martes, octubre 23, 2007

La odisea de tener papeles en Murcia

Ahmed El-Kard se considera un hombre muy afortunado. Su mujer y él emprendieron la búsqueda de un mundo mejor hace más de 15 años y asegura que desde que llegaron a Murcia todo les ha ido de maravilla. Su amable sonrisa desvela que desde un principio se adaptó bien a nuestra ciudad, pero afirma con cautela que «eran otros tiempos».

Ha sido pastelero y comerciante y ahora empresario de éxito. Desde 1998 es dueño de su propio restaurante y socio de una peluquería. Sabe que sus compatriotas no han corrido su misma suerte, pero espera que sus amigos se adapten a las costumbres europeas. Ahmed, por su parte, ha normalizado a la cocinera de su restaurante, que después de mucho tiempo ha logrado los ansiados papeles.

«He llorado mucho, pero ahora soy feliz»

Isabel y Elena son dos hermanas ecuatorianas con suertes muy distintas. Isabel llegó hace 7 años a nuestro país. Cuenta que el destino la ha tratado bien. Nada más llegar encontró trabajo cuidando a una anciana. Poco después, una mujer la contrató para que cuidara a su hijo inválido. «Se portó fenomenal. Me prestó dinero para que mis tres niños viniesen y me pagó una operación de ojos. He llorado mucho, pero ahora soy feliz».

Elena ha sufrido en sus carnes lo que significa ser ecuatoriana en España. Llegó con tan sólo una maleta y sin un duro en el bolsillo. Aquí la esperaban su hermana, su cuñado y sus sobrinos, pero han pasado los años y su mirada revela una profunda tristeza. Sus cuatro pequeños siguen en Quito y ella todavía no tiene trabajo ni papeles. Asegura que acabará por marcharse.

«Con mi arte puedo hacer lo que me echen»

La laca y las tijeras lo acompañan por donde quiera que vaya. Simo, este marroquí de 27 años, no lo ha tenido fácil. Salió de su Tánger natal con un permiso de estudiante para seguir su carrera de letras en Alemania, pero la peluquería se cruzó en su camino y se ha convertido en su auténtica pasión. Corta el pelo como nadie y a su peluquería entran hombres y mujeres de todas partes. «Yo tengo mucho arte y con unas tijeras en la mano puedo hacer lo que me echen».

Llegó a Murcia hace dos años y ha conseguido los papeles definitivos con el último proceso de regularización. «Cerca de 30 amigos míos han normalizado su situación, pero yo soy afortunado porque puedo trabajar ocho horas en lo que me gusta. Ellos siguen en la construcción y en el campo».

«Podré visitar mi país y estar con mi gente»

Su mayor ilusión es quedarse embarazada y ahora está en tratamiento. Sólo queda esperar. Estas vacaciones visitará su país, Ecuador, en compañía de su marido. Desde que llegó a España, hace ya más de siete años, no ha vuelto a ver a su gente. Está ilusionada, pero confiesa que el desasosiego invade su corazón. Le gustaría que las cosas fuesen distintas y que en su tierra la gente pudiera tener las mismas oportunidades que en Europa.

Consiguió los papeles con el primer proceso de regularización del año 2000 y ha pasado por muchos trabajos. «Me han explotado y han abusado de mi situación, pero ahora soy empleada de una empresa de mantenimiento de piscinas y me tratan bien». Sandra se ha comprado una casa cerca del mar «para no tener que pagar un alquiler».

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