«Los soñadores han sido niños satisfechos en algún momento»

El ser humano es incapaz de dejar de soñar. Con esta premisa básica comenzaba su intervención, en la mañana de ayer, de la escritora y psicoanalista, Lola López Mondéjar. La ponente compartió protagonismo con el actual director del Departamento de Biología Molecular e Ingeniería Bioquímica de la Universidad Pablo de Olavide, Francisco Manuel Martín Bermudo, encargado de trasladar a los alumnos los últimos estudios sobre nutrición y actividad física.

Los asistentes al curso «La expresión artística como medio para la integración social. Arte, Creatividad y Arte Terapia» pudieron disfrutar de la exposición sobre el universo de los sueños en la infancia, que la también profesora de la Universidad de Murcia brindó en una ponencia titulada «Del sueño infantil a la creatividad».

Durante su intervención, López Mondéjar señaló los riesgos que conlleva dejar de lado, los sueños o los deseos de ver cumplidas ciertas ensoñaciones a lo largo de la vida. Así, en su opinión, nuestras ilusiones, de niños juegan un papel trascendental para alcanzar un estado de autorrealización saludable. «Si no somos capaces de incorporar algo de nuestro juego infantil a nuestra profesión, nos convertimos en autómatas» afirmó.

Somos soñadores por naturaleza. La fantasía es para el ser humano, según López Mondejar, una forma de realidad espontánea y placentera que surge en su infancia, que forma parte del juego y de su correcto crecimiento. «Los soñadores han sido niños satisfechos en algún momento» concluyó.

Martín Bermudo, por su parte, quiso trasladar a los alumnos de «Gastronomía, Turismo y Salud», durante la conferencia «Nutrición en la actividad física», la importancia de acompañar la actividad física con una dieta adecuada, para alcanzar mejores rendimientos y evitar futuras enfermedades. Los informes más recientes han puesto de manifiesto que la práctica de la actividad física ha descendido un 30 por ciento, tanto a nivel laboral, doméstico como deportivo, en los últimos 20 años. Además, los datos reflejan que cada vez se come más y se ingieren alimentos menos sanos. Según García Bermudo, nuestro país está perdiendo su tradición culinaria. La llamada dieta mediterránea ya no está tan presente en nuestras mesas