La cara de póker que ponen los nominados a los premios Oscar antes de que se desvele el nombre del ganador es para muchos una actuación más merecedora de la estatuilla dorada que el papel por el que aspiran a la misma. Sin embargo, no es mérito de ellos, sino que se trata de expresiones que puede poner todo el mundo, pues esa capacidad está en los genes. Una investigación acaba de demostrar por primera vez que ciertas emociones que se expresan con el rostro son innatas.
"Algunas expresiones faciales espontáneas provienen, seguramente, de una fuente genética, y son comunes a todos los humanos, que nacen con esta capacidad independientemente del sexo, la cultura o la zona geográfica", explica David Matsumoto, profesor de psicología de la Universidad de San Francisco y coordinador del estudio que ha comprobado que estos gestos no se aprenden mediante observación, como se pensaba.
Para llegar a esta conclusión, Matsumoto y su equipo analizaron más de 4.800 fotografías de yudocas que compitieron en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Atenas 2004. Los atletas, procedentes de 23 países de todos los continentes, tenían una visión normal o eran ciegos (de nacimiento o por algún accidente posterior). Los retratos del rostro estudiados correspondían a tres momentos distintos: al finalizar un combate por los metales (bien por el oro o por el bronce), al entregarles la medalla, y en el podio junto a los otros ganadores.
"Las expresiones de los yudocas ciegos eran idénticas a las de aquellos que tenían vista y coincidían en las mismas circunstancias", explica el investigador en las páginas de 'Journal of Personality and Social Psychology', donde publica los resultados de su trabajo. "El hecho de que los ciegos controlen sus expresiones de emoción de la misma forma que los otros sugiere que es algo que no han podido aprender por observación, sino que tiene que haber otro mecanismo que regule el control de las emociones", indica el autor, quien apuesta por "una evolución genética ancestral".
La sonrisa social
Al estudiar las fotografías, realizadas por un profesional, los investigadores vieron que los ganadores de los combates (tanto para la medalla de oro como para la de bronce) expresaban abiertamente su alegría, con sonrisas francas y sinceras, denominadas sonrisas de Duchenne aquellas en las que no sólo se mueven las comisuras de los labios sino que los ojos y las mejillas también acompañan a la risa-.
Por el contrario, los ganadores de la medalla de plata (perdedores del último combate) se limitaban a esbozar una 'sonrisa social', que se caracteriza por levantar un poco las comisuras de los labios, pero sin que intervenga ningún otro músculo facial. Estas expresiones espontáneas fueron las mismas en todos los atletas, tanto si veían como si no.
Los ciegos congénitos, los no congénitos y los atletas con visión ponían las mismas expresiones de enfado, contención, disgusto, tristeza, sorpresa o alegría a lo largo de los Juegos Olímpicos.
Aunque aún hay que hacer más estudios, por ejemplo con personas sordas, para averiguar los mecanismos que están detrás de las emociones, nuestros datos indican que "existe una base genética que hasta ahora no teníamos en cuenta".
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