miércoles, octubre 22, 2008

Carcajadas contra el estrés

Hay más tendencia al pesimismo que al optimismo, dice la psicóloga Benedicta Gayoso, pero lo bueno es que «el estilo pesimista se puede cambiar». O, lo que es lo mismo, el optimismo se puede aprender. La profesional propuso ayer en el Club La Opinión-El Correo de Zamora la psicología positiva contra el «incremento de depresiones por fracaso escolar» y frente a una «creciente desmotivación» en el terreno laboral.

Lo primero puede derivar, según la experta, del cambio en el estilo de vida. «Los padres le dan a veces más importancia a sus preocupaciones laborales que al niño, que queda en un segundo lugar y que si no entiende una asignatura no tiene quién le resuelva sus dudas, y luego a lo mejor los padres le atacan por los malos resultados». En esos casos, la psicóloga propone «generar esperanza» en vez de criticar e incidir en los aspectos negativos que, más que otra cosa, acentúa el problema. Así, hay niños que «se quedan inactivos, que no confían en sí mismos porque piensan que no van a conseguir nada y caen en la depresión».

La psicología positiva «es una rama de la psicología que busca el funcionamiento óptimo de la persona, cuando la psicología tradicional surgió para tratar síntomas y enfermedades». La rama positiva busca la felicidad desde el año 2000 y comienza a centrarse ahora en campos específicos, como la educación, la organización o la salud. De lo que se trata es de «mejorar como persona, tener más fortaleza, no derrumbarse ante los fracasos, ver que hay posibilidades de resolver un problema o tener controlada una situación».

Para conseguirlo hay técnicas, como la risoterapia o la danzaterapia, a las que cada vez acuden mayor número de trabajadores. «Cada vez más empresas ofertan a sus empleados talleres de crecimiento personal, musicoterapia, o danza». Gayoso es coordinadora regional del gabinete psicológico de FSP-UGT e imparte cursos en la escuela de formación de El Espinar a la que acuden los trabajadores de la Junta. «El bienestar no dura sólo un momento, las emociones positivas producen cambios bioquímicos en las endorfinas cerebrales». Así, se retoma la ilusión, cuya pérdida conduce al sentimiento de fracaso.

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