miércoles, noviembre 19, 2008

Acción vs. Actividad (2)

La acción es inmediata. No es algo preparado, no es prefabricada. No te da ninguna oportunidad de hacer preparativos, de que la ensayes. La acción siempre es nueva y fresca como el rocío de la mañana. Y la persona de acción siempre está fresca y joven. El cuerpo podría envejecer pero su frescura continúa; el cuerpo podría morir pero su juventud continúa. Él cuerpo podría desaparecer pero él permanece; porque a Dios le gusta la frescura. Dios siempre está a favor de lo nuevo y lo fresco.

Renuncia cada vez más a la actividad. Pero ¿cómo puedes renunciar a ella? Querer renunciar a ella se puede convertir en sí mismo en una obsesión. Eso es lo que le ha sucedido a los monjes en los monasterios: renunciar a la actividad se ha convertido en su obsesión. Están todo el rato haciendo algo para evitarla, oración, meditación, yoga, esto y aquello. Pero eso también es actividad. No puedes renunciar de esa forma, regresará por la puerta de atrás.

Se consciente. Siente la diferencia entre acción y actividad. Y cuando la actividad te atrape – de hecho se le debería llamar posesión -, cuando la actividad te posea como un fantasma – y la actividad es el fantasma, viene del pasado, está muerta-, cuando la actividad te posea y estés febril, hazte más consciente. Eso es lo único que puedes hacer. Obsérvala. Incluso si lo tienes que hacer, hazlo con plena consciencia. Fuma, pero fuma muy despacio, todo lo consciente que puedas, para poder ver que estás haciendo.

Si puedes observar cuando fumas, de repente un día el cigarrillo se te caerá de entre los dedos porque te revelará lo absurdo que es. Cuando te das cuenta de ello sencillamente se cae. No puedes tirarlo porque tirarlo es una actividad. Por eso digo que simplemente se cae igual que cae una hoja muerta de un árbol…, cayendo, de ese modo cae. Si lo has tirado lo recogerás nuevamente de otro modo, de otra forma.

Deja que las cosas se caigan, no las tires. Deja que la actividad desaparezca, no la obligues a desaparecer, porque el mismo esfuerzo de obligarla a desaparecer es de nuevo una actividad de otra forma. Observa, permanece alerta, sé consciente, y presenciarás un fenómeno milagroso: cuando algo cae por si mismo, espontáneamente, no deja rastro dentro de ti. Si lo obligas, entonces que un rastro, queda una cicatriz.

Siempre que tengas una oportunidad para actuar con totalidad, no la desperdicies, no vaciles, actúa. Actúa más y deja que las actividades vayan cayéndose solas. Poco a poco te irás transformando. Lleva tiempo, necesita que llegue su momento, pero no hay prisa.

No hay comentarios: