viernes, septiembre 21, 2007

La tecno le resbala a las pymes

Es posible que a usted aún lo asuste la tecnología, pero todo puede ser fruto del desconocimiento de esa fabulosa herramienta resumida en una computadora y en los dispositivos de última generación.

Si usted continúa viendo la tecnología como un problema y cada vez que el ingeniero le sugiere cambios, su mente y su bolsillo reaccionan como si estuvieran rodeados de asaltantes, es posible que necesite una profunda reflexión para evitar lo que el experto japonés en gerencia y liderazgo, Kenichi Ohmae, denomina la “muerte súbita de las empresas.

Un mal muy generalizado y quizás preocupante. Según un estudio de Fundes sobre el grado de inversión en tecnología por parte de las pequeñas y medianas empresas, es revelador: solo el 2 por ciento de las pymes del país están en la onda de la innovación. Esta decisión les permitirá ser más competitivas en el mercado global. Y entonces la pregunta es: ¿Qué pasa con aquellas empresas que se están rezagando?

La más posible es que se esté aproximando a la desaparición o por lo menos a tener una vida corta y tormentosa. La razón es sencilla: el mundo de los negocios contemporáneos es darwinista y sobreviven no solo los más fuertes sino los que sean capaces de adaptarse al incesante y permanente cambio.

Muchos de los argumentos esgrimidos en contra de la tecnología se apoyan en un desconocimiento de lo que es, en consideraciones erróneas o en un retraso con respecto a las posibilidades que hoy ofrece, señala el estudio de Microsoft.

En consecuencia es necesario combatir los falsos paradigmas resumidos en los siguientes puntos:

La tecnología es un gasto
Aun perduran en muchos empresarios modelos de negocio donde la recuperación del dinero invertido, lo que técnicamente se conoce como retorno de inversión (ROI) llega a ser tan obsesivo que solo se reconoce lo que da dinero en la mira del corto o a lo sumo medio plazo.

No es de extrañar, pues en el mundo de la pequeña empresa, por ejemplo, las miras suelen alcanzar como mucho tres meses de vida, lo cual impide por cuestiones de necesidad imperiosa el hecho de plantearse modelos a largo plazo.

Hace mucho tiempo que la tecnología se ocupa de tareas cotidianas, del día a día, de tal forma que ese retorno de la inversión ya no espera al largo plazo. Nos referimos a que ya no estamos hablando de grandes computadoras que a lo largo del balance anual nos ahorrarán varias horas con sus cálculos.

Lo mire por donde lo mire van quedando lejos los tiempos en los que la tecnología era considerada un gasto. La totalidad de las empresas consultadas desde el portal de Microsoft dedicado a ellas coincidía en que la tecnología es una inversión.

La tecnología me hace perder tiempo
Ya pocas personas, entre ellas muchos empresarios, piensan que con la tecnología se pierde tiempo. Poco cuesta argumentar a favor de optar por el ordenador frente a la máquina de escribir, o a los programas de cálculo frente a las calculadoras.

Si aun perdura la sensación de que la tecnología nos hace perder el tiempo es porque muchas veces no sabemos qué ni cómo hacer con ella. Cuando se realiza una innovación tecnológica en cualquier oficina, se tarda un tiempo en hacerse con esa nueva herramienta. Es el momento donde surgen las dudas y todos los tópicos que abundan en la idea que preside este argumento.

La tecnología falla mucho
Podemos enfocar este argumento desde varios puntos de vista, pero en ninguno de los casos vamos a ser los que nieguen la mayor y vamos a engañar contando que la tecnología no falla nunca. Claro que falla, pero el hombre también y no por ello despedimos a todos nuestros empleados o desconfiamos automáticamente de los mismos.

Si bien es cierto que no se ha inventado la tecnología perfecta, los fallos cada vez son menos y menos apreciables. Por otro lado, no es baladí considerar que cada vez le exigimos más a la tecnología, o que cada vez se encarga de ayudarnos en más elementos que antes.

La tecnología no me sirve
Sin duda un programa de diseño no va a ser creativo, ni le va a dar la imagen del año, ni siquiera va a hacer que venda más productos. Quizá este sea uno de los errores más comunes con respecto a los elementos tecnológicos en los negocios.

Pensar en la tecnología como un fin, o como una barita que todo lo resuelve sin que medie ninguna acción por nuestra parte ha llevado y originado más de un problema en empresas que han realizado grandes inversiones malaconsejados o desconocedores de las posibilidades de una implementación tecnológica en su empresa.

Que yo coordine toda mi flota de reparto desde un ordenador central me evitará mucho tiempo, mejorará mil veces los repartos y su puntualidad, me ahorrará miles de pesos, pero si el producto que reparto no gusta, las pérdidas serán inevitables.

La tecnología deshumaniza
Es, sin duda, otro de los argumentos puestos sobre la mesa en múltiples ocasiones por parte de los empresarios. El miedo a que la tecnología sustituya las relaciones personales, o que enfríe su modo de acercarse a los clientes, hace que crezcan las reticencias a la hora de implementarla en sus negocios.

Pensémoslo desde otro enfoque. Puede estar pensando en que la tecnología deshumaniza su empresa cuando a lo mejor le permite que sus empleados mantengan una conexión entre ellos mucho más constante y de mayor calidad. Si la tecnología pudo cambiar una cara por una conversación mirando a la cara del otro desde nuestro móvil; si la tecnología permite que estemos en contacto directo con nuestros compradores de China ¿quién está deshumanizando? ¿No será más bien lo contrario?

No hay comentarios: