Kate y Gerry McCann, padres de Madeleine, la niña que está desaparecida desde mayo en Portugal, contrataron al estudio de abogados más costoso del país luso para que los represente, aunque aún no fueron acusados de ningún delito. De todos modos, para los investigadores, son sospechosos de haber matado a su hija y haber hecho desaparecer el cadáver.
La situación procesal de los médicos se agrava día a día, ya que los indicios en su contra se van sumando. Por eso, el equipo de letrados, que incluye a Rogerio Alves, uno de los juristas más destacados de la Península Ibérica, y a Carlos Pinto de Abereu, presidente del Comité Portugués de Derechos Humanos, diseñará una estrategia de defensa para los McCann. El 7 de setiembre el matrimonio fue declarado formalmente sospechoso de la desaparición de su hija.
Maddie, de cuatro años, desapareció el 3 de mayo de una habitación del complejo turístico de Ocean Club, en Praia da Luz, donde dormía junto a sus hermanos, los mellizos Sean y Amelie, de dos años. Sus padres, que al momento de la desaparición estaban cenando con amigos en un restaurante, admitieron que habían sedado a sus hijos para poder salir tranquilos. Esto hace sospechar a los investigadores que la niña puede haber muerto como consecuencia de una sobredosis de tranquilizantes, y que sus padres hicieron desaparecer el cadáver y denunciaron luego la desaparición.
Otra hipótesis es que la la madre la puede haber matado durante algún incidente familiar (la mujer escribió en su diario personal que la niña la ponía muy nerviosa, porque lloraba gran parte del día y era muy caprichosa).
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Por otra parte, la Policía portuguesa allanó el viernes un crematorio de animales en la región del Algarve, porque sospechaba que en ese lugar pudo haber sido arrojado el cuerpo de Madeleine. Los detectives interrogaron a los dueños de la incineradora y les preguntaron si los McCann habían hecho alguna visita reciente al lugar. El allanamiento fue realizado 24 horas después de que el juez de instrucción criminal que entiende en la causa ordenó una serie de requisas en la región del Algarve, en su intento de hallar el cuerpo de Madeleine. El crematorio se encuentra en una granja cercana al pueblo de Monchique, a unos 30 kilómetros de la localidad de Praia da Luz.
Eef Hoos, el holandés que es propietario del lugar, llamado Creon Starlight, pasó ocho años en prisión por poner bombas en Holanda.
Durante la requisa insistió en que nunca conoció a la pareja de médicos. “Puedo jurar que no tengo nada que ver con la desaparición de la niña”, dijo el hombre, de 61 años.
Tras el allanamiento, la Policía portuguesa tomó fotografías de dos hornos -que quedaron sellados-, donde los expertos estiman pudieron haber sido incinerados los restos de Madeleine.
El crematorio, que según Hoos no estaba en funcionamiento desde marzo, se encuentra detrás de la propiedad del holandés. La Policía decidió investigar el lugar luego de que los vecinos se quejaron de que los hornos emanaban olor a carne podrida. (Télam).
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