El hígado, el filtro del cuerpo que evita que la sangre no contamine al cuerpo con toxinas que no le deben llegar, tiene un enemigo que está ganándole la batalla a muchos: la obesidad.
"El 70 por ciento de los adultos que tienen obesidad, ya tiene infiltración de grasa en el hígado. Si se queda nada más así, es una enfermedad benigna, pero no puedes saber en qué momento eso se convierte en hepatitis por grasa, entonces la enfermedad va avanzando y puede desarrollar cirrosis", señaló en entrevista Linda Muñoz, directora de la Unidad de Hígado del Hospital Universitario de la Ciudad de México.
Para conmemorar el Día Nacional de la Salud Hepática en México, la especialista y otros colaboradores de la unidad, participaron en una jornada de charlas.
"Si no hacemos un alto, el paciente que presente un esteatohepatitis (hepatitis por grasa), va a presentar una fibrosis, y luego una cirrosis y un hepatocarcinoma (cáncer) o quedarse en una cirrosis terminal", advirtió Carmen Contreras, especialista en nutrición clínica y obesidad, quien participó en el evento.
La acumulación de grasa más dañina para órganos vitales como el hígado, es aquella que se acumula alrededor de la cintura, en la parte central del cuerpo, tendencia que les viene a los mexicanos por predisposición genética, señaló Contreras.
Algunos hábitos que favorecen la acumulación de grasa en el hígado son el consumo de
calorías excesivas, el nulo consumo de grasas vegetales adecuadas y fibras.
La dieta actual de los niños es una preocupación para los especialistas hepáticos, como Muñoz, que ven con peligro el consumo promedio de 2.6 refrescos al día y la tendencia natural a acumular grasa en el abdomen desde pequeños.
"Si estos niños cuando llegan a la edad adolescente se someten a los otros factores de riesgo para desarrollar enfermedades hepáticas, como ponerse tatuajes, piercings (Hepatitis B), consumo de alcohol y de drogas (cirrosis), todo eso va ir aumentando los riesgos de que tengan enfermedades avanzadas a temprana edad", indicó la directora de la Unidad de Hígado del HU.
Un aspecto negativo que dificulta el cuidado de la salud hepática es que a veces el daño que tiene el órgano no se manifiesta físicamente hasta que se está en etapas muy avanzadas.
Muñoz recomendó realizarse un chequeo general cada año en el que se haga un eco abdominal, se realicen pruebas de funcionamiento hepático y de sangre para buscar las hepatitis A, B o C.
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