sábado, noviembre 22, 2008

Medicina alternativa: El 64% cree


Acupuntura, flores de Bach, homeopatía, dígitopuntura, reflexoterapia, aromaterapia y decenas de disciplinas más terminadas en “terapia”. La medicina alternativa forma parte cada vez más de la vida de las personas.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Francia el 75% de la población ha usado la medicina complementaria al menos una vez, en Alemania el 77% de las clínicas del dolor proporcionan servicios de acupuntura y en el Reino Unido el gasto anual en medicina alternativa asciende a 2.300 millones de dólares.

Esta tendencia, en franco crecimiento, también se ve reflejada en los resultados de la encuesta propuesta por Diario UNO. De las 1.523 personas que participaron, el 64% respondió afirmativamente a la pregunta “¿Creés en la medicina alternativa?”. Muchos de los que votaron dejaron, además, su experiencia personal plasmada en los comentarios.

La OMS define la medicina alternativa o complementaria como “un amplio conjunto de prácticas de cuidado de la salud que no son parte de la tradición propia de un país y que no están integradas en el sistema dominante de atención de salud. Es la suma total de los conocimientos, habilidades y prácticas basadas en las teorías, creencias y experiencias indígenas de distintas culturas, sean explicables o no, que se utilizan en el mantenimiento de la salud, así como en la prevención, el diagnóstico, la mejora o tratamiento de las enfermedades físicas y mentales”.

Rodolfo Lana es un médico alópata, es decir “normal” que, como muchos, llegó a la medicina alternativa a través de su propia experiencia como paciente.

“Estaba haciendo la residencia en traumatología y tenía un síndrome laberíntico (un problema en el oído que le traía mareos y otras complicaciones) que ni el neurólogo ni el otorrinolaringólogo podían tratar. Un anestesista de la residencia me comentó que hacía también acupuntura y me ofreció probar. Me puso unas agujas y la verdad es que me ayudó mucho”, explica el médico, que desde ese momento se interesó en la acupuntura y luego en la homeopatía, prácticas que hoy forman parte de los tratamientos que ofrece en su consultorio.

Justamente allí está la clave para Lana: se trata de medicina complementaria que combina tratamientos de la alopática (la medicina “común”) y de la homeopática.

El “manosanta”

Uno de los mayores problemas que enfrentan estas disciplinas complementarias es la gran cantidad de “especialistas” que, al mejor estilo del manosanta de Olmedo, “atienden” a personas algunas veces desesperadas porque la medicina “común” no da en la tecla con su dolencia.

Y es justamente con la desesperación que nace el negocio para unos pocos.

“Si te ofrecen una pastillita para adelgazar, para la celulitis y para las estrías, mejor desconfiá. La homeopatía puede ayudar en estas cosas pero con medicamentos diferentes”, aconseja el médico.

Lana recordó además que para ser homeópata “de verdad” primero hay que ser médico alópata, así que la sugerencia básica es pedirle al profesional su número de matrícula y constatarla en el Ministerio de Salud o en las bases de datos que tienen las farmacias.

Para el resto de las prácticas también existen en el país y en Mendoza escuelas especializadas que dan garantía de la calidad de sus profesionales, donde también se puede consultar.

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