miércoles, octubre 08, 2008

Punto final a la inocencia Cuidado con los tipo “Four Solution”

Hay un código implícito entre los que viven en este país, de que por ser hispano y hablar el mismo idioma, se puede confiar.

Debido a que compartimos historias similares, hablamos un mismo idioma y muchos no hablan el inglés, creamos un sentido de grupo donde asumimos que todos tenemos intereses similares y que no sacaremos ventaja de nuestras limitaciones.

Pero esto es una falacia de serias consecuencias.

Una simple muestra: “Uno confía en la raza de uno. Este es un joven que parecía tan bueno y decía que nos iba a ayudar, pero mira qué sucedió” dijo Wilda Rodríguez al periódico El Nuevo Día de Orlando en una entrevista sobre el caso de un fraude en Tampa, Florida que podría ser de $500 millones de dólares.

Hay cerca de 1,600 hipotecas que no están siendo pagadas. Han sido defraudados bancos, inversionistas individuales y dueños de casa. Los que cometieron el fraude están huyendo de la justicia.

Actualmente dos hispanos, de origen peruano y argentino, están prófugos de la justicia y son buscados por fraude de hipotecas y violaciones a la ley federal bancaria, que conllevaría a 40 años de prisión por cada acción fraudulenta. La esposa de uno de ellos, Carmen María Oliveri, fue arrestada el pasado 6 de junio.

Desafortunadamente, los ladrones sacaron parte del dinero a bancos extranjeros, se sospecha que en Perú, Argentina y Panamá.

Lo que se presentaba en los medios y ante la comunidad como una compañía que iba a solucionar los problemas de las familias hispanas que estaban enfrentando juicio hipotecario terminó siendo un fraude que está dejando a esas familias en la calle y sin la posibilidad de recuperar lo perdido.

En el fraude entran dos compañías: 4 Solutions, Inc. y Frontier Capital Inc. En 1999, Mario Quiroz registra la compañía Frontier Capital Inc. y ese mismo año la compañía adquiere la licencia de corredor hipotecario para operar en el Estado de la Florida. La licencia lo autorizaba a vender hipotecas de diferentes bancos y ser el intermediario entre el prestamista y el prestatario, a cambio de recibir una comisión si la operación se cierra.

Entre las responsabilidades de una compañía así está ayudar al potencial comprador a elegir la hipoteca acorde a las necesidades del cliente, recolectar información financiera relevante del potencial prestatario y someter la solicitud. Es financieramente responsable de recomendaciones no aptas y legalmente responsable ante el banquero hipotecario en caso de fraude.

En el 2004, José A. Oliveri y Mario Quiroz registraron en el Estado de Florida la compañía 4 Solutions, Inc. Registraron la corporación como “real estate investment firm” o firma de inversiones en bienes raíces. Aunque para operar como compañía de inversiones necesitas aprobación del estado, cosa que no tenían, ellos utilizaban el “ostentoso” nombre para impresionar a los no conocedores.

4 Solutions se hizo miembro del BBB y del programa administrado por el Buró, donde supuestamente se someterían a las prácticas y códigos de la Asociación. Con un elegante material de mercadeo, se presentaban como una firma financiera, con carta de un abogado certificando la información de que ellos estaban en “buenos términos” con el BBB.

La idea comercial detrás del esquema de ambos era capitalizar sobre la cantidad de potenciales juicios hipotecarios. Muchas familias no estaban pudiendo afrontar los pagos de sus hipotecas.

Como el proceso de juicio hipotecario es sumamente emocional, las familias prefieren buscar cualquier solución, sin importar cual sea, con tal de no enfrentar el juicio hipotecario. Es aquí que las emociones toman control.

4 Solutions, usando la táctica de “te educo y te ayudo”, promocionaban que ellos traerían solución a las familias que estarían enfrentando juicio hipotecario. Con un fuerte apoyo publicitario con programa de radio, anuncios en la televisión, radio e Internet, buscaban que los potenciales clientes llegaran a ellos.

Una vez que la persona entraba en contacto, los representantes les decían que pagarían sus hipotecas, utilizando la plusvalía de la propiedad, y que un inversionista les ayudaría a resolver la situación.

Ellos seguirían viviendo en la casa pagando la misma cuota o más baja, en concepto de renta. Al cabo de un año, el inversionista les vendería la casa de vuelta. Ellos estarían en mejor situación y así podrían refinanciar nuevamente su casa y no tendrían que perderla.

Y ¿quienes eran esos inversionistas? Personas con buen crédito y asalariados. A ellos se les acercaban pidiéndole que “rentaran” el buen crédito y el nombre. A cambio, Mario Quiroz de Frontier Capital conseguiría las hipotecas. Como los “compradores” tenían buen crédito, Frontier, lograba conseguir el 100% de financiamiento. A cambio de poner su nombre le pagaban una suma de por ejemplo, $5,000 dólares. Incluso le pagaban $500 por referir a otros.

Como parecía fácil, los inversionistas permitían que su nombre se usara para comprar cinco y seis casas. Frontier Capital, solicitaba préstamos con información falsa a diferentes instituciones para que apareciera como que el inversionista era “primer comprador”. Así tenías una persona con ingresos de $30,000 con un portafolio de propiedades valorado en $1.5 millones de dólares.

Al año, estos “compradores” venderían la casa nuevamente a los antiguos dueños.

¿Cómo Mario Quiroz y José Oliveri ganaban? Tomaban la casa del que estaba a punto de ir a juicio hipotecario por un precio menor y vendían la casa al “comprador” por un precio mayor, sacando el patrimonio de la casa.

La diferencia se usaba para que el comprador pudiera pagar por el préstamo por un año y por la “comisión”. El restante iba a los ladrones. Por ejemplo: si la hipoteca era $100 mil dólares y sacaban una nueva hipoteca por $170 mil, ellos podían quedarse con cerca de $50,000 por préstamo.

Pero sólo era cuestión de tiempo para que todo explotara. Como los “compradores” no tendrían más dinero para afrontar las hipotecas, iban al dueño original para que comprara la casa nuevamente.

El problema es que el comprador la quería vender al precio de la nueva hipoteca. El antiguo dueño, si no podía pagar antes, menos podía pagar a este nuevo precio y era más difícil poder conseguir nuevo financiamiento con un precio más alto.

Como el nuevo comprador no podía afrontar el pago de esas hipotecas, todo se cae como un castillo de naipes.

Ya es tiempo que nosotros como hispanos transformemos la mentalidad de confiados a escépticos. De la misma forma que somos duros y críticos de nuestros hermanos anglos, también lo tenemos que ser con los hispanos que están sacando beneficio de la ignorancia de otros y del sistema.

Esto es una llamada de atención a los medios de comunicación hispanos que están permitiendo que sus espacios sean utilizados por vendedores que se presentan como “educativos e informativos”, donde exageran sus credenciales y omiten información relevante.

Esto es una llamada de atención a los periodistas, editores y productores para que comiencen a ser más incisivos en sus investigaciones sobre temas de negocios en la comunidad hispana. Permitir que más historias como éstas salgan a la luz para que más consumidores puedan enterarse.

Los medios son el mejor vehículo que existe para parar estos abusos. Gracias a un medio que sacó las quejas de Wilma Rodríguez pude profundizar en el caso y enterarnos cómo operaban, para estar alertas.

Esto es una llamada de atención a los consumidores para que dejen de ser ingenuos e inocentes y sean más escépticos. Que una persona sea hispana, hable español y tenga licencia no significa automáticamente que sea honesta. Mario era corredor hipotecario con licencia del estado de la Florida. Pero también era un ladrón de guantes blancos.

Exijan, pregunten, investiguen y quéjense. El BBB no funciona a su mayor capacidad si no se quejan. Las agencias de gobierno tienen gente que quieren parar a los ladrones. Pero como la mayoría de sus empleados no hablan español, dependen de las quejas de nosotros para realizar la investigación correspondiente.

Los corredores de hipotecas: no olviden que tienen una responsabilidad fiduciaria y que sus acciones comerciales pueden afectar la confianza que los mismos bancos depositan en ellos.

Y los que prestan su crédito para este tipo de fraude, recuerden que también ustedes son responsables ante la ley y puede que sean hallados culpables.

Es tiempo ya de que dejemos la inocencia y seamos más duros con nuestra “raza”.

Al final, tú decides.

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