lunes, octubre 27, 2008

Ciencia y cristianismo

Ciencia y cristianismo: otro punto de vista


* Nuevamente he sido impelido a decir algo sobre la relación entre ciencia y religión

La pregunta fundamental es, y será: ¿Se encuentran la ciencia y la religión fundamentalmente en conflicto, o son simplemente dos campos independientes de la experiencia humana?

Nuevamente he sido impelido a decir algo sobre la relación entre ciencia y religión. La pregunta fundamental es, y será: ¿Se encuentran la ciencia y la religión fundamentalmente en conflicto, o son simplemente dos campos independientes de la experiencia humana?.

Para contestarla debemos entender que ambas tienen diferentes fuentes de conocimiento, metodologías, dominios de experiencias y, sobre todo, diferentes concepciones de lo que es una verdad. De las dos, la ciencia es la más limitada en alcance, dado que sus preguntas y problemas a resolver son muy específicos y se refieren al mundo material. Por otro lado, la religión propone la existencia de un mundo espiritual inmaterial y trata de formar eslabones entre lo material y lo espiritual, buscando significados y encontrando normas de comportamiento a partir de historias de encuentros entre ambos mundos.

Vistas así, la ciencia y la religión son dos esferas independientes del conocimiento humano, por lo que puede devolverse la pregunta: en tales condiciones, ¿por qué ha de considerarse que ciencia y religión se encuentran en conflicto?

La revisión histórica de las relaciones entre ciencia y religión, lleva a concluir que las principales disputas entre ellas se refieren al origen, historia y naturaleza del mundo físico, el origen y naturaleza de la vida humana, y la relación entre los seres vivos y el mundo natural. Los conflictos más antiguos se remontan hacia el nacimiento de la ciencia con los antiguos griegos. Por ejemplo, el gran dramaturgo Eurípides criticó acremente a Anaxágoras por “hacer menos a Helios, quien todo lo ve”, cuando éste sugirió que el Sol era una bola brillante sin vida; y Aristarco fue acusado de impiedad por decir que la tierra se mueve alrededor del Sol.

Por otro lado, el conflicto ya analizado en el caso Galileo, para muchos marca la pauta del divorcio irremediable entre ciencia y religión, a pesar de que se ha demostrado, a partir de las fuentes históricas directas y de los documentos oficiales de la Iglesia, que el supuesto conflicto se ha manipulado y mostrado de manera errónea.

La ciencia ha desmitificado muchas de las creencias atávicas creadas por imaginería popular a lo largo de siglos. Los cometas, los rayos, los terremotos y los volcanes son eventos naturales, algunos de ellos aleatorios, sin significado especial; no son, en modo alguno, la expresión de la ira de un dios castigador. Con lo que teólogos y científicos están de acuerdo sin lugar a dudas, es que la ciencia ha proporcionado las mejores soluciones a problemas relacionados con la naturaleza y la historia del mundo material. Pero no más. Problemas como, por ejemplo, la
mente humana, todavía no hallan una respuesta satisfactoria dentro del ámbito de la ciencia. Sigue siendo un misterio la idea de que el cerebro es inhabitado por una mente inmaterial, por un lado, y el problema de la consciencia por otro lado.

En otro orden de cosas, he abordado también el origen del universo de acuerdo con el modelo de la Gran Explosión. Parece que se ha abusado de esta explicación y, en parte, es por la manera en que se presenta, como la explicación de cómo se creó el universo. Ha de aclararse que la ciencia no presenta la Gran Explosión como la explicación de cómo comenzó el universo, sino de todo lo que aconteció después de que éste comenzó. El problema de cómo fue y porqué fue la Gran Explosión, no se ha resuelto científicamente. Lo que es cierto es que el hecho de que el universo esté ordenado y gobernado por leyes naturales, inmutables, y universales, se considera por un gran número de científicos, como la prueba más convincente de la existencia de un Ser Supremo.

Finalmente, ha de tenerse en mente siempre que, a pesar de los grandes éxitos de la ciencia, los científicos están obligados a respetar los límites intrínsecos de la metodología científica. No pueden usarse principios de la ciencia para aprobar o desaprobar la existencia de un mundo espiritual, la existencia de un Ser Supremo, o la vida después de la vida. Asimismo, los científicos han de resistir la tentación de proclamar que sólo la ciencia es capaz de resolver los problemas de la humanidad. Todos debemos mantener un sano respeto por el valor emocional de las creencias religiosas y del poder social de sus funciones sociales comunitarias.

Antonio Lara Barragán Gómez OFS
Escuela de Ingeniería Industrial
Universidad Panamericana
Campus Guadalajara

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