lunes, noviembre 03, 2008

La autoestima y el dinero

Existe una relación muy estrecha entre la autoestima y el
dinero. No es que una dependa de la otra, sino que la primera influye mucho en la forma en que manejamos el dinero.

Las deudas y la ostentación son los mejores ejemplos de la influencia que tiene una baja autoestima en los temas financieros.

Por ejemplo; cuando usted no se valora lo suficiente, o no valora lo que tiene, comenzará a querer lo que otro tiene y querrá ser lo que otro es.

En ese momento entra la parte material en nuestra actuación.

Nos podemos imaginar, que cualquier buen plan financiero caerá por la borda, ya que tendremos que conseguir dinero para poder obtener lo que otros tienen.

Las deudas de consumo nacen de querer tener cosas por adelantado, sólo por el hecho de competir, o de dejarnos llevar de los anuncios publicitarios... estos se especializan en conseguir posponer el dolor que causa una compra, colocándonos el disfrute inmediato en nuestra mente.

O sea, disfrute ahora y pague más tarde. Una baja autoestima, muchas veces deriva en la envidia, por eso debemos tener mucho cuidado de poder manejar las reacciones de este sentimiento, si no queremos problemas financieros... tanto presentes, como futuros. Cuando uno no siente felicidad porque algún allegado triunfa, o consigue un bien material, el problema no lo tiene el otro, sino nosotros.

No es que le haga daño a otros el usted sentir envidia, es usted el que se siente mal; la envidia es un sentimiento negativo, lo intoxica a uno mismo y nos quita el foco de nuestro plan de acción, convirtiéndonos en competidores y no obligatoriamente en competitivos.

Comprar algo mejor que el amigo o el vecino no será la solución a su problema de infelicidad, pero puede ser la entrada a una deuda innecesaria.

Esa deuda puede evitarse, se puede uno esperar un tiempo y ahorrar para comprar el bien adecuado en el momento que tenemos el dinero.

O sea, la compra no será impulsiva y por eso podemos hacer una inversión de calidad. Lo que uno debe tratar de hacer, es reconocer ese sentimiento de envidia, y de inmediato luchar contra él.

Cuando llegue a nosotros, nos tenemos que plantear si queremos realmente tenerlo, o si podemos alegrarnos del triunfo de los demás.

O simplemente podemos hacer que nos dé lo mismo su triunfo, así no me siento mal yo... recordemos que al otro no le va a significar nada nuestra tristeza, y si lo que estamos es compitiendo, entonces él se alegrará más aún de nuestra tristeza que de su propio triunfo, o sea que gana dos veces.

Estamos incentivando la competencia material entre los jóvenes, pasándole nuestra baja autoestima a ellos, haciéndolos víctimas de la situación.

Diego Sosa es consultor y facilitador de empresas

No hay comentarios: