miércoles, febrero 17, 2010

«Si quieren pelea, la tendrán»

Obama arroja el guante a los bancos de EE.UU.: «Si quieren pelea, la tendrán»

De batacazo electoral en batacazo electoral -el último ha sido en Massachussets, donde el histórico escaño senatorial de Ted Kennedy ha ido a los republicanos-, Barack Obama ha decidido rehabilitarse ante sus bases y sacar el genio contra la banca. Ayer anunció a bombo y platillo una reforma para limitar por ley el tamaño de los grandes bancos y para restringir actividades consideradas de riesgo, como por ejemplo, meter sus activos o los de sus clientes en fondos de inversión libre. La noticia sentó en Wall Street como un jarro de agua fría y reaccionó con bajas del 2,01% (213,27 puntos) que repercutieron después en todo el mundo.

Obama ganó las elecciones prometiendo remediar la crisis y meter en cintura a Wall Street. Por ahora no ha podido cumplir ni lo uno ni lo otro: como el mismo presidente lamentaba ayer, «veo beneficios récord para algunas de las firmas que luego dicen que no pueden prestar más dinero a los pequeños negocios, bajar las comisiones de las tarjetas de crédito o devolver el dinero del rescate que recibieron del contribuyente».

Una reforma necesaria

«Es exactamente este tipo de irresponsabilidad lo que hace necesaria esta reforma», rugió Obama, flanqueado por el ideólogo de estas nuevas medidas, el expresidente de la Reserva Federal Paul Volcker.

Probablemente con toda la intención, el anuncio de estas reformas se hizo coincidir ayer con el de los extraordinarios beneficios obtenidos en 2009 por Goldman Sachs. La mítica entidad ganó 13.400 millones de dólares el año pasado, todo un récord y más aún en uno de los peores ejercicios que se recuerdan. La única concesión que ha hecho a la galería y al malestar social es repartir «sólo» 16.200 millones en «bonus» para sus ejecutivos. En 2007, sin embargo repartió 20.200 millones.

Amenazas renovadas

Aún así a Obama le parece una salvajada que no está dispuesto a tolerar. Y ha pasado a la ofensiva: si los bancos no dan crédito, que, al menos, le den votos. La semana pasada se anunció un nuevo impuesto sobre el pasivo bancario no asegurado, y además se aclaró que el objetivo de tal impuesto era «recuperar hasta el último dólar» del contribuyente que ha ido a los bancos. Ahora resoplan nuevas amenazas por el horizonte. Si el Congreso las aprueba, será la guerra. Pero Obama ya ha dicho que si el sector financiero la quiere, «la tendrá».

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