A los libros baratos se les reduce los márgenes de impresión y se les pega al canto, en vez de coserlos en cuadernillos. Para leerlos no se pueden dejar abiertos sobre la mesa, sino que hay que tomarlos con dos manos, lo que desanima a los lectores cómodos. Últimamente ya miro los libros de otra manera: el tipo de su letra y la estructura, aparte de lo que prometen. El último leído ha sido una novela de Conrad, posada en un atril; de buenos márgenes y hasta con cinta para señalar dónde se interrumpe la lectura; 26 euros... La compré para desquitarme del trabajo de mantener entre las manos la 'Historia natural del alma', de Laura Bossi. Obra interesantísima, por cierto, pero reacia a ser posada; y de más de un kilo de peso. ¡Albricias a la cultísima neuróloga milanesa! (Mi Biblia, y mi Quijote y 'El Dante' son de atril...)
La angustia del gentío por el agudo viento de la recesión económica me ha animado a indagar en mi entorno qué se piensa sobre la felicidad. Y de una forma u otra se compendia así la cosa: tener alguien a quien amar, algo diario que realizar y algo en que esperar. Como este escribidor; sólo que todos no tienen semejante esperanza: Cristo. Me puedo considerar dichoso quizás por ello, que a otros se niega; muchos jubilados sólo esperan, solos en los bancos, la hora de la píldora y la pitanza, sin qué hacer, ni ganas de imaginarlo. (A estos les tengo dedicado, con todo amor, mi poemario 'Verso y reverso de la urbe')
Como ya he apuntado otra vez, el hombre ha pasado, del trabajo y el ahorro, al crédito, la especulación y el despilfarro; al azar, en suma. Eso se paga. Pero no a todos les afecta la situación, o por lo menos algunos lo disimulan bien; abundan los pases de modelos con ropas carísimas, la venta de coches de gran cilindrada, (vemos mamás llevando en ellos el nene al 'cole') joyas de colección, y se sigue hablando mucho, tanto en 'teles' como en revistas y bares, de la nueva y onerosa cocina, (entre otras cosas susceptible de servir para curas de adelgazamiento, por lo ruines, si bien vistosos, platos que aliña.)
¿A qué se considera en realidad 'calidad de vida'? A la 'cultura' de la codicia y el despilfarro. Vale.
Todavía hay autonomías clamando, y reclamando, por imaginarias deudas históricas, sin que por ello se les vea una política de eficacia en la espera del posible cobro, ni disimular los crecientes dispendios. ¿La puntilla en la crisis? Que nadie paga a nadie, empezando por las instituciones; lo que va a ser la ruina de muchos suministradores oficiales. Estamos empezando como el hidalgo del Lazarillo de Tormes...
Nueva Regla de Oro: ahora ya tenemos la seguridad de que a los capitalistas, los grandes Bancos y la multinacionales, no se les puede dejar que regulen la economia. Además, si a los bancos de inversión han tenido que socorrerlos, esperamos que desde ya se les regule su proceder. Desde ayer. De siempre, cuando ellos se apuntaban a buenos dividendos, jamás se ocupaban de otros que de sus accionistas. Ahora piden bizmas para la 'pupa'. En realidad no hay ninguna singularidad en lo que pasa. Ahora se recuerda al señor Keynes, el de l929. "Singularity" sí se llama el nuevo juguete electrónico, del cual, según nos dicen las revistas de ingeniería, dará resultados superiores a los de la mente humana. Amén... Que se equivoque menos...y no repita, como el hombre, el tropezar en la misma vana piedra una vez y otra.
Antes se nos decía que el Banco de España regulaba el país, su producción, sus movimientos de capitales; que preveía... ¡Una falacia! Tendría que haber calculado el exceso de edificaciones y las consecuencias del temerario dispendio de créditos, (y no digamos de los basura.) ¡¡Y ahora Madoff!!
El gran desajuste entre los altísimos sueldos de los altos empleados, (economistas, abogados, ingenieros... que suelen robarse unas empresas a otras,) y el del resto del personal, alguna vez tendría un costo. ¿Cómo se despide a los caros? Porque los sindicatos... ¿están silbando 'La flor del Lliri Blau? ('La flor del lirio azu', concierto de Joaquín Rodrigo.)
También hay economía en el habla, que cohabita con el amor a las palabras largas o los neologismos antiguos; me refiero al sintagma «detrás de mí» que suele decirse, en vez de «de mi» mío; incluso «detrás mía». Tan se está imponiendo, que el ordenador me ha impedido repetidas veces escribirlo correctamente, aunque parezca broma, por más que repetía el tecleo. La cosa no tiene remedio, como el necio «no escucho» cuando se quiere decir «no oigo» o como lo de la gente que añade «por decir algo» tras los «buenos días» lluviosos, ignorando que una cosa es saludar y otra dar el parte meteorológico...
Esta mañana, (escribo en la semana de Navidad) tras la delicia de ver al amanecer, rosados, los nevados Picos de Europa y Peña Sagra, sorprendió observar que, tras un conato de seco sur, habían florecido las numerosas primaveras, ('primula veris') y las humildes y fecundas caléndulas, ('calendulas officinalis') que destacan como pequeños soles, y se ha coronado el 'leptospermum' con multitud de pequeñas margaritas carmines ¿Lo inesperado se debía a un homenaje de la Naturaleza a la sacra conmemoración de la llegada del Niño? ¡Austeras y amorosas Pascuas, y sano 2.009!
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