MOSCU.- En un hecho sin precedentes en la investigación del Artico, que tuvo también su lado político, Rusia posó ayer dos batiscafos gemelos tripulados, el Mir-1 y el Mir-2, justo debajo del Polo Norte.
Rusia reclama la propiedad de más de 1 millón de kilómetros cuadrados en el lecho del océano. Se trata de una zona rica en hidrocarburos, que también pretenden Canadá y Estados Unidos.
Tras casi tres horas de inmersión, el Mir-1 tocó fondo a 4.260 metros. Iba tripulado por el piloto Anatoli Sagalevich, por Artur Chilingarov, vicepresidente de la Cámara de Diputados (Duma) y experto en este tipo de expediciones, y el diputado Vladimir Gruzdev. Unos 40 metros más abajo llegó luego el Mir-2, que llevó al científico australiano Michael Mcdowell y al millonario sueco Friedrick Pausen, que pagó U$S 3 millones por la aventura.
La tripulación del Mir-1 plantó en el lecho marino la bandera rusa de un metro de altura, hecha de titanio para resistir la corrosión. Asimismo, dejó una cápsula con un mensaje para futuros expedicionarios y una placa conmemorativa del suceso. Asimismo, ambos minisubmarinos tomaron pruebas de lecho y de agua en las profundidades. Además, desde ese punto realizaron mediciones magnéticas de mucho interés científico para luego regresar a la superficie.
El eslabón
Dos barcos rusos: el “Akademik Fedorov” y el rompehielos de propulsión nuclear “Rossia”, secundaron esta expedición que pretende aumentar el control ruso de este disputado territorio donde, según expertos, se halla el 25% de los recursos mundiales de crudo. Una de las prioridades en materia científica es establecer que una parte del fondo submarino, conocida como Dorsal Lomonosov, es una extensión geológica de Rusia. Moscú podría entonces reivindicar ese espacio amparándose en la Convención de Naciones Unidas sobre derecho marítimo, algo que ya reclamó en 2001. (Télam-AFP-NA)
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