sábado, octubre 25, 2008

Sistema de alimentación promete reprogramar el cerebro para no comer más de la cuenta

El francés Yann Rougier, médico especialista en neurobiología y nutrición, lleva 25 años estudiando las relaciones entre cerebro y metabolismo y ha plasmado conclusiones en su libro "Adelgaza conmigo".

Comida demasiado dulce o salada, que además ha sido procesada previamente. Esa es la base del menú diario de millones de personas de países desarrollados que ha desencadenado en sus organismos un desorden progresivo del metabolismo y que se traduce en una reclamación persistente, por parte del cerebro, de una cantidad de alimento innecesario y perfectamente prescindible.

Esta coyuntura obliga a reeducar el metabolismo dañado si lo que se quiere es regresar a la senda del bienestar y del peso saludable. Sin embargo, cuando se inicia una dieta para ordenar ese sistema metabólico afectado se produce el riesgo real de que el cerebro recurra a la excusa más minima para intentar que se llegue al sobrepeso al que le hemos acostumbrado y no a la delgadez que está inscrita en los genes de casi todos los humanos.

Cerebro y metabolismo

El especialista se acredita como miembro fundador, en el Principado de Mónaco, de la NPH Foundation (Fundación para la Nutrición, la Prevención y la Salud), una organización internacional dedicada al estudio de la alimentación y la prevención de enfermedades derivadas de la nutrición.

En su currículo también figura como asesor de varios laboratorios de productos nutricionales y de la dieta de varios equipos de fútbol importantes, como el Arsenal inglés y el Mónaco.

En su libro aparece condensado el nuevo método de adelgazamiento que propone, el SLIM (Delgadez con el más bajo índice de metabolismo).

Se trata de un sistema de reeducación de los mecanismos saciantes con el fin de adiestrar al cerebro para que no demande más alimentos de los necesarios. Rougier asegura que quien sigue a rajatabla su método consigue "un adelgazamiento progresivo, sano y natural".

Asegura que se trata de un índice que mide, en una escala de puntuación de 0 a 100, la capacidad de almacenamiento corporal de los alimentos. Cuanto más elevado sea el Slim de la comida en cuestión, más fácilmente se almacenará. Por el contrario, cuanto más bajo sea ese índice, el alimento (o el grupo de alimentos incluidos en una receta) favorecerá el adelgazamiento y el control duradero de peso.

Sin relación con las calorías

Rougier advierte que el índice de su método no tiene relación con la cantidad de calorías contenidas en una comida, una premisa que el experto considera "estresante y dictatorial". El objetivo para conseguir un adelgazamiento natural consiste en obtener un Slim equilibrado en cada comida (entre 45 y 55 puntos), aunque es recomendable que se incluya siempre un alimento rico en proteínas.

Rougier asegura en su libro que "nuestra alimentación se ha modificado en cincuenta años más de lo que lo ha hecho en los cincuenta siglos anteriores, sobre todo en términos de calidad nutricional y también de composición química de los alimentos".


Como consecuencia de esta alteración alimenticia, tan escasamente saludable, el organismo humano aún no se ha adaptado a las enormes transformaciones que ha sufrido por la forma de comer. Para Rougier, la única solución a este problema, ya que nos podemos volver al sistema de alimentación de la primera mitad del siglo XX, es "entender estos nuevos alimentos para controlarlos mejor, y saber reagruparlos en recetas específicas que nos ofrezcan verdaderos menús y comidas sanas", concluye el experto.

Cómo funciona el sistema

Para conseguir el equilibrio hay tres fases para las tres comidas diarias:

* Fase I (tres semanas): tres unidades alimentarias de la zona verde o dos de la zona verde y una de la zona naranja.
* Fase II (tres semanas): dos unidades de la zona naranja y una de la verde. Dos veces a la semana (no consecutivas), una unidad de la zona verde, una de la naranja y una de la zona roja.
* Fase III (estabilización): un menú de la fase I y otro de la II. Dos veces a la semana (no consecutivas) una unidad de la zona verde y dos unidades de la roja. Si es posible, ningún alimento de la zona violeta.

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