Querido Padre Alberto:
Tengo una depresión terrible y siento que mi vida no vale nada.
Yo me creía una persona muy valiosa, pero ahora tengo un embarazo indeseado y me siento que soy una basura.
Me casé y me divorcié a los tres años, sin haber tenido hijos. Luego comencé una relación con un hombre que estaba divorciado y tenía una hija con su mujer. Comenzamos a tener muchos problemas apenas empezamos a vivir en pareja. Existía una gran diferencia de personalidades; es un hombre con una serie de malos hábitos, los cuales no podía ni tolerar, ni mucho menos adaptarme.
Yo quedé embarazada y él se marchó. Pero ahora sé, que al poco tiempo de dejarme, se reconcilió con la madre de su hija. Me ha dicho que se hará responsable de nuestro hijo, pero yo no lo creo.
Mantenemos cierta relación, casi como la de un noviazgo. Me siento que estoy recogiendo solamente las migajas de su cariño, y no me resigno a esta relación, que es sólo de a poquitos, y me hace sentir terrible.
Algunas veces quisiera terminar definitivamente esta relación, pero tengo miedo de ser una madre sola o que, lo que es peor, si me alejo, luego él no se ocupe de su hijo.
Por favor, Padre Alberto, dígame qué debo hacer.
Cecilia, viviendo con las migajas del amor
Estimada Cecilia:
En la vida, si no estamos claros de lo que queremos, nada podemos lograr. Es imposible alcanzar una meta, si no nos trazamos el camino hacia ella.
La mejor forma de levantar tu autoestima en este momento es dándote a respetar. Ese hombre no sirve para ti y no ha mostrado que te quiere de verdad. Más bien, hasta ahora, lo único que él te ha mostrado es que tiene la capacidad de procrear, nada más. No permitas que él --ni nadie-- juegue con tus sentimientos.
Te recomiendo que no caigas en la trampa de tantas mujeres que piensan --equivocadamente-- que van a cambiar al hombre con el que sueñan con casarse. Eso es una gran fantasía. La que tiene que cambiar eres tú; cambiar tu forma de pensar y de ver la vida.
Tú eres una mujer joven. Eres amada y querida por Dios. No olvides que has sido creada a su imagen y semejanza. No te estanques en esa depresión. No vale la pena. La vida es un regalo y debes apreciarlo y no gastarlo.
Alza tu cabeza y mira hacia el futuro con esperanza. No te dejes manipular por un hombre indeciso, por mucho que pienses que lo quieras. Si él no está dispuesto a amarte y entregarse a ti totalmente, déjalo que viva su vida. Yo te aseguro que tú tendrás la oportunidad de comenzar de nuevo y proveerle a tu criatura, que aun no ha nacido, una vida estable y feliz. Pero primero, antes que todo, lo tienes que creer en tu corazón.
Un abrazo,
Padre Alberto
No hay comentarios:
Publicar un comentario