lunes, noviembre 17, 2008

¿Quién no tiene ansiedad?



Hay cerca de 3 mil 500 psiquiatras en México… De los 14 millones de personas que padecen ansiedad, 6% (unos 840 mil) tienen una categoría severa

Aumenta si uno vive en una metrópoli. Más si hay inseguridad. También en tiempos de crisis económica y ante la posibilidad —real o imaginaria— de perder el empleo. O en situaciones como enfermedad de un familiar. O simplemente en la desesperación que provoca el tráfico.

Se trata de una enfermedad silenciosa, a veces ni percibida como tal, que puede tener graves consecuencias sobre su calidad de vida y también sobre la de su familia o las personas que la rodean. También que puede ser enmascarada tras síntomas que quizá usted ya se trata como colitis nerviosa o constante dolor de cabeza. O puede ser el aviso de otra enfermedad que es común que la acompañe: la depresión, que se considera una de las más graves del siglo y que afecta a por lo menos 10 millones de mexicanos.

¿De qué hablo? De la ansiedad. Una enfermedad que —ya sea de manera leve, moderada o severa— se calcula que 14 millones de personas en el país han tenido o tienen.

Pero antes que nada, ¿qué es la ansiedad?

Me contesta Darío Guerrero Nieto, fundador de “Gente contra la ansiedad”, un programa de servicio a la comunidad que busca crear conciencia sobre esta enfermedad, desechar mitos sobre ella y también ayudar a las personas a localizar un servicio médico cercano a su hogar o trabajo para ser tratados.

“En términos muy sencillos es cuando el cuerpo reacciona ante una amenaza externa y reacciona para estar alerta y eso provoca miedo. Se confunde con la depresión porque muchas veces van juntas, pero la ansiedad es miedo; la depresión, tristeza”.

Es una cuestión fisiológica. Uno crea, a través de redes de neuronas, una suerte de “carreteras” en su día a día. Está acostumbrado, por ejemplo, a despertar, tener una cierta rutina, llegar al trabajo, dar y recibir instrucciones… Pero, ¿qué pasa si esta “carretera” de pronto se desvía con algo desconocido ya sea con algo tan sencillo como un reto de trabajo o —algo desgraciadamente cada vez más común— con algún hecho de violencia?

El resultado es ansiedad. Quizá leve, que puede convertirse en moderada, grave… o crónica.

La ansiedad ha aumentado en México, afirma Guerrero Nieto.

“La crisis económica de hoy en día afecta. Si la comparamos con el 94, aunque sea como referencia, provoca ansiedad. Sobre todo en las clases media baja y baja. Otras son muchas causas de seguridad: los secuestros son un estímulo que lo provoca. No sólo a la persona que le sucede, sino a las personas directamente involucradas y hasta las que escuchan las noticias que se refieren a ella”.

Es parte del día a día en toda gran ciudad. Imagine usted que regresa del trabajo y prende las noticias. Hubo, digamos, un accidente cerca de Paseo de la Reforma, un avión se cayó como en el que murió Juan Camilo Mouriño y 12 personas más. Unas de ellas que estaban sólo saliendo de sus trabajos. O bien que vivimos en un país catalogado como el número uno en secuestros de todas las clases sociales. O que está en una guerra contra el narcotráfico lo cual ha multiplicado la violencia.

La poderosa mente del ser humano comienza a percibir otra realidad que existe, sí, pero que también se puede acrecentar por alguna experiencia que ha vivido en el pasado o que ha estado cerca de él.

El resultado es una reacción química que nos pone alertas, nos protege, pero que también provoca miedo. Aunque claro que tiene mucho qué ver el grado, el miedo tiende a paralizar. A afectar nuestra vida cotidiana y de las personas que nos rodean.

A veces la sola percepción —a través de una situación que se repite, el anuncio de un hecho que no sucede o un olor— puede detonar ansiedad. Como sufrir un asalto en un momento con mucho tráfico. El estímulo del tráfico podría provocar no sólo recordar el incidente, sino el desencadenamiento de señales fisiológicas: palpitaciones, sudoración y miedo.

Sólo un médico especialista puede determinar si uno padece ansiedad y en qué grado. Pero suele ser una buena decisión ir al médico cuando empieza a afectar tu vida y la de los que te rodean: si se comienza a percibir una desarmonía entre las actividades diarias.

“La ansiedad no te deja pensar, el miedo no te deja pensar. Para poder tomar la mejor decisión, te nubla mucho el panorama, no te deja ver opciones”, explica Guerrero Nieto. “Por ejemplo, tengo un familiar enfermo y vendo todo lo que tengo. Pero quizá hay otras alternativas, como fundaciones, otras opiniones médicas”.

En México no existen datos, pero en Estados Unidos hay empresas grandes que calculan en millones de dólares el costo económico —sobre todo por ausentismo— por tener empleados con ansiedad y les ayudan a combatirlo ya sea mediante una buena dieta, ejercicio o con cursos de cómo manejar su economía.

Qué hacer

Si uno sospecha que está propenso a la ansiedad y que ha comenzado a afectar su vida, lo primero es reconocer la necesidad de ayuda profesional. Que lo reconozca la persona que la padece y no quienes lo rodean.

Hay personas que hacen muchas cosas para no reconocer la ansiedad en la que viven. Como hacer demasiado ejercicio y cansar al cuerpo. Pero lo único que funciona a largo plazo es enfrentar el estímulo.

En acercarse a un médico hay mitos qué combatir, como que ir al psiquiatra o al psicólogo es porque uno “está loco”. También que si uno necesita iniciar un tratamiento farmacológico, se volverá dependiente a él.

Depende del grado de ansiedad el camino a seguir, quizá bastará con un tratamiento psicológico; o una ayuda extra, un tratamiento farmacológico.

“La ansiedad no es una enfermedad en la que te sacan sangre y lo miden. Hay que reconocer las causas, saber el historial, ver qué tratamientos ha tomado antes. Las instituciones de salud pública no se dan abasto para atender tanta gente”, comenta Guerrero Nieto.

Según datos de Gente contra la ansiedad, hay alrededor de 3 mil 500 psiquiatras en México. Y aunque una persona con ansiedad no necesariamente necesita llegar a uno de ellos, la demanda es altísima. De los 14 millones de personas que padecen ansiedad, se calcula que 6% —unos 840 mil— tiene una categoría severa.

Por eso ellos tienen una página de internet (www.ansiedadcero.com) en la que uno puede hacer un test para ver si tienen riesgos de padecerla, conocer información seria al respecto e incluso acceder a una base de datos de médicos. También poseen un número gratuito de atención a preguntas básicas. 01-800 ANSIEDAD para todo el país y el 1105 5953 en el DF y Zona Metropolitana.

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