Los etereotipos y los tópicos hacen que no tengamos que molestarnos en pensar y el fútbol está lleno de frases que de tanto repetirlas se admiten como verdades, cuando en realidad no pasen de ser meras tonterias sin fundamento alguno. Por ejemplo que "hay que atacar por las bandas", o "en el fùtbol moderno no hay espacios", y a la que quiero referirme ahora y que afirma que "es preferible ganar a jugar bien".
Esta última separa el buen juego del éxito. Como si jugando mal tuviéramos la garantia del triunfo. Bien, la selección española deshace en cada partido ese montón de tópicos infundados producto muchos de ellos de la falta de cuestionamiento, y otros malintencionados para justificar la mediocridad propuesta. Porque la selección española juega bien, ilusiona, juega a veces por las bandas y otras por el centro, como debe ser, toca para distraer y encontrar más rápido y más fácil la situación de gol, y por ese motivo encuentra los espacios que dicen que no hay, y es verdad, lo que ocurre es que este juego consiste justamente en generarlos.
Para jugadores como Iniesta, Xavi Hernández, Fábregas, Xabi Alonso, Senna, Villa, Silva, Torres o Cazorla, la táctica es importante como punto de partida, como condición para el talento. Lo más importante para este equipo es la pelota y se ordena a su alrededor. Claro que para eso es preciso conocer el juego, aparte de las cualidades naturales de cada uno. Es paciente y confia en el fútbol que siente y la hace mejor. Por eso tocando espera a que los goles caigan de maduros. Y caen. Porque el toque cansa y desanima a los rivales que tienen que correr detrás del balón, y terminan perdiendo la organización defensiva. Y como la belleza aparece, no siempre pero sí con mucha frecuencia, cuando los equipos juegan bien, de tanto en tanto la selección española nos deja jugadas para que las guardemos para siempre en la memoria emocional y así, sin querer, desarma otro de los grandes tópicos: aquel que dice que lo único que queda es el resultado, y que nadie se acuerda de un equipo si juega bien y pierde, como tampoco importa si gana jugando mal.
A la falta de ideas y a la ausencia de sensibilidad para apreciar lo que es bueno, se lo identifica, erróneamente también, con la practicidad. Muchos años estuvo esta selección soportando injustamente la teoria de la furia como estilo, hasta que al fin, esta generación de futbolistas puso las cosas en orden. No es la furia, sino el talento, lo que consiguió el título mas esperado: el Campeonato de Europa. Y no es la furia sino el talento, la alegría, el buen fútbol, el que genera la esperanza de ganar el próximo Mundial. En otras palabras, belleza y eficacia van de la mano. Sería bueno no olvidarlo para poder confiar plenamente en este fútbol, aun en los malos momentos, si es que llegan.
viernes, septiembre 12, 2008
Belleza y eficacia
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