viernes, marzo 06, 2009

APROVECHE EL PODER MENTAL DE LAS PALABRAS

Por: DANIEL GALILEA

Para cada “mala” idea que se forma en la mente, existen “buenas” fórmulas verbales que la desactivan. Porque las palabras son mucho más que meros grupos de letras que tienen un significado y forman parte de un discurso: pueden ser auténticas vacunas y antídotos para la negatividad psicológica y el consiguiente malestar emocional.

Haga la prueba: si repite la palabra “paz” se serenará y relajará, pero si dice “guerra” varias veces, tenderá a ponerse nervioso. Ello se debe a que las palabras tienen un poderoso efecto sobre las emociones, tanto que pueden modificarlas.

Una de las mejores herramientas para neutralizar los pensamientos productores de malestar consiste en elaborar y utilizar una serie de fórmulas neuro-linguísticas o frases antídoto, que tienen un referendo en vivencias y emociones de signo positivo, y ayudan a crear una realidad también positiva.

Los pensamientos negativos, que tienden a generar odio, miedo, desconfianza, ira y otros sentimientos negativos, puede corregirse, porque se basan en programaciones mentales tóxicas que se han registrado en nuestro cerebro en los primeros años de vida, las cuales pueden modificarse.

“Los hemos fotocopiados de modelos y creencias, formas de mirar, pensar, opinar o sentir, pertenecientes a personas a quienes hemos admirado e imitado en la infancia: progenitores, educadores, amigos”, señala el psicoterapeuta José María Doria, director de la Escuela Transpersonal.

Los programas tóxicos se activan de forma automática o reactiva y debido a una asociación en el cerebro, ante un estímulo determinado, del que no siempre somos conscientes, como ver una persona que nos recuerda a otra con la cual nos llevamos mal, o un perro parecido a otro que nos ha mordido.

“Entonces se activa un pensamiento perjudicial: se desata una opinión polarizada de forma adversa hacia lo que se está recibiendo, una interpretación negativa, depresiva, estéril o a la baja, de lo que percibimos. Ello no nos deja relajar y nos amarga la existencia”, señala el experto

SI CAMBIA LA IDEA, CAMBIA LA ACCIÓN

Para conseguir una reprogramación mental y liberarse de las programaciones tóxicas que anidan en la mente, hay que buscar las palabras o conceptos que representen todo lo contrario del pensamiento negativo, los cuales lo neutralizarán y ayudarán a desarrollar un nuevo programa mental en el inconsciente.


El proceso de reprogramación consta de seis etapas básicas:

1. Construya sus frases en positivo, basándose en afirmaciones y sin mencionar la idea que quiere neutralizar, y también en tiempo presente: lo correcto es “tengo confianza en la vida”, en vez de “no le tendré miedo a nada”.

2. Repita una y otra vez la fórmula, incluso delante de otras personas, y aunque al principio no se lo crea, o los demás digan que es una locura, tontería o una pretensión desmesurada, verá como la nueva idea se va instalando en su mente.

3. Pronuncie mentalmente o en voz alta, las frases que ha seleccionado, cuando le ataquen determinados pensamientos, para concentrarse en lo positivo y evitar que lo negativo le auto-sabotee.

4. Escriba cada mañana, durante 40 días, sus frases programadoras: tenga en cuenta que el lenguaje crea la realidad, es una herramienta gigantesca para programar su inconsciente, el cual se modifica a fuerza de repeticiones.

5. A lo largo de cada día observe sus acciones que estén en consonancia con sus nuevos pensamientos, detecte los síntomas, a veces sutiles, del cambio de conducta, impulsado por su nueva programación. El que siembra un pensamiento, cosecha una acción en el mismo sentido.

6. Por la noche, pregúntese ¿en qué he progresado hoy? Tome conciencia de los tres o cuatro actos encaminados a expresar los nuevos pensamientos que estás sembrando, y disfrute de ello: así se reforzará su nueva programación.

Puede contrarrestar el pensamiento “¡Qué pensarán de mí!”, con frases como: “Evito hacer suposiciones que sólo son proyección de mis complejos e historias personales. Que piensen lo que quieran. Actúo bien y veo síntomas de que la gente me entiende y atiende. Soy único e irrepetible en el Universo, diferente de todos los demás, y por tanto he de ser yo mismo.

Otro ejemplo: el pensamiento “¿Y si sale mal?” Puede desactivarse repitiéndose: “Cada obstáculo es una manera de ajustar el rumbo, para que la travesía sea un éxito. En cada momento voy afrontando los problemas que surgen. Sigo adelante sin paralizarme o detenerme por la posibilidad de que algo vaya mal. Cuando llegue el momento de la dificultad mi mente estará más preparada y estaré en otra situación. Lo que hoy me parece insoluble, de acá a un tiempo será solucionable”.

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