Siempre me han admirado las capacidades de la mente humana para crear mundos fantásticos, utópicos y mágicos de los que sólo la imaginación entiende y de los cuales sólo ella da razón. Algunos ejemplos de ello, son los momentos en que pensamos sobre qué es la vida, quién nos guía y de dónde proviene lo que nos ocurre, y dejando a Dios como cuento aparte nos atrevemos a inventar explicaciones concernientes únicamente a la fantasía. Uno de los aventurados en este territorio es Jorge Luis Borges en su cuento “Las ruinas circulares” en el que nos crea como producto de un sueño, y en el que finalmente no se sabe quién es el soñado y quién el soñador.
Es realmente divertido plantearse qué pasaría si esto fuera posible, si fuéramos el sueño de alguien y a la vez fuéramos escogidos para soñar a otro. ¿O qué pasaría si fuéramos producto de lo que alguien escribe y empezáramos a oír una voz narrando todo lo que pensamos, deseamos y hacemos?, ¿Cómo sería si dependiéramos de otro para que nos escribiera una historia feliz que cumpliera nuestros anhelos?; o mejor aún, ¿qué contestaríamos si nos lo pidieran a nosotros, será que seríamos capaces de alejarnos del egoísmo y escribir al otro feliz?, ¿seríamos capaces de crear una realidad donde todos fuéramos aceptados y tratados como seres humanos, o trabajaríamos solamente a nuestra conveniencia?.
Hay tantas preguntas que me surgen al ponerme a pensar en lo que sería vivir según otros, afortunadamente parece ser, hasta ahora, que nuestra vida es responsabilidad de nosotros mismos, siendo los únicos autorizados a controlar el romance entre nuestra inspiración y nuestra pluma a nuestro antojo.
Pero como nada lo sabemos con certeza y hoy quiero rendir un tributo a la imaginación los invito a que piensen ¿qué clase de personaje serían si su vida fuera una novela? y ¿cómo escribirían la vida de otro si les dieran la libertad de hacerlo?
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