martes, enero 20, 2009

Estrés, causa de muerte silenciosa en Japón


Estresados o agotados, miles de asalariados japoneses mueren cada año a causa del trabajo, todo un problema de salud en el archipiélago que podría agravarse con la crisis.

En algunos trabajadores desbordados, el exceso de actividad provoca graves trastornos e incluso el desencadenamiento de un infarto, mientras que a otros les lleva directamente al suicidio.

En 2007, la policía registró 2.207 suicidios en el país y alrededor de 10.000 empleados sufrieron un ataque cardiaco o cerebral, que en algunos casos resultó mortal, debido a su trabajo. Estas cifras podrían aumentar con la recesión económica, según han prevenido algunos expertos en el país.

Según Hiroshi Kawahito, abogado de una asociación de familiares de este tipo de víctimas, menos del 10% de los incidentes laborales de este tipo se declaran a los servicios sociales ya que los afectados o sus parientes renuncian a enfrentarse a largos procesos administrativos que no siempre tienen éxito.

En 2007, el 58% de las demandas de indemnización fueron rechazadas por el ministerio de Trabajo, una tasa que, con todo, difiere mucho del 95% que se registraba hace 20 años. "Hay una presión de opinión para que esta plaga se reconozca", explica Kawahito.

Descrito hace ya bastante tiempo en Japón, el 'karoshi' o muerte en el trabajo no fue reconocido hasta hace poco por las autoridades oficiales.
Agotados por el día a día

En mayo de 2007, el jefe de un astillero en la región de Tochigi (al norte de Tokio) puso fin a su vida. Había trabajado de 65 a 70 horas semanales durante seis meses antes de caer en una depresión.

En este caso, los servicios sociales calificaron el suicidio como accidente laboral y concedieron a su viuda una pensión anual de tres millones de yenes (unos 24.000 euros).

"El tema sigue siendo tabú en Japón. Las empresas creen que la salud mental de sus empleados es un problema privado", apunta Hajime Urushihara, responsable de condiciones laborales de la confederación sindical Rengo.

El estrés ha aumentado en el país desde finales de la década de los 90, cuando se produjo un desarrollo de los empleos a tiempo parcial y temporales, un tipo de trabajo que hoy representa un tercio del total.

Estos trabajadores precarios se inquietan por su futuro -85.000 de ellos se convertirán probablemente en parados antes de marzo a causa de la crisis económica-.

Para Tetsunojyo Uehata, jefe del centro de ayuda a las víctimas de estrés, el tiempo de trabajo es sólo un aspecto del problema. Según su opinión, el acoso moral, el fracaso profesional y los conflictos con otros compañeros son las principales causas de los suicidios.

"A menudo, la jefatura no se da cuenta de la gravedad de la situación", se lamenta este doctor, quien apunta que este tipo de problemas acaban repercutiendo en el estado de la familia del afectado.

Sadako, una joven empleada de oficina en Tokio, cuenta que no desconecta al salir del trabajo: "Salgo frecuentemente con colegas y seguimos dándole vueltas a los problemas del trabajo... ¡no aireamos el espíritu!".

Y los trabajadores cansados no tienen escapatoria: "Después de la guerra, los japoneses trabajaban más pero soñaban con que sus condiciones mejoraran. La esperanza parece haber desaparecido ahora", se preocupa el sindicalista Urushihara.

Ninguna clase social se libra del problema, desde los periodistas que multiplican sus colaboraciones hasta el mismísimo emperador de Japón. Akihito se vio obligado a reducir su agenda a finales del pasado año a causa de un estrés persistente ligado a sus funciones, según aseguraron sus médicos.

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