martes, octubre 21, 2008

“Si no tuviéramos un cierto grado de estrés, nadie se levantaría para ir a trabajar”

Un nuevo curso de la UNED pretende dar a conocer qué son el estrés y la ansiedad, identificar sus principales trastornos y aplicar técnicas de intervención ante los mismos

La UNED organiza desde hoy un curso del área de Psicología titulado ‘Fundamentos teóricos y aproximación práctica al estrés y los trastornos de ansiedad’, que será impartido por Isabel García y el profesor del centro asociado ceutí Juan Manuel Guiote. ‘El Faro’ habló con él sobre los puntos más comunes de estas patologías propias de nuestro siglo.


–Se dice que ahora nos estresamos por cosas que antes formaban parte de la vida cotidiana y no se tomaban tan a pecho...



estrés y ansiedad



–Antes el ritmo de vida era más pausado y ahora se nos exigen un montón de cosas más: tenemos que hacerlo todo en un tiempo determinado, y eso tiene unas consecuencias a largo plazo. Hay que dar a los niños el desayuno, llevarlos al colegio, ir a trabajar, miles de reuniones... Cantidad de situaciones que se vuelven estresantes, especialmente con la incorporación de la mujer al trabajo. Pero en general hay más competencia, y de ahí que los casos de estrés y ansiedad tengan más incidencia.


–¿Afectan estos problemas más a mujeres que a hombres?


–Los trastornos de ansiedad y estrés se manifiestan más en las mujeres, probablemente por factores culturales, pero eso no significa que a todas las mujeres les afecte el estrés, sino que hay variables individuales que en algunos casos pueden hacer a ciertas personas más fuertes ante el estrés: hay personalidades duras, a las que a lo mejor se les ha muerto un familiar, que tienen problemas en el trabajo y que cuidar solos de los hijos, y sin embargo responden adecuadamente a todas esas situaciones estresantes, y sin embargo, otra persona que tiene un pequeño problema, responde desproporcionadamente. En cada caso, no sólo hay variables fisiológicas que interfieren, sino también cognitivas.


–¿Hasta qué punto es importante el factor genético o los antecedentes familiares?


–Con respecto a la ansiedad, sí que hay variables que predisponen, que son las de vulnerabilidad. Si tienen antecedentes de trastornos de ansiedad y se presentan las situaciones adecuadas para desarrollarlo, hay una mayor probabilidad. Pero lo bueno es que estos trastornos tienen solución, y no sólo a través de los fármacos, sino a través de la terapia cognitivo conductual, que tiene una tasa de éxito mayor que la de los fármacos.


–¿Los especialistas tiran ahora más de medicamentos ante estas patologías?


–Hay casos que están completamente justificados, pero no siempre. Hay que abordar los trastornos de la mejor manera posible, teniendo como base el tipo de trastorno. En unos casos se utilizan más fármacos o más terapia psicológica, y hay que complementarlas. En casos de ansiedad se utilizan las benzodiazepinas, pero su gran problema es que son los fármacos más adictivos que hay, con lo cual se pueden estar tapando una serie de situaciones que a la larga pueden acarrear consecuencias.


–¿Cuál es la terapia psicológica que se sigue con más frecuencia ante estos casos?


–Depende del trastorno. En casos de ansiedad, podemos encontrarnos casos de pánico con agorafobia que se caracteriza por la aceleración de la tasa cardiaca, despersonalización, miedo a morir... Lo que se hace es exponer a ese tipo de estímulos al individuo, porque no le va a pasar nada, nadie se ha muerto de un ataque de pánico. Lo que temen muchas veces es lo que les va a pasar, pero no están viviendo lo que está pasando, entonces lo que se hace es entrenar al paciente para que viva esas circunstancias de manera más realista. Se les enseñan también técnicas de respiración abdominal y diafragmática, y de relajación muscular a aplicar, así como técnicas cognitivas para paliar el catastrofismo y el pensamiento dicotómico. La persona de esa manera va adquiriendo una mayor sensación de autocompetencia respecto de su trastorno.

–También el estrés parece afectar más a los niños...


–Probablemente es fruto de lo que ven, una gran aceleración a su alrededor. Son personas igual que nosotros y también a ellos se les exige más. Si a eso le añadimos que pasan bastante tiempo solos y que no somos conscientes de que a los niños hay que educarlos para afrontar problemas, es normal que respodan con trastornos de ansiedad. Sin embargo, en ellos, los trastornos más prevalentes, además de la fobia, es la ansiedad de separación, que aparece cuando surge un gran apego por una persona y deben separarse de ella.


–¿Es positivo el uso de los manuales de autoayuda?


–Es muy positivo, porque una parte del tratamiento es la psicoeducación, que quiere decir que la persona comprenda el trastorno que tiene, por qué se produce y cuál es la terapia que vas a seguir con ella. No hay nada mejor que el hecho de que el propio paciente comprenda lo que le pasa, por qué le pasa y qué pasos tiene que seguir.


–Siempre se nos dice que es necesario un cierto grado de estrés, ¿pero en qué punto se torna peligroso?


–Si no tuviéramos un cierto grado de estrés, nadie se levantaría de la cama ni iría a trabajar. El problema surge cuando ese estrés es muy intenso, o muy duradero, o se repite a menudo. Entonces puede incluso influir en la exacerbación de los síntomas de enfermedades físicas: si tenemos la respuesta de estrés siempre activa, afecta sobre todo al circuito cardiorrespiratorio, por lo que tendremos una mayor probabilidad de sufrir un ataque al corazón.


–¿Qué diferencia al estrés de la ansiedad?


–Es compleja, porque se ha escrito mucho sobre ambas y se han utilizado como sinónimos, pero no a nivel coloquial, sino académico. La ansiedad es una emoción momentánea que se precipita cuando valoro que un acontecimiento peligroso va a pasar, esa es la diferencia que existe respecto del miedo, ya que éste se experimenta respecto de algo real. En la ansiedad, el estímulo no es real, sino anticipado y desproporcionado e irracional. En cuanto al estrés, nos podemos encontrar con estresores biológicos, caso de la menopausia o la pubertad por la alteración hormonal; por otro lado, están los estresores psicosociales, que pueden ser desde coger un medio de transporte a la hora punta, la muerte de un familiar o incluso la planificación de una boda. Cuando el estrés es observado como una respuesta general e inespecífica del organismo, independientemente de los factores externos, es peligroso cuando es duradero en el tiempo, caso de una enfermedad crónica que va dando en los órganos diana, y que va mitigando psicológicamente al paciente.

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