lunes, octubre 01, 2007

La búsqueda de Steve Fossett con Google Earth reúne ya a miles de internautas

¿Y si Steve Fossett, el aviador y aventurero americano desaparecido el pasado 3 de septiembre cuando sobrevolaba los peñascos de Nevada, apareciera de pronto en Madrid? ¿O en Zaragoza? ¿O en el salón de estar de la casa de usted? No es imposible, si usted se descarga el programa Google Earth en su ordenador y se suma a la búsqueda electrónica abierta a millones de voluntarios en todo el mundo, como informó ABC el pasado 6 de septiembre. No importa cuán lejos se encuentre usted de Fossett, si es usted quien sabe «ver» la imagen de satélite adecuada en el momento adecuado.
La revista «New Scientist» se hace eco en su último número de cómo la realidad y la tecnología se revolucionan mutuamente. Cuando Richard Branson, el todopoderoso magnate de Virgin y amigo de Fossett, lanzó el llamamiento mundial a encontrarle, desencadenó los poderes de Google, de Amazon y de Microsoft. Aunque las patrullas de aviación civil ya disponen de mapas y visores vía satélite, lo que no pueden tener es permanentemente mil ojos apuntados a cada uno de ellos.
Suma de buscadores
Google Earth combina la potencia del mítico buscador Google con un exhaustivo banco de imágenes tridimensionales vía satélite que se actualizan permanentemente y que en muchas zonas del mundo clavan a una resolución de 1m. Si a ello se le suma el Mechanical Turk, el buscador «discriminador» de Amazon, que introduce preguntas a las que sólo puede responder un cerebro humano para distinguir una imagen relevante de otra que no lo es, se obtiene un instrumento de rastreo sin precedentes.
El enlace es largo (ver links recomendados), pero una vez dentro, ya todo es sencillo. Al usuario se le facilitan las coordenadas donde se perdió el rastro de Fossett, y un radio de búsqueda razonable. Dentro de ese radio hay que moverse con cuidado con el buscador. Hacia el norte, hacia el sur, hacia el este o hacia el oeste. Más cerca o más lejos. La altura recomendada para empezar son unos 1.500 metros.
Cuando se detecta algo interesante -algo que pueda parecerse a los restos de un avión estrellado-, se acerca el visor, y si el interés persiste, se hace una marca, se selecciona la imagen -la latitud y la longitud quedan automáticamente registradas- y se manda. Diez expertos analizarán on line nuestra imagen para ver qué sacan en limpio de ella.
Esa es la teoría, claro. Luego viene la práctica. Nosotros entramos al buscador armados de audacia y de buenas intenciones. En seguida recordamos por qué nos arrepentimos siempre de no habernos apuntado al movimiento scout en nuestra juventud. Acostumbrados a los mapas urbanos de Google, o a sus mapas físicos más despejados, las feas y desérticas arideces de Nevada son un desolado lío. Todo desierto, picos de nieve y cañones profundísimos. El avión de Fossett podría estar dentro de cualquier hondonada.
Y eso que desde Google Earth nos ayudan: nos muestran imágenes de cómo se vería un avión, un coche o un árbol desde nuestra perspectiva. Nos animan a ser «conservadores» y a marcar cualquier cosa, por insignificante que nos pueda parecer. Al final marcamos un par de superficies elevadas y nevadas donde distinguimos borrosos puntos negros. Pero no podemos evitar distraernos con las fotos de cataratas ocultas, con las marcas de parques nacionales, incluso con la marca de un montañero que deja constancia de haber oído ruidos rarísimos entre dos picos, en agosto de 1994...
En la tierra y en el mar
De lo cual se deduce que la tecnología es muy seria pero requiere mucha disciplina y cierto ojo clínico. También ayuda estar familiarizado con el terreno. El actual ministro de Exteriores de Colombia, Fernando Araújo, que fue secuestrado por las FARC y consiguió huir después de seis años de cautiverio, cuenta cómo sus hijos le enseñaron a usar este programa para reconstruir paso a paso su fuga.
El precedente de esta búsqueda de Fossett -y un elemento clave en el desarrollo de esta tecnología- fue la de Jim Gray, un ingeniero de Microsoft que se perdió en enero después de salir de San Francisco en su yate particular. Los amigos y colegas de Gray fueron los que presionaron para aunar todos los buscadores privados. Claro que ellos buscaban en el océano, un panorama mucho más nítido que aquel en el que se ha extraviado Fossett. Aunque los dos hombres siguen igualmente desaparecidos, por el momento

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