MANAGUA (Reuters) - El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pondrá el viernes en Nicaragua la primera piedra de una refinería que será financiada con 2.500 millones de dólares de capital venezolano, en momentos en que el empobrecido país centroamericano vive una crisis energética.
La planta estará en Puerto Sandino, unos 70 kilómetros al oeste de Managua sobre la costa Pacífico, y tendrá capacidad para procesar 150.000 barriles de petróleo por día.
Con esta refinería Chávez busca ayudar a su aliado nicaragüense, el presidente Daniel Ortega, a superar los problemas energéticos. Pero según sus críticos, es una jugada para extender su influencia en la región.
Nicaragua, uno de los países más pobre de América, sufre una aguda crisis energética que provoca apagones de varias horas todos los días debido a la falta de inversiones en el sector por décadas, los altos precios del petróleo y un conflicto con la distribuidora española Unión Fenosa.
El proyecto, que estará a cargo de una empresa de los dos países de nombre Albanisa, está dirigido a que Nicaragua tenga acceso a combustible más barato y además pueda exportar el excedente.
Chávez dijo que ese excedente será de 100.000 barriles por día y que la refinería muestra que su ayuda a Latinoamérica es verdad y no como las promesas de su enemigo Estados Unidos.
"Nosotros no andamos como (el presidente estadounidense George W.) Bush, que anda ofreciendo villas y castillos a América Latina y mentira," dijo a periodistas Chávez, quien llegó el jueves a Managua para acompañar a Ortega en el aniversario de la revolución sandinista de 1979.
"Nada (de ayuda estadounidense), porque nos ven como si fuéramos sus esclavos, su patio trasero. Nosotros andamos integrándonos y cumpliendo con nuestra palabra," agregó, y señaló que Nicaragua ganaría unos 700 millones de dólares por año exportando el excedente de lo que refine.
La refinería es uno de los proyectos más ambiciosos dentro de la ayuda que Venezuela comenzó a dar hace algunos años a sus pares latinoamericanos, principalmente a países con gobiernos de izquierda como Cuba.
Las relaciones con Nicaragua se intensificaron desde enero, cuando el sandinista Ortega volvió al poder tras 16 años en la oposición. Ortega gobernó con la hostilidad de Estados Unidos en la década de 1980 luego de la revolución que derrocó al dictador Anastasio Somoza.
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