TEOCOCUILCO, México (AP) - Habitante de uno de los tantos pueblos que ha visto desaparecer a sus jóvenes cuando emigran en busca de trabajo a Estados Unidos, el artista oaxaqueño Alejandro Santiago ha decidido tomar el reto de repoblar su comunidad, aunque sea metafóricamente, con esculturas de barro de los migrantes.
Pintor y escultor de 43 años, Santiago elabora 2.501 figuras de barro que representarán a sus amigos y familiares que durante años han dejado atrás Teococuilco, la población rural de la sierra del estado sureño de Oaxaca en la que nació.
De 1,30 metros de alto y unos 70 kilogramos de peso, ninguna de las esculturas es igual a la otra, y la mayoría fue hecha en un intento por reflejar en sus caras las dificultades de sus vidas, tanto en México como en Estados Unidos.
La idea surgió en la mente de Santiago hace seis años, cuando luego de una estancia de tres años en París vio que su pueblo había comenzado a quedar deshabitado por el fenómeno migratorio.
"¿Dónde están los amigos, los tíos?", dice que preguntó tras llegar a Teococuilco, comunidad que dejó a los 9 años cuando sus padres lo llevaron a vivir a la ciudad de Oaxaca, capital del estado del mismo nombre.
"Pues todos están en Estados Unidos", fue la respuesta que tuvo de los ancianos y algunas mujeres con niños que aún permanecen en el lugar.
Supo entonces, "que tenía que repoblar un pueblo", y comenzó a idear y crear a sus migrantes de barro, aunque pensó que faltaba algo para completar el proyecto: la experiencia de los emigrantes mexicanos.
En 2003, Santiago viajó a la ciudad fronteriza mexicana de Tijuana y contactó a un traficante que le dio papeles falsos e intentó cruzar, fallidamente, luego de que fue detectado por agentes migratorios estadounidenses.
Antes de intentar cruzar pudo ver las cientos de cruces puestas en la franja fronteriza que representan a aquellos que han muerto en el intento de llegar a territorio estadounidense.
Esa imagen de las cruces, que estimó en unas 2.500, se quedó en su mente y marcó el número de migrantes de barro que haría.
Decidió añadir una figura más, la 2.501, en un intento por simbolizar que más allá de las estadísticas, siempre hay una persona más intentando llegar a Estados Unidos.
Santiago ha recibido unos 100.000 dólares de la Fundación Rockefeller para concluir su proyecto y poder sufragar el salario de sus 35 trabajadores.
Y en lo que parece una metáfora más del fenómeno, sus migrantes de barro no repoblarán Teococuilco sino hasta que hayan concluido un recorrido por ciudades de México y Estados Unidos.
En septiembre, sus esculturas serán exhibidas en la ciudad mexicana norteña de Monterrey, con motivo del Forum de las Culturas, y ya tiene propuestas para que viajen también a ciudades estadounidenses en California y Nueva York.
Al final del periplo, dijo Santiago, "inauguraremos en el pueblo el retorno de los migrantes".
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