No hay nada mejor que ir al grano, sin rodeos. Al menos eso concluyó un grupo de científicos británicos que considera que el éxito de una conquista radica en la determinación más que en la belleza. El estudio, elaborado por terapeutas de las universidades de Aberdeen, de Durham y de Saint Andrews, se presentó en el Festival de la Ciencia, que se celebra durante esta semana en la ciudad de Liverpool.
Para llegar a esa aseveración, los psicólogos entrevistaron a 230 personas de ambos sexos, a las cuales se las indagó sobre qué papel desempeñaban distintos factores en la atracción emocional y química. A la luz de las respuestas, las facciones de que quien quiere seducir son menos relevantes que su sonrisa, su capacidad para mirar al otro a los ojos y el atrevimiento para decirle con naturalidad que le gusta.
"Análisis anteriores han enfatizado la importancia de ciertas características físicas como la simetría facial o el tono de voz. Sin embargo, este estudio demuestra que la capacidad de atracción de un ser humano no es tan sencilla como parecía. No depende únicamente de una piel sin defectos o de unos rasgos simétricos, sino que es un proceso mucho más complejo", explicó Ben Jones, coautor del estudio.
Según declaraciones suyas reproducidas por el diario "El Mundo", de España, el cerebro combina datos sobre la belleza física de los otros con la atracción que demuestren por nosotros. La mecánica del estudio fue sencilla. A los conejillos de indias se les mostraron unas fichas con distintos rostros y se les pidió que los valoraran. La mayoría optó por las caras más bellas, pero este efecto se multiplicó cuando los ojos miraban a la cámara o los labios ensayaban una sonrisa.
El estudio -publicado por la revista "Psychological Science"- forma parte de un proyecto más ambicioso llamado "El laboratorio de las caras", que indaga en los vericuetos de las relaciones humanas y en sus vínculos con la psicología y las apariencias físicas. (Especial
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