martes, octubre 28, 2008

El apoyo psicológico del amputado debe ser integral para tener eficacia

En la Comunidad Valenciana se realizan globalmente entre 800 y 1.000 amputaciones al año. De ellas, el 80 por ciento son por enfermedad vascular crónica irreversible y el resto se reparte entre traumatismos, alteraciones congénitas y de origen tumoral. Para que el amputado se adapte a la situación y potencie su autonomía necesita apoyo psicológico.

La amputación de un miembro es muy significativa y dolorosa para un paciente y sus familiares. A los habituales sentimientos de dolor y pérdida, puede asociarse el de culpa en aquellos casos en que el afectado se ve en esa situación por no haber cumplido pautas de autocuidado fijadas por los médicos, como dejar de fumar o llevar una dieta adecuada.

El Consorcio Hospital General Universitario de Valencia ha puesto en marcha un programa de apoyo psicológico para amputados vasculares, cuya principal novedad es que la intervención se inicia antes de la propia amputación y no en la fase de la adaptación a la prótesis como ocurre en la mayor parte de los programas existentes.

Según el psicólogo David Rudilla, responsable del programa, "generalmente, la intervención psicológica a nivel hospitalario, ya sea en este ámbito o en cualquier otra patología, se produce cuando ya ha aparecido el problema. Sin embargo, nosotros apostamos por una psicología de la salud, ya que pretendemos minimizar a priori el trastorno de adaptación que seguramente acabará surgiendo en casi todos ellos".

El programa se basa en una labor multidisciplinar, ya que participan los servicios de Cirugía Vascular y Medicina Física y Rehabilitación, además de las unidades de Psicología y Hospitalización Domiciliaria (UHD). Cuando un cirujano vascular considera que un paciente es susceptible de atención psicológica, se inicia el proceso con la participación de dos psicólogos: uno se encarga del diagnóstico y evaluación para descartar problemas psicológicos, y el otro, de la preparación y apoyo emocional, con orientaciones a los familiares en el manejo del afectado con vista a elevar el nivel de aceptación, autonomía y disminuir la ansiedad, preocupaciones, etc.

Una vez realizada la amputación, algunos de estos pacientes son remitidos a la UHD para que se les realicen las curas, pero la labor para minimizar el trastorno adaptativo debe continuar, ya que es en ese momento cuando aprecian el impacto real de su nueva situación. Por último, la labor del servicio de Medicina Física y Rehabilitación es dar las indicaciones de la prótesis que necesita el afectado, así como el acoplamiento, la movilidad, el fortalecimiento muscular y el equilibrio.

Rudilla ha hecho hincapié en que "aunque se pueden beneficiar de este abordaje todos los pacientes, los más susceptibles de padecer el trastorno adaptativo son los jóvenes, que de repente se encuentran con que deberán realizar un cambio increíble a nivel socio-laboral".

En su opinión, resulta muy positivo que estos pacientes "tengan desde el principio una persona con quien compartir sus dudas, miedos o creencias irracionales ante el proceso que van a padecer".

Además, es conveniente trasmitirles dos ideas: que deben darse permiso para sentirse mal porque tienen motivos, pero que también deben dárselo para descubrir que existe un proceso de superación.

Trabajo familiar
En otros pacientes o franjas de edad, el trabajo va más encaminado hacia sus familias. Entre los 40 y los 60 años "alrededor de un 70 por ciento podrían requerir nuestro apoyo psicológico, sobre todo si sus familias son relativamente jóvenes y se pueden generar dinámicas negativas en el hogar", afirma Rudilla.

En el caso de personas mayores o de las que eran dependientes, el profesional debe centrarse en la sobrecarga que supone para sus familias. No obstante, en la mayoría de casos debe evitarse la sobreprotección del amputado, ya que debe apostarse por potenciar su autonomía y que se adapte pronto a la nueva situación en la que se encuentra.

No hay comentarios: