De pie frente a su nueva casa de color verde menta, el hondureño Fredy Omar escucha el rugido de los camiones de construcción, el zumbido de los taladros y el golpeteo sordo de los martillos. Es una obertura para algo mucho más dulce: la música.
Esta no es una banda, sino una comunidad en formación, integrada en su mayor parte por músicos: una mezcla de cantantes, bateristas, trompetistas, pianistas y guitarristas, así como intérpretes de la armónica e incluso músicos que tocan tablas de lavar y que vivirán en las mismas calles, practicando y tal vez tocando en conjunto a pocas cuadras de distancia.
Es la nueva Villa de los Músicos, idea de dos luminarias nacidas en Nueva Orleáns: el cantante y pianista Harry Connick Jr. y el saxofonista Branford Marsalis, que en la agitación posterior al huracán Katrina decidieron que se requería algo para ayudar a los músicos a quedarse y a tocar en la ciudad.
Dos años después del huracán, su idea se está transformando rápidamente en una realidad llena de color. El poblado _un grupo ordenado de unas 80 casas pintadas de colores vivos_ es sólo un pequeño rayo de esperanza en una ciudad llena de cicatrices, pero ya le ha dado a Omar y a otros un techo donde guarecerse y una oportunidad de volver a hacer música.
"Aquí me siento en casa", afirmó el músico hondureño.
Omar llegó a Nueva Orleáns hace 15 años para cantar en un festival y decidió quedarse. Sus vibrantes ritmos latinos le han ganado seguidores en los lugares predilectos de los locales, como el Tipitina's y el Café Brasil. Cuando Katrina inundó la ciudad, se fue a California y de ahí a Texas, pero estaba ansioso de regresar a una ciudad donde siempre hay un club abierto y una banda tocando.
"Como músico, es como un niño que está en Disneylandia", afirma Omar, con una sonrisa contagiosa y anteojos oscuros ovalados. "Todas las noches de la semana puedes salir y encontrar música. Siempre hay algo nuevo... Nunca sabes qué vas a obtener, pero sea lo que sea, sabes que va a estar bueno, o por lo menos diferente".
Omar se resignó a aceptar las pérdidas por la tormenta: sus preciadas composiciones musicales, sus grabaciones originales, premios y otras posesiones terminaron en la calle, después de una disputa a larga distancia con su casero.
"Como músico, simplemente creas cosas nuevas", dijo, encogiéndose de hombros. "Es una oportunidad para comenzar de cero".
Como uno de los primeros propietarios nuevos, Omar ha visto pasar un desfile de políticos, candidatos a la presidencia y otras personalidades, los cuales acuden al distrito Upper 9th Ward para ponerse un cinto con herramientas, tomar una brocha y ser fotografiados entre las viviendas color naranja, azul, verde, rosa y morado. El poblado, que está siendo desarrollado por la rama local de la organización Hábitat para la Humanidad, depende en gran medida de los voluntarios.
Omar también fue fotografiado con el presidente George W. Bush y la primera dama Laura Bush cuando visitaron el lugar a mediados del año pasado.
Pero lo que él realmente espera es que lleguen sus nuevos vecinos, como Michael Harris, un bajista que ha tocado junto a músicos como Dr. John, Buddy Guy, Art Neville y Leon Russell.
Harris, de 53 años, ha sobrevivido a dos huracanes. Su casa rentada en el distrito Lower 9th Ward quedó sumergida en la inundación de Katrina. Estaba de gira en Brasil cuando la tormenta se acercaba y no regresó a tiempo para poder salvar sus pertenencias.
Cuarenta años antes, era un niño cuando la casa de su familia resultó gravemente dañada por el huracán Betsy.
Sin embargo, no es el pasado sino el futuro lo que Harris tiene en mente mientras permanece sentado en la escalinata inconclusa de su terraza, asiendo una cruz de madera firmada por voluntarios de Hábitat que querían bendecir su casa.
"Esto va a ser realmente agradable", dijo. La oportunidad de ser un propietario con todo nuevo, señaló, inculca un orgullo de comunidad.
Al igual que la mayoría de los residentes del lugar, Harris ayudó a construir su casa de 102 metros cuadrados (1.100 pies cuadrados). Hábitat requiere que cada residente le dedique 350 horas de trabajo a su casa; los que no tienen la capacidad física para hacerlo pueden apoyar en labores de oficina o pedir la ayuda de familiares y amigos.
Más del 70% de los habitantes de la villa son músicos. Sin embargo, no todo el que quiere puede vivir aquí. Sólo el 10% de los solicitantes cumplían el requisito de que los habitantes tengan un ingreso anual de cuando menos 18.620 dólares y buenos antecedentes crediticios, o ninguno.
Esas normas han molestado a algunos músicos que han sido rechazados, pero las autoridades de Hábitat dicen que no quieren apoyar a personas que posteriormente no puedan conservar el lugar.
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