Por: Gustavo Blanco
Ha salido la publicación del libro “El Plan de Vida en acción” de Gustavo Blanco, con ideas, ejercicios y metáforas para relanzar nuestra vida hacia la prosperidad. A continuación, algunas reflexiones extraídas del libro.
http://elplandevida.blogspot.com/
Tal como interpretamos la realidad, actuamos. Si nuestros esquemas mentales están equivocados, nuestras acciones también serán erradas, imprecisas, improductivas.
Analice todos sus paradigmas, sus creencias, sus convicciones, sus prejuicios. Evalúelos y determine si ellos le están permitiendo avanzar o en muchos casos lo están refrenando. Vea si sus paradigmas están orientados al éxito o lo están conduciendo al fracaso.
Existen numerosos ejemplos de paradigmas que, como dogmas indiscutibles, a menudo usamos y que en el mundo cambiante que caracteriza el siglo XXI han demostrado su ineficacia.
Por ejemplo, sostener que la distancia más corta entre dos puntos es la recta, es una afirmación anacrónica y limitante pues hoy en día dos puntos se conectan en segundos a través de las telecomunicaciones y las redes informáticas.
En el libro “Padre Rico, Padre Pobre”, Robert Koyasaki expone magistralmente el conflicto entre los paradigmas de su padre pobre con los del padre rico. El primero le aconsejaba estudia duro para que puedas ser contratado por una compañía importante: el segundo le decía estudia duro así podrás encontrar una buena compañía para comprarla. Si quieres ser rico no debes trabajar para las grandes corporaciones debes ser dueño de ellas.
Koyasaki cuestiona los paradigmas de la educación, el trabajo y la generación de riqueza y afirma que sin duda, las personas dan forma a sus vidas a través de sus pensamientos, vale decir a través de sus paradigmas.
Tal como pensamos, actuamos. Es hora de replantear nuestras creencias. Por ejemplo, cual es su paradigma respecto al dinero; para algunos el apego al dinero es el origen de todo mal, para otros la carencia de dinero es la raíz de todo mal. Son paradigmas que se enfrentan, lo cierto es que lo que creamos respecto al dinero definirá nuestro éxito o fracaso financiero.
Igualmente, como en todo, mantenga un punto de equilibrio. Todo extremo es dañino, como nos lo grafica la película Wall Street, donde el multimillonario Grenko, personificado por Michael Douglas recita el credo del capitalismo salvaje: “… si tu enemigo es igual a ti, enfréntalo; si es inferior a ti, aplástalo; si es superior a ti, hazte su amigo…” un estrepitoso éxito financiero puede ser la antesala de un rotundo fracaso personal. Equilibrio, acción y consecuencia, son los consejos para su plan de vida.
Respecto a los paradigmas educativos, estos cada vez más vienen siendo cuestionados por la realidad. La educación esta orientada a llenarnos de conceptos con modelos y teorías que quizás jamás apliquemos.
Lo que no se enseña ni en escuelas ni universidades es cómo planear, cómo figurar metas y sobre todo cómo lograrlas. Este libro puede ser usado como material de enseñanza para aprender la técnica del planeamiento, pero sobre todo la importancia de pasar a la acción en cada aspecto de la vida.
Tampoco se nos enseña – de manera efectiva – sobre como planificar las finanzas, ni sobre el valor del dinero y mucho menos como crearlo. Muchos confundimos un pasivo con una inversión y acarreamos las consecuencias cuando compramos nuestra primera casa y asumimos que es la más grande inversión de nuestra vida.
Hoy en día, la mayor crisis económica que vive los Estados Unidos tiene su origen en la debacle del sector inmobiliario sumergida en un mar de préstamos tóxicos generado por especuladores inescrupulosos que se beneficiaron y millones de ingenuos, ilusos e ignorantes “dueños de casa” que terminaron siendo dueños de nada.
El paradigma de mi casa como inversión sucumbió ante la realidad. Una hipoteca es una obligación, una deuda, un pasivo. Paradigma errado, elección equivocada.
Al final, el sistema educativo, lleno de limitaciones y currículos sin valor agregado, nos entrega un producto – por decir lo menos – incompleto, estudiantes cuyo máximo ideal es ser contratados por una empresa de prestigio, una entidad estatal o una organización no lucrativa. Miles de personas aspirando a ser trabajadores dependientes y millones de personas que carecen de empleo.
Los paradigmas del mundo del trabajo también han cambiado. El empleo seguro para toda la vida es ya un mito. Las personas cambian de empleo cada 03 a 05 años, las organizaciones se reestructuran, se fusionan, se transforman, se reducen y hasta desaparecen con una facilidad asombrosa.
La automatización va desplazando puestos de trabajo mecánicos u operativos. La especialización ha sido superada por la multifuncionalidad. La inteligencia racional ha sido retada por la inteligencia emocional.
Frente a esta realidad cambiante y diferente, sólo nos queda desarrollar capacidades autoempleables, flexibilidad, desarrollo de habilidades, adaptación generación y gestión del cambio.
Los desafíos laborales del siglo XXI pasan por planear muy bien nuestra vida y la de nuestros hijos. Mucha creatividad, inventiva y desarrollar las competencias necesarias para hacernos autoempleables, gestores de proyectos innovadores, generadores de valor agregado, grandes comunicadores y excelentes inversionistas de nuestro tiempo y dinero.
Recuerde, somos lo que pensamos. Defina, revise y replantee sus pensamientos. Dicen que la mente es como un paracaídas, solo sirve cuando se abre. Para hacer tortillas debe romper huevos, para hallar soluciones creativas y diferentes debe romper esquemas y abrir su mente.
El paradigma del padre pobre cuando tenía un gran problema o una enorme deuda era “no puedo afrontarlo”, y con esa afirmación negativa paralizaba automáticamente su mente. El padre rico frente a una situación similar se preguntaba: “como puedo afrontarlo”, ponía su mente a trabajar, estimulaba su imaginación para hallar una solución creativa.
Un medio efectivo para aprender es desarrollar el hábito de la curiosidad, es valioso preguntar sobre el porqué de las cosas. Más aun, recuerde lo que Robert Kennedy recomendaba: “Mucha gente suele preguntar el porqué, yo prefiero preguntar “por qué no”, este simple consejo le puede ayudar a descubrir un sinnúmero de alternativas creativas que suelen soslayarse por voluntad consciente o inconsciente de nuestros viejos paradigmas.
De hoy en adelante destierre de su vocabulario el “no puedo” y asuma el reto de su nuevo paradigma “como puedo hacerlo, como puedo lograrlo”. Igualmente, retroalimente su curiosidad preguntando siempre “por qué” y también evalúe el “por qué no”. Se encontrará con reconfortantes sorpresas que alentaran su camino hacia el éxito y la prosperidad.
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