asumir algunos riesgos, pero ante la noticia de una muerte inminente se hace total. La negación permite una tregua entre la psiquis y la realidad, le otorga el tiempo al individuo para pensar su muerte de manera más distanciada, buscando la adaptación del evento que ha asaltado su psiquismo de manera muy abrupta. La negación constituye un mecanismo de amortiguación del efecto.


Es importante destacar que la negación, a su vez, no es un fenómeno absolutamente individual, dado que nuestra cultura poco a poco ha ido negando los eventos de la muerte, no se habla de ella, los velatorios se trasladaron de la cama de la propia casa donde se era acompañado por gran cantidad de familiares y amigos, a una camilla de terapia intensiva, con restricción de visitas y con la soledad que un lugar tan descarnado como ese provoca.


2. ira : cuando el enfermo acepta por fin la realidad se rebela contra ella, y nace la pregunta ¿por qué yo ? la envidia comienza a corroer el alma, que injusto es que me haya tocado a mi morir, deseos de tener la vida de los demás, su ira inunda todo a su alrededor, nada le parece bien, nada le conforma. Todo lo que ve le produce un agudo dolor, recordar su condición le inunda de odio y rencor, esta etapa se caracteriza por la negación de dios, los insultos. Su autosestima está atropellada por no ser él el elegido para permanecer con vida. Los enfermos en esta etapa necesitan expresar su rabia para librarse de ella.


3. pacto o negociación: se asume la condición, pero aparece una tentativa por negociar el tiempo, se intenta hacer un trato, dado que en vida este recurso más de alguna vez lo sacó de algún apuro, aunque la realidad le indique que para eso es demasiado tarde, ej. El eterno fumador que cuando se entera que tiene cáncer promete no fumar nunca más. Los adultos en estas circunstancias se vuelven regresivos, pidiendo tiempo a cambio de buena conducta. La gran mayoría de estos pactos son secretos y sólo quienes los hacen tienen consciencia de ello.


4. depresión : esta aparece cuando se tiene conciencia de que todos los pasos anteriores fracasan ante el desarrollo de la enfermedad que provoca gran invalidez, dolores u hospitalizaciones continuas. Las consecuencias psicosociales que acarrea una enfermedad catastrófica, entre ellas ; decadencia física, imposibilidad de trabajar o desempeñarse en tareas habituales, problemas económicos y familiares, sensación de inutilidad y de constituir una carga innecesaria, provocan en el enfermo un estado natural de depresión. La depresión es producto de lo ya perdido, pero también un proceso de preparación ante la propia muerte. En esta etapa, es saludable para el enfermo expresar la profundidad de su angustia en vez de esconder su dolor.


5. aceptación: requiere que la persona haya tenido el tiempo necesario para superar las fases anteriores. La persona ha trabajado con la muerte a través de la ansiedad y la cólera, y ha resuelto sus asuntos incompletos. A esta etapa se llega muy débil, cansado y en cierto sentido anestesiado afectivamente. En su lucha por desprenderse del mundo y de las personas prefiere estar solo, preparándose para morir, durmiendo demasiado, a lo mejor en un proceso de evaluación mnémica que es una experiencia privada y personal. El paciente ha comenzado a morir, a renunciar a su vida en paz y armonía, en esta etapa no hay ni felicidad ni dolor, solo paz, el dolor está en quienes rodean al enfermo, éste solo desea el silencio para terminar sus días con un sentimiento de paz con sigo mismo y con el mundo.


Estas etapas no se dan rigurosamente como una secuencia invariable, alguien puede morir enojado con el mundo, o sin jamás aceptar la muerte por que su amor a la vida es más fuerte que su paz interior, por lo general quien no desea morir llegando su hora ha dejado algo pendiente, resolver sus asuntos de la mejor forma puede ser un incentivo para el buen morir. Lo importante es que a través de estas etapas Kübler-Ross supo plasmar una anatomía psíquica de la muerte, acompañada de todo su carácter emocional, ahora algo podemos entender el proceso de la muerte, para poder aceptar su llegada de mejor manera.


8. La pena de muerte y el duelo

Como ya he repetido antes toda muerte exige un duelo, o sea una elaboración e integración del acontecimiento de la muerte como parte de la vida de un sujeto, se debe asimilar hasta el punto de reconstruir la vida sin el ser amado, recordándole con amor y cariño, y comenzar el desarrollo de una vida normal, cumpliendo con todas la exigencias sociales.


La muerte es un hecho muy duro, tanto como para quien lo vive como para los que lo rodean (sobrevivientes). Estos últimos deben aceptar su aflicción, o sea el hecho objetivo de la perdida y el cambio de su condición social de vida en cuanto a la desaparición de la persona muerta. Así una esposa debe asumir su condición de viuda, por ejemplo.


Una cultura debe estar dispuesta a resolver el problema del dolor de sus miembros por medio de rituales y ceremonias, y en resumen por medio de espacios para elaborar la pérdida con un gran soporte social. Por ello sus condiciones de luto serán primordiales para lo que a salud mental se refiere. Esta acción eminentemente cultural permite abordar la muerte desde una mirada social de reconocimiento de sus miembros, como una pérdida total de la cultura y no una difusión particular sin importancia. Las culturas deben estructurar el dolor por medio de tradiciones y ritos que ayuden a sobrellevar el dolor.


La forma en que sentimos la pérdida como algo muy doloroso tiene gran importancia. La persona afligida debe aceptar la dolorosa realidad, para ello debe dejar el vínculo con la persona fallecida, organizar la vida sin esa persona y desarrollar nuevos intereses y relaciones. Para poder describir una pena normal debemos mencionar las etapas que subyacen en ella:

• Fase inicial: (varias semanas) la muerte se vive como algo impactante e increíble, los sobrevivientes se sienten muy abrumados, aturdidos y confundidos. Estas condiciones constituyen en algún aspecto una defensa de los dolientes para protegerse de sus reacciones intensas. Todo este periodo está acompañado de un fuerte correlato fisiológico, emocional y psicológico que vulnerabiliza en demasía al individuo. Tiene accesos de nauseas y un profundo sentimiento de vacuidad por la impotencia ante la vida.

• 2º fase: (6 meses o más) persiste la preocupación por la persona fallecida. Realiza un gran esfuerzo por entender la muerte sin lograrlo debido a que no es capaz de aceptarla, en esta etapa hay mucho llanto, insomnio, fatiga, pérdida de apetito, etc. este periodo de crisis es necesario, pues en medio de este dolor se evalúa emocionalmente la relación que en vida tuvo con el fallecido. Para elaborar la muerte esto es esencial, dado que en este periodo se rescata la intensidad de las emociones compartidas y se tiñen los recuerdos para revivirlos hasta la eternidad.

• Fase final: el tiempo es muy variable, esta es el periodo de la resolución, la persona reanuda el interés por sus actividades diarias, recordando al muerto con cariño y tristeza en vez de dolor y nostalgia. Se asume la idea de que la vida continúa y de que existen otros motivos por los cuales luchar.


Cuando deformamos el dolor que sentimos por el fallecido nos arriesgamos a vivir una pena patológica, es muy probable que a la base de ésta exista un desorden de la personalidad o una relación altamente dependiente u hostil con el fallecido. Muchas veces se vivencia la pena de esta manera debido a las circunstancias traumáticas en que pudo ocurrir el episodio de muerte y la prestancia social de apoyo deficiente que pudo sufrirse. Esta forma distorsionada de elaborar la pérdida puede traer con sigo la presencia de hiperactividad conpulsiva, identificación patológica con la persona muerta, deterioro físico, depresión, culpa, ira, etc.


9. Terapia para el dolor
La Tanatologia, como disciplina de ayuda profesional, concibe integralmente a la persona en su ser bio-sico-social-espiritual, para vivir en plenitud. Proporciona ayuda profesional al enfermo terminal y a sus familiares, a personas con ideas suicidas y a todo individuo que haya tenido una pérdida significativa.


El apoyo de la tanatología como alternativa para revalorar la vida descansa en el principio de la condición mortal de todo ser humano. ¿Cómo condiciona o determina la vida de un individuo este principio del cual no existe la menor duda? La respuesta es variable de acuerdo a las convicciones y circunstancias personales, pero de una u otra forma tiene que asimilarse este hecho. De ahí la importancia de aprender a elaborar el propio duelo no como una carga lóbrega sino como un acontecimiento necesario en la vida, y, en base a ello, vivir plenamente el "más acá" de la muerte. Se sugieren dos caminos para aproximarse a ella: por la vía teleológica en base a la propia imaginación y por la reflexión de acontecimientos de muerte - como las enfermedades incurables -, la misma muerte de familiares o amigos muy queridos o del dolor que se experimenta por separación del ser amado, que es una forma de vivir la muerte.


El cómo ayudar a las personas a resolver la muerte constituye una tarea ardua, y más aún en una sociedad donde la muerte se suele ocultar. Es primeramente necesario comenzar por la educación infantil, ayudando a los niños a disminuir su ansiedad hacia la muerte, o sea se debe educar al niño a nivel cognitivo impersonal por medio de la enseñanza cultural (escuela) y a un nivel emocional personal (en el seno familiar).


La tanatología cumple un papel fundamental, su nombre proviene de Thanatos: muerte; y Logos: que quiere decir tratado, constituye una disciplina que proporciona ayuda profesional al enfermo terminal y a sus familiares, a personas con ideas suicidas y a todo individuo que haya tenido una pérdida significativa.


La ideología de esta disciplina versa sobre los siguientes puntos:
A) La muerte y el miedo a la muerte son fuente de muchos de los problemas humanos. Eliminar estos miedos es dar vida: vida a plenitud, vida llena de calidad.
B) El suicidio es un mal que se puede prevenir. En la mayoría de los casos, quienes tienen ideas suicidas prefieren recibir ayuda adecuada, en lugar de fabricar su propia muerte.
C) Por último, de acuerdo con Kubler Ross, creo que el amor incondicional es un ideal asequible.


En suma, la meta última del tanatólogo es orientar al enfermo hacia la aceptación de su realidad, aceptación que se traduce en ESPERANZA REAL. En ella está contenida el verdadero sentido de la vida. Esto incluye una mejor calidad de vida, la muerte digna y en paz.


La educación para la muerte tiene ciertos objetivos que vale la pena revisar, entre ellos están; ayudar a crear en las personas sistemas de creencias propios sobre la vida y la muerte, pero no en un sentido de fantasía enajenante, sino como una revelación intima del sentido de la muerte que presupone su aceptación como algo natural, también tiene por uno de sus objetivos el preparar a la gente para asumir la muerte propia y la de las personas cercanas al individuo, enseñar a tratar humana e inteligentemente a quienes están cercanos a la muerte. Entender la dinámica de la pena desde un punto de vista muy humano, donde se acentúe la importancia de las emociones más que cualquier otro aspecto de la psicología.


"Por último, la tanatología se propone con su educación y trabajo, hacer de la agonía una actitud lo más positiva posible, destacando la importancia de minimizar el dolor, ofreciendo cariño, cuidado personal, involucrando a la familia y a los amigos cercanos, en el cuidado de la persona agónica y siendo susceptible a los deseos y necesidades del moribundo."


Una terapia para el dolor debe contemplar la expresión de la pena y sus sentimientos de pérdida y culpa , apoyar en el moribundo la revisión de sus relaciones, e integrar la muerte dentro de la vida. A su vez debe brindar ayuda práctica y emocional, por medio del encuentro de personas que sufren un proceso parecido, y con la confianza de que al ser un proceso natural las personas disponen de las herramientas para superar esta situación.


Es muy importante para las personas explorar sus actitudes hacia la muerte, involucrarse afectiva y cognitivamente con ella ayuda a descubrir cuáles son nuestros temores frente a ella y como podemos superarlos.


10. Significado de la muerte

El sentido de la muerte se encuentra en la vida misma, en cuanto sabemos que vamos a morir, dirigimos nuestros esfuerzos hacia la vida intensamente vivida, el morir nos enseña a amar, querer, recordar. La muerte postergada hacia la eternidad no puede sino constituir el mas absurdo de los absurdos. En cuanto ésta dejaría de ser fuente de vida, vivir en el más acá, requiere la certeza de la finitud. La muerte es un espejo en el cual contemplamos nuestra vida entera, la historia personal se perfila hacia un proyecto común de todos los hombres, de los que están y los que vendrán, el dialogo del espíritu con el corazón, resuelven su acuerdo de vida en un instante, el corazón ofrece energía para la acción, y el espíritu ofrece un viaje hacia el crecimiento. Entender esto, significa entender que la vida misma no es más que un periodo pequeño de nuestra existencia.


La vida cobra sentido en cuanto se revela como un transito, morir es cambiar de estado y el bien morir puede ser entendido en términos de desprenderse finalmente de todo lo material que nos confina a este mundo para facilitarnos el paso a la eternidad. El bien morir es estar dispuesto con humildad a despedirse de la vida, entregar la existencia que nos fue dada, sin rencores ni arrepentimientos, sin culpa y sin dolor.


¿por que vivir si sabemos que vamos a morir ?
por que en la vida encontramos el significado de la existencia y en la muerte encontramos el significado de la vida, el convencimiento de nuestra muerte nos impulsa a trabajar, a hacer, a producir, sin posponer inútilmente nuestro destino. La presencia de la muerte nos pone frente a nuestra responsabilidad, que es la de hacer de la vida el sentido mismo de la existencia.


11. A modo de conclusión
Quisiera, a partir de este pequeño análisis de la muerte abordar un tema muy conflictivo, a modo de conclusión, en lo que se refiere a la sociedad ante el problema de la muerte. Se trata de la eutanasia definida como una teoría o práctica que defiende la licitud de acortar la vida de un enfermo incurable, para poner fin a sus sufrimientos físicos y psicológicos. A partir de las "ventajas" entregadas por la tecnología podemos alargar la vida aún en condiciones de extremo daño físico, sin embargo muchas personas defienden la idea de la eutanasia pues asumen que es necesario que prevalezcan los criterios de calidad de vida por sobre los de cantidad de vida.


El día 9 de noviembre de 1999 se realizó, en el auditorio de la facultad de medicina de la universidad de la Frontera de Temuco, una charla con respecto a este tema llamada "eutanasia: el derecho de morir o asesinato" en esta sala se reunieron las opiniones de un médico el doctor Arturo Pinto, un asistente jurídico la sta. Claudia Turra, desde el plano de la ética se presentó la sra. Margarita Zeggy y como representante de la religión se presento el padre Luis Acuña.


La posición del doctor Pinto estaba sustentada en la ética profesional del médico, y dado que el hombre constituye una unidad, los valores que como médico había jurado defender estaban a su vez en el seno de los valores que como ser humano lo definen. El doctor pregunta: ¿matar tiene justificación? yo creo que no, y mucho menos como profesional de la salud. Es necesario, comenta, que se tome en cuanta la importancia de esta situación, dado que la relación del médico con el paciente está basada en la confianza del segundo que deposita su vida en las manos del primero, a su vez el médico a jurado luchar por la vida de las personas a toda costa, haciendo lo posible por ayudarlo en su condición de enfermo. Si el médico ofrece la muerte se quiebra el vínculo entre paciente y médico.


El doctor finaliza con una reflexión, ¿es lícito decidir ser esclavo ? no, no lo es estamos condenados a nuestra libertad, tampoco debe de sernos licito decidir morir, pues estamos condenados a la vida.


La sta. Claudia Turra plantea el término de eutanasia como una figura delictual que recibe una sanción penal por parte del estado. El estado modera la interacción de las personas y dirige su actuar en forma bastante determinante, esto significa que el estado con su pena, priva de libertad, por que existe un bien jurídico afectado que el estado trata de proteger mediante el castigo.


Sin embargo, al considerar la eutanasia como el derecho a bien morir, asumimos el hecho de que nuestra vida nos pertenece en nuestra corporalidad y el derecho penal defiende nuestra vida de la acción de otros. La decisión de morir pasa por el sujeto solamente evitando de esta manera entrar en criterios utilitaristas de la eutanasia.


El problema que se suscita en la legislación de la eutanasia es el responder a su cuestión ética ¿puede un tercero intervenir en la muerte, aún siendo consentida por el actor ?, jurídicamente la respuesta es no . la muerte consentida se puede extrapolar al asesinato consentido, o sea al aprobar mi propia muerte cualquiera que yo desee puede matarme.


Por eso la eutanasia requiere un análisis contextual, si la causa de la motivación a morir es una falta de cuidado, o una carencia afectiva, la muerte no se puede permitir.


La sra Margarita Zeggy considera que la discusión sobre este tema pasa por el bien morir y el bien vivir, en este sentido el amor propio nos puede impulsar al deseo de muerte. Al hombre hay que entregarle la libertad que posee como derecho propio, por que se confía en él, pues es perfectamente capaz de evaluar sus propias condiciones de vida como para asumir este tipo de responsabilidad.


La eutanasia se enmarca en un plano multidimensional que toma aspectos ; emocionales, de consciencia, costumbres, valores, y además es un problema eminentemente social por lo que debe resolverse en esta esfera. El cómo resolver estos problemas asumiendo que engloba aspectos que van mucho más allá del individuo, pasa por el otorgar la importancia que le corresponde a la emoción en la toma de decisiones a este respecto.


El ambito de los derechos humanos apunta a los derechos a la vida, buscando reafirmar la condición humana, en este sentido la ética se plantea en dirección a la calidad de la vida, el derecho a morir como se ha vivido. Aunque esto signifique el cese de la vida, se reafirma el derecho a vivir y morir bajo nuestras propias convicciones.


Desde la religión el padre Luis Acuña plantea que el hombre está constituido a imagen y semejanza de Dios, es más somos parte de dios. La muerte es un evento natural, es la voluntad de Dios, tenemos acaso el derecho supremo de contradecir los dictados del señor.


El valor de la vida humana es el fundamento de la convivencia, no se puede sujetar a consenso, por que no puede estar en manos de nadie, sino sólo de Dios (lo que Dios creó, solo Dios puede destruirlo).


El proferir la propia muerte niega el deber que tenemos para con los demás, por que yo no solo vivo para mí. La vida es un bien aquí en la tierra y es útil en la relación entre nosotros los hermanos. El suicidio, por que eutanasia yace en el limite entre el suicidio y el asesinato, es el rechazo a la soberanía de dios, es la renuncia a lo humano, es la ruptura del compromiso para con el otro y para con la sociedad.


Desde mí punto de vista, las opiniones vertidas en el foro tienen mucho de razón, considerando que todas, aún siendo contradictorias, se apoyan en el derecho y el deber a la vida. Sin embargo, me inclino a la idea de libertad planteada en el discurso de la sra Margarita, dado que creo en el hombre, y aún cuando muchos crean que detrás de una decisión como la eutanasia existan intereses alternativos, es inevitable pensar en el sufrimiento del que muere. Compartir su dolor es comprenderlo, sí, es cierto su vida fue un regalo, pero es igual de cierto que la vida sin libertad es una condena del alma. La eutanasia se inscribe en la problemática social y en tanto sea así, las opiniones siempre van a divergir, es necesario considerar la vida particular de los individuos, para tomar una decisión humana y razonable.


12. Bibliografía
• Silvia Di Segni De Obiols, "psicología: unos y los otros." Argentina. 1997. A. Z. Editores

• Craig, Grace. "Desarrollo Psicológico". México.1997. E.d prentice- hall

• Papalia, Diane. "Desarrollo Humano" . México.1988. editorial Mcgraw-hill

• Laplanche, Jean. "Vida y muerte en psicoanálisis". Argentina.1973. Amorrotu Editores

• Revista de la asociación española de neuropsiquiatría (A.E.N) Nº 65 Enero/Marzo 1998

• http//caramuto.com/tanatolo.htm

• http//www.pangea.org.

por Fernanda Solórzano

A fines de diciembre de 1973, el gerente de una sala de cine en Estados Unidos declaró a un periódico local que su personal de intendencia estaba harto de limpiar vómitos. Según contaba, la proyección de la película El exorcista tenía ese y otros efectos (desmayos, ataques de histeria) entre su numeroso público. La declaración fue una de tantas que recogieron los periódicos dedicados en ese entonces a documentar un fenómeno nunca antes visto. De anécdotas pintorescas a otras más escabrosas, la historia de una niña poseída por el demonio generaba entre las personas reacciones no muy distintas a los síntomas de posesión.

Esa nunca fue la intención. Para el escritor William Peter Blatty, católico devoto y autor de la novela en que se basaría la película, el relato debía entenderse como una fábula esperanzadora sobre la existencia de Dios. Algo pasó en el camino que, de historia reconfortante, se convirtió en una película hasta la fecha descrita por muchos como “imposible” de ver. Ese algo se llamó William Friedkin: judío agnóstico, con formación de documentalista, que al sentirse fascinado por la crónica de los hechos decidió que su espectador debía sentirse “como si estuviera ahí”. Se negó a echar mano de efectos especiales añadidos en posproducción, y prescindió de los parlamentos verbosos de los personajes de Blatty que intentaban explicar al público el significado teológico de la posesión.

El escritor le reprochó a Friedkin que dejara fuera las escenas de sentido espiritual. Friedkin pensaba que si el diablo se alojara en la recámara de la casa de una persona, una conversación entre curas no sería la mayor preocupación de esa persona (y, para el caso, tampoco la del espectador). A casi cuatro décadas de su estreno, la permanencia de El exorcista en el imaginario colectivo ha terminado por comprobar que el director tenía la razón.

Friedkin nunca repitió el golpe. Según declaró hace poco en una entrevista sobre su carrera, en las décadas que siguieron a Contacto en Francia (1971, su otra gran obra) y El exorcista dejó de percibir el zeitgeist. Lo que nunca perdió de vista, agregó, fue cuánto le atraía explorar la línea delgada que divide la condena y la salvación, la ilusión y la realidad, la locura y la lucidez. Por eso, cuando asistió en Broadway a una representación de la obra Bug, supo que era justo el tipo de historia que le interesaría filmar. Tenía como protagonistas a una mujer vulnerable que vivía sola en un motel de carretera y a un visitante extraño que se decía el portador de un organismo diseñado para controlar a la población.

Fascinado por el retrato de locura autoinducida que ofrecía la obra de teatro, Friedkin contrató al dramaturgo para hacer la adaptación al cine, y a los actores Michael Shannon y Ashley Judd para los papeles protagónicos. Si el tema aparente de Bug –microbios, contagio, epidemia– ahuyenta desde ahora al lector de esta nota, debe saber que el reparto de la película es posiblemente el mayor acierto de Friedkin en los últimos treinta años. Su solo trabajo en esta película la vuelve uno de los estrenos más recomendables del mes.

Por esta y otras razones sería injusto encasillar a In-sectos (el título en español) en un género que, obviamente, nos ha dado por revisitar. Es quizá la única película del tipo en la que no se ofrece al espectador prueba de una enfermedad. La hipótesis es que se trata de una fabricación mental. Aunque tampoco se eliminan dudas: elementos “fuera de lugar” (helicópteros que rondan la zona, un psiquiatra con lo suyo de sospechoso) rompen con la atmósfera de paranoia injustificada o mera autosugestion.

En palabras de Friedkin, In-sectos es la película más profunda y perturbadora de su carrera. Es una declaración con ánimos de crear polémica, pero es posible ver en ella un fondo de honestidad. Con todo y que El exorcista provocó arcadas, desmayos e insomnios (y millones en taquilla, y alcanzó el estatus de clásico), tanto ella como In-sectos vienen del mismo lugar.

En ambas, Friedkin toca el tema del diablo en la tierra como algo que existe en un solo momento y lugar. En In-sectos, una vez más, se niega a ofrecer al público teorías o explicaciones que intenten ocupar el lugar de la Verdad (lo que dicen los personajes es asunto de ellos). Llámense religiones o teorías de la conspiración, el director deja ver que los sistemas de creencias organizadas son los primeros en inocular los males que dicen pelear.

Según la visión de Friedkin (la que tanto le reprochó William Blatty), tanto en el cine como en la Tierra las abstracciones están de más. Tanto en In-sectos como en El exorcista no existe diferencia alguna entre el efecto y la causa: no hay peor enfermedad que el miedo, y un cuerpo lacerado y enfermo es la última manifestación del Mal. ~
Por ESTHER SAMPER (SHORA)
Actualizado 01-09-2009 19:41 CET

Es un secreto a voces en el mundo sanitario: muchos médicos recetan con frecuencia placebos a sus pacientes sin que ellos lo sepan. Pero, ¿hasta qué punto son éticas estas mentiras piadosas por el bien del paciente?

Hablar de placebo es hablar de expectativas reconfortantes, de esperanza... y de
sugestion. Una sustancia que, en principio, no posee ningún efecto, actividad o función provoca una mejoría en la salud de una persona. Paradójicamente, no ha sido el placebo el causante de la mejoría, sino la propia autosugestion del paciente con el convencimiento de su curación.

En los orígenes de la humanidad, cuando la medicina tenía mucho de superstición y poco de ciencia, el placebo era el rey. Sin prácticamente tratamientos efectivos y sí muchos supuestos "milagros" tradicionales, en la mayoría de los casos sólo había dos recursos: esperar que el cuerpo humano se recuperase por sí mismo o echarle una mano mediante el efecto placebo. Conforme la medicina ha ido perfeccionándose, descubriendo más y mejores tratamientos, el placebo ha quedado relegado a un segundo plano. Pero no por ello ha desaparecido. El efecto placebo está tan unido a los tratamientos ineficaces como a los eficaces, basta que el paciente y su enfermedad sean susceptibles a tal efecto y se dé el ambiente propicio para crear esa misteriosa sugestión curativa.

En la actualidad, podría parecer que ya sólo se utilizan placebos como tratamiento a la hora de analizar la efectividad real de los medicamentos en los ensayos clínicos. Nada más lejos de la realidad. Un buen porcentaje de los médicos sigue recetando placebos a sus pacientes a sabiendas de que no ofrecen ningún efecto per se.

¿Cuál es el porcentaje exacto de los médicos que recetan placebo? Por lo polémico del asunto (más adelante veremos por qué) es muy delicado y difícil realizar un estudio sobre la cantidad de médicos que reconocen haber recetado placebos. Estudios de este tipo no se han llevado a cabo en España, pero sí se han realizado varios en Estados Unidos. El estudio más reciente, publicado en el British Medical Journal, fue una encuesta nacional realizada a 1.200 internistas y reumatólogos. Sólo en torno a la mitad de ellos contestó a dicha encuesta. De los 679 médicos que se decidieron a contestar, más de la mitad reconoció haber recetado placebos de vez en cuando a sus pacientes. La justificación que más frecuentemente daban para esta práctica es que la consideraban ética.

Los dos placebos preferidos por los médicos eran las vitaminas y los analgésicos de venta libre (los que cualquiera puede comprar en la farmacia).

De realizar una encuesta similar en España seguramente los resultados serían similares. Seguro que muchos de los que están leyendo estas líneas han recibido alguna vez un placebo (yo misma cuando era niña los recibí). Por supuesto, la cifra de médicos prescriptores de placebos variaría según la especialidad pero, en términos generales, probablemente exista un porcentaje superior al 50% de los facultativos que use, de cuando en cuando, placebos. Las vitaminas y los analgésicos son también a menudo utilizados como placebos en España para tratar enfermedades en las cuales su uso no ofrece, en principio, ningún beneficio.

¿Por qué, cuándo disponemos de tanta variedad de tratamientos y son más eficaces que nunca, los placebos siguen persistiendo en la práctica de la medicina? No podemos dejar nunca de lado que la medicina tiene sus límites. Es cierto que cada vez más enfermedades tienen tratamientos exitosos y también es cierto que los pronósticos de muchas graves enfermedades van mejorando. Sin embargo, a veces ocurre que no se conoce la causa de la enfermedad, o no se sabe con certeza de qué enfermedad se trata o, incluso aunque se sepa, no existe ningún tratamiento efectivo. Es decir, a menudo y por múltiples razones, existe un "vacío" o desamparo terapéutico que merma mucho la psique del paciente y puede dejarle sin esperanzas de curación.

Ante tal desamparo terapéutico hay básicamente dos formas de actuar.

* Hacer de tripas corazón y sincerarse con el paciente diciéndole que no hay nada para curar o aliviar su enfermedad.
* Recetarle un placebo, sin que él lo sepa, haciéndole creer que puede que con ello se cure o alivie su enfermedad.

No hay ningún consenso en este dilema. Unos médicos son partidarios de la primera postura y otros de la segunda. Sin embargo, la ley castiga a aquellos que "engañen" o no respeten la autonomía del paciente. Si un médico le receta un placebo a su paciente haciéndole creer que es efectivo contra su enfermedad, está ejerciendo una actitud conocida como paternalismo médico. Una postura en la que el médico dispone y decide sin tener en cuenta las preferencias del enfermo. Un hecho que, además de ser denunciable y sancionable, puede crear desconfianzas futuras en el paciente ("¿y si lo que me receta esta vez es también placebo?")

Por supuesto, también podría existir la posibilidad de que el médico informara con claridad al paciente de que el tratamiento se trata de un placebo. No incurriría en ningún engaño...Claro que entonces el placebo dejaría de serlo pues ya el paciente conoce previamente que no tiene ningún efecto. Es decir, para que un placebo pueda ser eficaz debe, al menos, haber previamente un engaño.

Aunque pudiera parecerlo, los placebos no sólo se utilizan ante el dilema anterior. A veces (y cada vez más) muchos pacientes no salen contentos de la consulta si no se les ha recetado nada. Puede que tengan una enfermedad leve que remitirá en unos días, una alteración de la piel para la que no hay tratamiento... Ante estos pacientes exigentes muchos médicos optan por el camino fácil: Placebo al momento y paciente contento.

Dejando a un lado esta excepción anterior, es importante valorar la importancia del placebo en cada tratamiento y trato con el paciente. Conforme menos minutos pueden destinar los médicos a sus pacientes menos efecto placebo adicional podemos esperar que ocurra en los tratamientos con eficacia probada. Las consultas de 5 minutos no dejan apenas tiempo para contagiar esperanzas de curación ni tampoco para transmitir un empático y humano sentimiento de que están poniendo todo de su parte para hacer que el paciente se cure. Los tratamientos de eficacia probada curan, pero curarían más con un trato médico-paciente más humano que permitiera un mayor efecto placebo.