jueves, mayo 28, 2009

Laguna Mar Chiquita


Nubes de sal, señal de aviso de la laguna Mar Chiquita.

Las imágenes satelitales muestran un fenómeno que no se percibe desde la Tierra: el viento levanta sal y la traslada por la provincia. Advierten sobre la falta de agua.

Miramar. Una nueva nube de sal que la imagen satelital muestra saliendo de la laguna Mar Chiquita y que llega hasta la zona de Villa María, le sirve al Promar –la delegación que el Centro de Zoología Aplicada de la Universidad Nacional de Córdoba posee en Miramar– para lanzar un nuevo llamado de alerta frente al motivo que las generaría: el desmanejo que estaría sufriendo el principal tributario de la laguna, el río Dulce.

Promar investiga y monitorea la inmensa laguna. En su reclamo, pone el acento en la cada vez más frecuente formación de nubes de sal que se generan por la bajante del nivel de agua del mar de Ansenuza.

El profesor emérito del Centro de Zoología y director de Promar, Enrique Bucher, explicó que, "debido a la marcada bajante de la laguna, quedan amplias playas salinas, sobre las cuales los vientos fuertes levantan grandes nubes de polvo salino que cubren extensas distancias, en muchos casos de más de 120 kilómetros, sobre todo en dirección de norte a sur, siguiendo los vientos predominantes". Su influencia llega a ciudades alejadas como San Francisco y Villa María.

Este problema ya fue advertido en el libro Bañados del río Dulce y laguna Mar Chiquita, publicado por la Academia de Ciencias en 2006. Desde entonces se ha venido registrando con frecuencia creciente este fenómeno de las nubes salinas, que no es fácilmente visible desde Tierra (aunque la gente de la zona a veces ve el cielo como "lechoso").

La evidencia se empezó a registrar en 2006, cuando fotografías satelitales tomadas por la Nasa capturaron por primera vez esas nubes blancas en dispersión. Esas "plumas" de sal podrían tener consecuencias negativas sobre cultivos, suelos y salud de la población, sobre todo en el área cercana a Mar Chiquita, donde se da con mayor incidencia.

Además de la bajante "natural" de la laguna, a Promar le preocupan las posibles consecuencias que sobre su nivel tienen las varias derivaciones de agua que se hacen sobre el río Dulce en Santiago del Estero, las que sustraen parte del caudal que ingresa al Mar de Ansenuza.

"Sería importante realizar esfuerzos para que se asegure una cuota de agua a Mar Chiquita que impida bajantes demasiado marcadas. El problema de las nubes de polvo salino tendrá que ser considerado en los estudios de impacto ambiental que deberían realizarse para evaluar las extracciones de agua en el río Dulce. Dichas evaluaciones deberían ser consideradas por el Comité de Cuenca del Río Dulce, del cual forma parte la Provincia de Córdoba", expresó Bucher.

En ese sentido, se recuerda el dato de que las provincias de Santa Fe y Santiago del Estero firmaron, el pasado 20 de mayo con la Nación, un convenio de financiación para el estudio de factibilidad del acueducto del Noroeste, que tomará agua del Dulce para abastecer el consumo humano y actividades ganadera e industrial del sudeste santiagueño y el noroeste santafesino.

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