miércoles, enero 14, 2009

Cómo fomentar la autoestima




Los seres humanos necesitan amar y saber valorarse.

Si una persona sabe valorarse está más capacitada para amar y valorar a los demás; por el contrario, la persona que no se valora espera que los demás (esposa, marido, hijos) le den un valor. Esto provoca malentendidos que afectan a las dos partes.

Es por esto que tenemos que tener claro que ser egoísta y tener una autoestima alta no es lo mismo. El egoísmo implica ser mejor que el otro, conlleva asimetría, en cambio tener la autoestima alta implica, por un lado valorarse en una justa medida y, por otro, poder amar a los demás concediéndoles el mismo valor.

Cuando una persona se estima no hará nada que pueda devaluar, humillar o destruir a sí misma o a los demás; no responsabilizará a los demás de sus actos, no se perjudicará tomando drogas, no permitirá que los demás la maltraten emocional o físicamente, no recurrirá a la violencia.

Cuanto más nos valoramos menos demandamos de los demás a la vez que sentimos más confianza en nosotros y en nuestro entorno social.

Cuando logramos reconocer que somos únicos y que tenemos semejanzas y diferencias con el resto de los seres humanos, dejamos de compararnos con los demás y de juzgarnos. Es necesario que aceptemos y respetemos nuestra personalidad para poder edificar nuestra autoestima.

Los padres contribuimos en gran medida a la formación de la personalidad de los hijos y es por esto que a la hora de educarlos es bueno tener en cuenta los siguientes aspectos:

- Si educamos a nuestros hijos comparándolos con los demás o en la conformidad, estos por lo general, tendrán una baja autoestima.

- Es importante que los padres formen equipo y se unan al hijo en el descubrimiento de su personalidad.

- Nuestro objetivo como padres es aceptar a nuestros hijos como seres únicos, con todas las semejanzas y diferencias en relación con sus padres y con todos los seres humanos. Esto hace que los padres no sean jueces sino descubridores de la personalidad de sus hijos. Para conocerles hemos de recurrir al tiempo, la paciencia y la observación.

- Todos los individuos cambian sin cesar por la edad y la experiencia. Debido a este proceso de cambio tanto padres como hijos hemos de seguir descubriendo quiénes somos.

- Los padres enseñamos autoestima a los hijos por la forma en que los disciplinamos para mejorar su conducta. Un niño que recibe un trato de gran estima responde bien a la dirección de los adultos.

- El apoyo a la autoestima permite que el niño acepte las consecuencias de su comportamiento y adopte conductas de enmienda. Este es otro medio de hacer de la disciplina una oportunidad de aprendizaje.

- Cuando los padres carecen de una elevada autoestima tienen la oportunidad de edificarla a la vez que orientan a sus hijos. Sólo se necesita tiempo, paciencia y valor para probar cosas nuevas.

Y recordad siempre, siembra sin riego no produce buen fruto.

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