sábado, octubre 25, 2008

La fe orgánica

Una revista científica, "Nature", publicó días atrás un artículo de Pascal Boyer, un investigador del departamento de Psicología y Antropología de la Universidad Washington en St. Louis, Estados Unidos. En el mismo explica su teoría acerca de que la religión es un producto de la evolución del cerebro humano basado en varios rasgos cognoscitivos del hombre que lo predisponen a la fe.

Por ejemplo -detalla-, los rituales religiosos son comportamientos que surgen de omisiones del cerebro, "comportamientos estereotipados y repetitivos que los creyentes creen tener que hacer en su credo, aunque no perciban algún efecto real".


Otro aspecto del cerebro humano que puede explicar aspectos de la religión, según Boyer, es la tendencia a socializar, es decir, una inclinación a la vida en grupo que origina la creación de las propias reglas en las respectivas comunidades religiosas.


Esta teoría, obviamente, no es nueva. Ya había sido esbozada por el mismo Boyer en 2001 cuando publicó su libro "¿Por qué tenemos religión?". La tesis central del mismo era que la religión llega naturalmente debido a la forma en que la mente humana fue construida por la selección natural.


"Nuestro cerebro está predispuesto para cierto tipo de nociones y creencias. Esto explica por qué algunos aspectos de la cultura humana tienen profundas similitudes por encima de las diferencias culturales. La religión es uno de estos aspectos", advertía.


A partir de esta teoría surgieron varios adherentes, como por ejemplo, las variables del filósofo estadounidense Daniel Dennett y del biólogo británico Lewis Wolpert en 2006. En sintonía con Boyer, ambos consideran que la fe tiene profundas raíces en nuestra naturaleza, debido a su capacidad para dar consuelo y fomentar la cooperación social.


"Creemos para apaciguar nuestro sufrimiento y aplacar el miedo a la muerte. Creemos para explicar cosas que de otra manera no podríamos explicar. Creemos, en fin, porque acaso nuestro cerebro está predispuesto a creer como un producto inevitable de la evolución. Y si no creemos, siempre existe en nuestro entorno esa presión para comulgar con una fe, porque la religión es tan inherente a las sociedades humanas como el lenguaje y la música", tal el pensamiento de Dennet y Wolpert.


Mientras el estadounidense escribió el libro "Rompiendo el Hechizo", convencido de que "la fe se puede llegar a explicar como se explica el deporte o el cáncer", el británico, en su obra "Seis cosas imposibles antes del desayuno: los orígenes evolutivos de las creencias", sostuvo "que la fe obedece no sólo a una predisposición de nuestros cerebros, sino que también puede dar consuelo y significado a la vida".

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