La industria del calzado en El Salvador está formada por unas 1,600 empresas, concentradas en los departamentos de Santa Ana, San Salvador y Sonsonate. Sólo el uno por ciento de las empresas son medianas y grandes.El resto son pequeños talleres artesanales que no poseen mayor instalación de equipos tecnológicos, pero que se caracterizan porque utilizan el cuero como principal insumo para la producción del calzado, según un estudio de la Oficina Comercial de la Embajada de España, finalizado en abril de 2006.
Sin embargo, el sector enfrenta serias deficiencias que limitan el aprovechamiento de mercados internacionales, como Estados Unidos.
Mauricio Lara, propietario de calzado Tagat, una empresa santaneca con 10 años de existencia, considera que el principal problema que enfrentan para poder exportar es la falta de mano de obra calificada, lo cual limita la capacidad para atender la demanda.
Asimismo no cuentan con apoyo financiero para realizar capacitaciones y adaptar nuevas tecnologías al proceso de producción. "Eso se traduciría en buenas oportunidades para exportar, ser más competitivos y no limitarse sólo a vender en Centroamérica y México", afirmó.
Lara sostiene que el sector debería de contar con una estrategia que trace las líneas de trabajo, bajo una visión de conjunto, pues en la actualidad no existen lazos comerciales ni de ninguna otra índole entre las mismas.
"Necesitamos prepararnos para cuando nos ordenen la compra de unos 100 mil pares de zapatos tengamos la capacidad de producirlos rápido y con calidad. Pero primero se debe definir esas líneas de acción, reconvertirnos e invertir en tecnología", destacó.
La reconversión del sector permitiría elevar la escala de producción, y por ende, tener capacidad de suplir la demanda local y extranjera.
Eduardo Sánchez, gerente general de Industrias Fénix, coincide en que se necesita más mano de obra calificada y tecnología para que las pequeñas y medianas empresas comiencen a exportar.
Las reglas flexibles
La reconversión permitiría el aprovechamiento de acuerdos, como el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que establece reglas de origen flexibles para las exportaciones de calzado.
Sin embargo, los pequeños productores locales no han podido beneficiarse de las bondades del convenio comercial, vigente desde hace 16 meses.
El TLC permite que los productores puedan incorporar componentes prefabricados de terceros países, que los ensamblen y que después entren libre de aranceles a Estados Unidos, por proceder del mercado salvadoreño, explica Ricardo Martell, gerente de investigaciones de la Agencia de Promoción de Inversiones (Proesa).
"La regla flexible es una ventaja para atraer productores de calzado. Incluso existe una empresa brasileña que considera que los artesanos de Santa Ana podrían tener capacidad de recibir subcontratos, sólo con un pequeño impulso que reciban", afirmó.
Los aranceles para ingresar calzado a territorio estadounidense pueden ascender hasta 67 por ciento, y por eso la oportunidad de ahorro es substancial.
Para Martell los artesanos necesitan una mejor calificación, para que consigan contratos directos y "los beneficios del TLC se comienzan a derramar a pequeños y medianos empresarios".
Martell, asegura que a través de Proesa se busca promover los cluster de calzado, para integrar la cadena productiva, incluso los proveedores de los accesorios del calzado, y así generar productos con valor agregado que se puedan comercializar en un segmento medio alto, pues la idea no es hacer calzado barato para no competir con China.
Informó que algunas empresas visualizan al país como una opción para exportar, por lo cual ya están explorando las oportunidades de instalarse en suelo salvadoreño, para utilizarlo como plataforma de exportación.
La agencia proyecta impulsar el sector y acompañar a los productores en el proceso de identificar oportunidades en los mercados internacionales.
"La idea es brindar el apoyo necesario para lograr mayor calidad para exportar en los mercados internacionales", aseguró Lorena Aceto, asesora de inversión de Proesa.
Aceto sostiene que también hay que explotar las ventajas que tiene el país, como el menor costo de mano de obra, avance en servicios de telecomunicaciones y demás incentivos a la inversión.
La idea de una operación de manufactura complementaria se convierte en una opción lógica para el inversor extranjero.
La cercanía con Estados Unidos es otra de las ventajas, porque facilita la respuesta a pedidos y la especialización en nichos de moda, que suelen tener mayores márgenes de ganancia.
Eso contribuiría a aumentar la producción nacional, ya que según la investigación española, las ventas de calzado en el mercado subieron en los últimos años (por aumento del consumo), pero como no hay capacidad de producción las importaciones también siguen creciendo.
Según la balanza comercial del Banco Central de Reserva las exportaciones de calzado en 2006 llegaron a 21.4 millones de dólares, pero las importaciones fueron de 70.1 millones de dólares.
Los pequeños empresarios de este rubro necesitan más apoyo financiero para poder invertir en tecnología, a fin de elevar la productividad y calidad. FOTO edh / Franklin Zelaya
No hay comentarios:
Publicar un comentario