viernes, enero 16, 2009

Emociones: su fuente y su signifcado



"Deléitate en el Señor" es un mandamiento bíblico, Pero ¿Cómo podemos deleitarnos sin sentirnos afectados? Más aún si no entendemos como funcionan nuestras emociones, podemos caer fácilmente en el subjetivismo y buscar una experiencia emocional efímera.

Si bien las emociones puede parecer que son impredecibles, siempre tienen su origen en nuestra percepción de la realidad. Los sentimientos siempre se basan en lo que creemos. Son como un barómetro que mide como está centrado nuestro corazón en un momento dado, bien sea seamos conscientes de ello o no. Sentimos temor porque nos encontramos con algo que trasciende nuestra comprensión. Nadie tiene que recordarnos que debemos sentirnos tristes cuando oímos hablar acerca de un niño que ha muerto inesperadamente, o cuando nos despedimos de unos adiós que quizás nunca los volvamos a ver de nuevo. Muchas veces creo que no estoy asustado cuando me paro frente al micrófono para cantar un solo, pero mi voz y los latidos de mi corazón revelan otra cosa. En ese sentido, las emociones son como la ventana de nuestro corazón.

Sin embargo, el hecho que una emoción se basa en lo que creo no necesariamente indica como me siento. Dos personas pueden experimentar una misma emoción pero estar motivadas por pensamientos totalmente distintos. La persona que cantaba del solo mencionada en el párrafo anterior puede tener miedo por las notas altas del canto. Pero otra persona puede sentir lo mismo si es la primera vez que canta después de una operación y por lo tanto duda si su voz le acompañará. Otra persona podría tener miedo al micrófono porque puede darle una descarga eléctrica si está mojado. En cada caso, el miedo proviene de diferentes causas.

Así que para beneficiarnos de las emociones en la adoración, debemos descubrir los pensamientos que producen lo que sentimos. Parafraseando a Jonathan Edwards, las emociones no son la forma como Dios afecta nuestras vidas de una forma o de otras. Nos puede afectar un cambio en la iluminación o un cambio en el decorado. También nos puede afectar la habilidad de un músico o el estilo de la música. Por supuesto, tanbien nos afecta las verdades bíblicas que estamos cantando.

De todas emociones que podemos experimentar durante nuestro culto, las que más honran a Dios son las que tienen su origen en las verdades que profesamos. Cuando canto una alabanza o un himno, mi corazón debe motivarse más por el contenido de la letra y como tan impresionantemente me habla de Dios. De casi nada vale salir de la reunión impresionado solamente por la música que he escuchado, o por la atmósfera que he disfrutado. ¿Por qué siento que el servicio fue "bueno"? ¿De qué manera Dios se me ha revelado? ¿Cómo el Espíritu Santo me ha mostrado un atributo de Dios de una nueva manera? Si estamos convencidos de que nuestras emociones deben utilizarse para la gloria de Dios, estas son la clase de preguntas que debemos a preguntarnos.

Si decimos que amamos a Dios con todo nuestro corazón, que le deseamos más que nada, que contamos todas las cosas como pérdida sólo por conocerle, con seguridad nuestras emociones serán tocadas cuando damos culto en honor de Dios.

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