sábado, agosto 30, 2008

A Boca le metieron la mano en la cancha y en el hotel

Violentaron cajas fuertes y robaron objetos personales y dinero de la delegación argentina.

GOLEADOR SIN GOL. MARTIN PALERMO NO PUDO CONVERTIR Y SE QUEDO CON LAS GANAS EN BARCELONA.

Siempre es un privilegio ser invitado a una megafiesta. Especialmente, si el anfitrión organiza un espectáculo con fuegos artificiales, luces de todos los colores imaginables, mucha música y lo hace en un escenario incapaz de ser borrado en las retinas. El problema para el dueño de casa puede producirse si el que cruza su puerta le tira agua. Y Boca casi baña el agasajo del Barcelona con los piques de Ricardo Noir, el grito del nuevo pichón de Martín Palermo, Lucas Viatri, y el toque afinado de Fabián Vargas. El peor inconveniente para el visitante, al margen de los imponderables de la pelota, puede ocurrir si no se va antes de que lo echen. Pero al equipo argentino no le dio esa posibilidad el colegiado -como llaman aquí a los árbitros-- Bernardino González Vázquez. Y Carles Puyol y Samuel Eto'o, en cinco minutos exageradamente adicionados, se quedaron con la Copa Joan Gamper. Los jugadores, dicho por ellos mismos en la intimidad, se sintieron robados. Y literalmente lo sufrieron en carne propia cuando llegaron al hotel: les habían desvalijado las habitaciones e incluso violentaron las cajas fuertes de dos de ellas.

Sí, a Boca le metieron la mano en el bolsillo dentro y fuera del Camp Nou. Después, habrá que analizar por qué el equipo sufre tanto en el juego aéreo, la principal razón por la que dejó pasar una oportunidad histórica. Ya le había hecho un gol con su colorada cabeza Facundo Sava, el miércoles en Avellaneda, durante la primera final de la Recopa. Y ayer, primero el capitán del Barcelona y después el polémico camerunés se impusieron en el cielo de Catalunia, dejando desorientados a Gabriel Paletta, Facundo Roncaglia y compañía.

El robo adentro. Desde antes de que empezara el partido, después de una fiesta multicolor que tuvo como mayor ovacionado a Pep Guardiola, se observó que no había nada amistoso entre unos y otros. Incluso, tres jugadores del Barcelona arrojaron al césped con cierto desdén los banderines que les habían dado sus colegas de Boca. Y apenas el árbitro pitó el inicio, mientras el extraordinario Yayá Touré hacía lujos, Noir mostraba que se jugaba todo. Muchos creen que es la próxima joya a vender. Porque corrió a pleno y estuvo cerca de marcar. El juez asistente, erróneamente, marcó un offside cuando el pibe quedaba cara a cara con Pinto, arquero catalán.

El contorno evitó que el partido fuera un auténtico bodrio. Porque Barcelona era mucho toque y pocas nueces, más allá de complicar con los desbordes de Thierry Henry. Sergio B., con un bombazo desde afuera, estuvo cerca de anotar, pero la pelota pegó en el travesaño. A Boca le costó llegar. Pero en el segundo tiempo, con cuatro cambios, mejoró. Porque Noir encontró un socio con hambre, Viatri. Y porque Vargas demostró que está en un gran nivel. El grandote que idolatra a Palermo casi marca, pero la media chilena también rebotó contra el horizontal. Y después, definió con exquisitez, a un rincón, algo que debería copiar Neri Cardozo, que falló un mano a mano en el final. "Ponelo a Messi, la puta que lo parió", cantaban los 100 hinchas de Boca. Pero Barcelona no necesitó de la Pulga.

El robo afuera. Al llegar al hotel Princesa Sofía, los dirigentes y los jugadores hallaron sus valijas revueltas. Los ladrones se llevaron computadoras y dinero, entre otras cosas. Lo único que le dejaron fue el orgullo de haber estado muy cerca de poner de rodillas al Barcelona, que no permitió que le aguaran su fiesta.

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