Por ahí dicen que los celos controlados son buenos, pues son reflejo de afecto; las personas que no son celosas, pueden tener una excelente autoestima, pero en exceso también pueden reflejar que la vida les pasa desapercibida, ¿estás de acuerdo?
"El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina basta": Jacinto Benavente
¿Quién besaba mejor? ¿Dónde aprendiste eso? ¿Y l@ amabas? No todos podemos excluirnos, pues la mayoría hemos sentido celos en nuestras relaciones de amistad y/o de pareja. Los celos, según Wikipedia, son las respuestas mentales, conductuales y emocionales ante una amenaza externa que pone en peligro una relación importante.
Pueden ser tolerables o alcanzar grados extremos. Los celos retrospectivos, en particular, generan una situación diferente: El pasado es inmodificable y no hay nada qué hacer. En nuestras relaciones, casi todos hemos buscado, directa o indirectamente, saber lo que hacía tu pareja en un tiempo determinado. ¿A poco no has sentido esa descarga eléctrica de rabia por no querer saber sobre alguna experiencia pasada de tu pareja, aunque contradictoriamente tengas interés por saber en que concluyó esa experiencia?
Por ahí dicen dos refranes “Ojos que no ven, corazón que no siente” y “Lo que no fue en tu año, no fue en tu daño”, pero pese a “la sabiduría popular”, no deja de ser doloroso y curioso el hecho de conocer el pasado amoroso de tu pareja. Por ahí leía que a un hombre le cuesta más trabajo superar los celos retrospectivos que a una mujer, pues el machismo se hace presente y el orgullo es golpeado. Por otra parte, la mujer tiene mayor capacidad emocional de superarlos. Hay que destacar que los hombres buscamos competir con el pasado en aspectos físicos; la mujer piensa en ser más inteligente y competir en aspectos no sólo físicos, también emocionales.
A veces, los celos retrospectivos suelen generar batallas internas muy fuertes que conducen a la depresión y a sentirnos miserables, ínfimos; tal situación casi siempre genera discusiones, a veces violentas, y todo por la “tortura” del pasado que hacemos presente en nuestra cabeza. La verdad, e inútilmente, lo que más nos duele es no poder hacer algo, pero ¿tendría algún sentido?
La revista Luna, de Argentina, publicó que los celos, vistos desde el ámbito psicoanalítico, comienzan desde la primera vinculación del ser humano, es decir, desde el contacto con la madre; es algo que traemos por naturaleza, sin embargo, a lo largo de la vida aumentan, dependiendo de la inseguridad y autoestima que hayamos adquirido.
Puede ser que seamos masoquistas, sin embargo, nunca dejará de ser desagradable cuestionar a nuestras parejas, pues, en realidad ¿qué se gana con saber? Quizá no cometer los mismos errores o “conocer” más a nuestra pareja.
Por ahí dicen que los celos controlados son buenos, pues al ser un proceso natural también es un reflejo de afecto; las personas que no son celosas, pueden gozar de una excelente autoestima y seguridad, pero en exceso también puede ser reflejo de que la vida les pasa desapercibida.
En el caso contrario, hay quienes que se la pasan preguntándose cómo su “amorcito” fue capaz de semejante “calentura” o acción que ha golpeado su orgullo y lo ha llevado a la decepción.
Los celos, en todos sus tipos, tienen solución. Si la necesitas, pide ayuda profesional. Todos los hemos sentido alguna vez, lo importante es controlarlos, amar a nuestra pareja y llevar a cabo este sabio consejo: “Vive el presente para construir el futuro y alguna vez échale un vistazo al pasado”, pues a veces, por tonterías, dejamos ir el verdadero amor.
¿Has perdido a alguien por culpa de los celos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario