jueves, agosto 19, 2010

Guia completa para invertir sobre seguro

Guia completa para invertir sobre seguro y evitar estafas y sobresaltos

En verano proliferan los productos milagrosos que aseguran nos harán perder peso y lucir una espléndida figura en pocas semanas con el único esfuerzo de tomar esas pastillas o brebajes definitivos. Pasa lo mismo que con las inversiones que prometen espectaculares beneficios sin riesgo: o exageran la rentabilidad, o minimizan el riesgo o, simple y llanamente, son una estafa.

Antes de entrar en profundidad con el tema, una pista elemental para el inversor no profesional que le debe poner en alerta roja: las inversiones que prometen rentabilidades mensuales por encima del 20 %. Este tipo de réditos sólo están al alcance de profesionales de la inversión excepcionales, cómo es el caso de Warren Buffet.

¿Qué tipos de riesgos hay?

Estamos acostumbrados a oír que las inversiones son seguras o tienen un riesgo. Podríamos definir el riesgo cómo la probabilidad de que ocurra un suceso (favorable o desfavorable) asociado con los rendimientos (mayor o menor rentabilidad real de la inversión), los flujos de caja (cobrar o no cobrar un dividendo de una acción, por ejemplo) o el valor de un activo (por ejemplo poner un precio de mercado a una vivienda actualmente).

Veamos algunos tipos de riesgos a tener en cuenta:

1.- El que ningún inversor debería afrontar jamás: el riesgo de estafa. Evidentemente no se nos anunciará que el producto que se nos ofrece es una estafa, deberemos saber los fundamentos básicos del producto financiero, analizar la profesionalidad, historial y solvencia del emisor y de la empresa que comercializa el producto.

2.- Riesgo puro: asociado a perder lo invertido por acontecimientos adversos al estilo incendios u otro tipo de catástrofes, accidentes o la quiebra del emisor del producto de inversión (no queda muy lejana para los inversores españoles la quiebra del banco de inversión americano Lehman Brothers).

3.- Riesgo operativo o económico: Factores internos o externos que pueden incidir en el negocio tales como los cambios en los mercados, diferentes estrategias de las empresas competidoras, crisis económicas generales o en sectores concretos, variaciones de precios de los activos subyacentes a la inversión (que suba el precio del oro si invertimos en empresas que comercializan este producto, por poner un ejemplo) o cambios en la regulación legal, entre otros.

4.- Riesgos relacionados con la rentabilidad: Se suele decir que una inversión tiene riesgo si no tiene una rentabilidad asegurada. En esta tipología podemos incluir el riesgo de perder dinero por la propia naturaleza del producto de inversión. Las acciones, por poner un ejemplo conocido por todos, tienen riesgo tanto por su rentabilidad (que podríamos asimilar a los dividendos que reparte la empresa) cómo por su precio (podemos perder dinero si las acciones que hemos comprado bajan de precio y tenemos que venderlas para obtener liquidez).

5.- Riesgos de liquidez del activo: Tiempo o dificultades de convertir la inversión en liquidez (dinero). Hoy en día los propietarios de viviendas que necesitan venderlas se han topado de bruces con este problema: las casas que antes se vendían sin problemas ahora resulta muy complicado venderlas incluso asumiendo pérdidas.

6.- La inflación: Si creen que la mejor forma de no asumir riesgos es no invertir sus ahorros es dejarlos en la cuenta corriente de su banco, se equivoca. La inflación o subida generalizada de precios, se come año a año el valor de su dinero. Para no perder dinero, al menos tiene que conseguir un plazo fijo en el propio banco que le ofrezca una rentabilidad igual a la inflación.

CONOCER EL PRODUCTO EN QUE SE INVIERTE

Parece una evidencia, pero no lo es tanto nunca invierta en un producto que no entienda bien. No es tan sencillo como parece; si simplemente se fía del empleado de su banco que le sugiere que ese fondo de inversión con un nombre tan rimbombante es una gran inversión y es “tan seguro como un plazo fijo”, lo lamentará. La carga de trabajo y falta de especialización de muchos bancarios hace que su asesoramiento no sea suficiente para decidirnos por uno u otro producto. Debemos entender cómo funciona.

Para resumir muy brevemente los productos de inversión más comunes con los que topamos habitualmente, podríamos mencionar: Deuda pública del Estado: Podríamos decir que es el activo libre de riesgo por antonomasia. Nos dan una rentabilidad asegurada sin riesgo (en realidad siempre existe el riesgo soberano, que quiebre el Estado como ha pasado con Grecia y no pudiera pagar sus deudas). Son conocidos por renta fija estatal, para diferenciarla de la renta fija de las empresas o privada. Plazos fijos de las entidades financieras: Técnicamente conocidos por IPF (Imposiciones a Plazo fijo). En una situación normal suelen tener una rentabilidad cierta por debajo del euribor (que toman los bancos y cajas como referencia del coste del dinero para ellos). Son inversiones seguras, salvo que quiebre la entidad (en el caso de España el Fondo de Garantía de Depósitos asegura hasta 100.000 euros por persona y entidad financiera).

Bonos estructurados: Producto de renta fija privada que ha dado muchos problemas ya que es de una complejidad elevada (son productos que combinan una inversión segura con un derivado financiero) y se ha comercializado al inversor minorista de forma un tanto masiva. Combina un producto de rentabilidad asegurada con un derivado financiero. Para simplificar, un emisor (Empresas A) emite este bono que puede asegurar o no el total invertido, con una rentabilidad que depende de la evolución de unos activos subyacentes (por ejemplo del valor de 3 acciones); un banco (Banco X) comercializa el bono cobrando por ello una comisión y un particular invierte en este producto (normalmente cada bono cuesta 50.000 euros). ¿Problema grave que ocurrió con la quiebra de Lehman Brothers ? Que era el emisor de bonos (Empresa A), comercializados por bancos españoles (Banco X). Quiebra el emisor, Lehman Brothers, y el inversor no puede reclamar, en principio, al banco que le ha “vendido” el bono. Tendrá que esperar que se liquide Lehman Brothers para ver que parte de su dinero recupera.

Acciones: Título negociable en las diferentes bolsas que representan un porcentaje de propiedad de ella. Es la renta variable más conocida para el inversor común. El riesgo de esta inversión es tanto de rentabilidad como de precio como, también, de quiebra de la empresa. Pensemos que el accionista es, en realidad, un propietario de la empresa; es el último en cobrar si la empresa se tiene que liquidar.

Fondos de inversión y ETF (Fondos de Inversión Cotizados): En este tipo de producto se compran participaciones en una cesta de productos en los que invierte el Fondo. Normalmente son cestas de acciones de determinados mercados o sectores elegidos según la política de cada gestora de fondos. Los ETF son un tipo nuevo de fondos de inversión que se cotizan y se pueden vender y comprar como las acciones, ya que tienen precio en cada momento. Son instrumentos ya más complejos, ya que los hay que invierten en índices, en oro y en multitud de inversiones diferentes; además los hay que ganan si baja el Ibex (ETF s short o ultrashort), por ejemplo, y otros que ganan si sube.

Productos derivados

: Su valor depende de la evolución del llamado activo subyacente (acciones, índices, materias primas y un largo etcétera). Los más conocidos son los futuros y las opciones. Los futuros son una un compromiso entre dos partes por el cual en una fecha futura una de las partes comprará algo y la otra se obliga a venderla. Un futuro sobre una acción a un precio de X euros y con fecha de vencimiento XX/XX/XXX significa que cuando llegue esta fecha uno se obliga a comprar la acción por X euros y el otro a venderla, valga lo que valga en realidad esta acción ese día. Las opciones dan derecho al que la compra (pagando una prima al vendedor) a comprar (opciones call) o vender (opciones put) el activo subyacente a un precio determinado en una fecha futura. Por tanto, el que compra la opción puede o no ejercerla. Son ya productos cuya complejidad debe alejar al inversor no especializado.

Inversiones “exóticas” para el inversor aficionado

: En este apartado vamos a incluir cualquier producto poco usual para el cliente normal, muchas veces comercializado por entidades no bancarias. Nunca se debería invertir en estos instrumentos sin conocer perfectamente el producto, el emisor y el intermediario que lo comercializa. Podríamos mencionar la compra directa de oro en lingotes, las inversiones en divisas del mercado Forex, las emisiones de pagares de determinadas empresas privadas.

ANALIZAR AL EMISOR E INTERMEDIARIO DE LA INVERSIÓN

Es muy importante conocer bien el producto en el que se invierte, pero igual de imprescindible es saber quién lo emite o vende. Conocer sus datos básicos, su solvencia y trayectoria profesional.

La red nos proporciona toda esta información de una forma rápida y a un coste muy bajo:

1.- Información de la propia página web de la empresa: evidentemente podrá lo que les interesa, pero es una información de partida. Si no tienen web, no hace falta ni seguir. No invertir en ella. Otra información muy útil que se puede extraer de su web es indirecta: ¿Aparece la denominación social, su domicilio fiscal y los datos de contacto? Si la respuesta es negativa empiezan mal, ya que son datos obligatorios por ley. Lo mismo ocurre si tienen un apartado de contacto y no consta su política de privacidad y los derechos que la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) otorga a los usuarios. Son indicios de que falla la profesionalidad de la empresa, cuanto menos.

2.- Google y demás buscadores: Es sorprendente la información que podemos obtener con la sencilla precaución de poner el nombre de la empresa en un buscador y visitar los enlaces que aparecen. Leer con atención las páginas que critiquen a la empresa o sus productos y las razones de ello.

3.- Redes sociales: Facebook, Twitter, LinkedIn o Xing son Fuentes de información abundante. Visite los perfiles de la empresa, los empleados que dicen trabajar en ella y lo que dicen los usuarios.

4.- Blogs sobre el tema: La blogosfera financiera nos permite estar bien informados, por profesionales muchas veces independientes, y formular nuestras dudas sobre la empresa que nos ofrece una inversión o sobre las características del propio producto.

5.- CNMV y Banco de España: Información oficial sobre las entidades que están detrás de la inversión. Si no constan en sus registros, no invertir en ellas o, como mínimo, asesorarse en estas entidades sobre la empresa y la inversión. Han creado una útil página para los inversores no profesionales llamada Finanzas para todos.

6.- Registro Mercantil y Registro de la Propiedad: Nos proporcionan la información pública sobre los balances de la entidad y sus propiedades. Balances con pérdidas constantes o empresas sin ninguna propiedad son malos augurios inversores.

7.- Empresas especializadas en el análisis empresarial: Tal vez la más usada es einforma. Por un coste reducido uno puede tener un informe completo de la solvencia de la empresa.

Podemos concluir la entrada resaltando que invertir no es algo que deba tomarse a la ligera ni hacerse con prisas. Hay que conocer el producto en que se invierte y la empresa que nos ofrece la inversión.

Si nos meten prisa, nos dicen que es una inversión exclusiva y por tiempo limitado, nos apabullan con tecnicismos y nos aseguran que no hay riesgo y que siempre se gana, les recomiendo mucha precaución, informarse muy bien y jamás poner su dinero en manos de empresas que no conocemos perfectamente. No está la cosa para tirar el dinero.

Fuente: http://www.actibva.com/

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