martes, febrero 03, 2009

El mentalista mallorquín

Tomy Merlin asegura que es capaz de leer entre los recovecos de la mente humana sin necesidad de hacer preguntas. A diferencia de su homólogo televisivo, Patrick Jane, él se dedica al espectáculo. "La Policía es reacia a utilizarnos", asegura

M. CUART. PALMA. Cuando Patrick Jane pisa la escena del crimen, todo el mundo echa a temblar. El protagonista de la serie más popular en Estados Unidos, que emite ahora La Sexta, es capaz de descubrir a simple vista que el detenido no es culpable, que ha sido el padre el que ha asesinado a su hija y, ya de paso, que el color favorito de su esposa es el azul. Algo así le sucede a Tomy Merlin, su homólogo mallorquín. "Hay gente a la que causo miedo, y a otros respeto", asegura este mentalista nato -"la mente es un libro abierto, sólo hay que saber leerlo", dice-, que ve en la serie una buena oportunidad para dar a conocer su potencial.

"En España, la Policía es reacia a utilizar mentalistas, pero los ha habido en casos como el de Mari Luz, en el que uno dijo que sabía que la niña estaba en el agua dos días antes de que la encontraran", recuerda Merlin. Él mismo aceptaría colaborar con las fuerzas de seguridad si se lo pidieran. "Iría, porque siempre estoy dispuesto a ayudar, pero yo me dedico al espectáculo", aclara. Y en esas está desde hace años, combinando su energía con la magia, dentro y fuera de los escenarios.

"Hace un tiempo fui a comer a un restaurante y al acercarse la camarera le conté los problemas que tenía y se asustó", recuerda el mentalista, al que han llegado a pedir que se callara "para que no hablara más de la cuenta".

Y es que, dice Merlin, "el mentalismo es un arma de doble filo" y puede usarse para hacer daño si los escrúpulos brillan por su ausencia. "Hay gente que me llama para que consiga que su novio vuelva con ella y no lo acepto porque las cosas tienen que ir por su cauce", defiende.

El arsenal de recursos de Merlin incluye la capacidad de responder a preguntas no verbalizadas, la habilidad para mover objetos a distancia, encender bombillas con sólo sujetarlas, la adivinación en frío o la hipnosis, que "permite quitar dolores físicos, adelgazar, dejar el alcohol o incluso encontrar cosas que hace años que se habían perdido". También es capaz de prever grandes catástrofes, aunque no siempre de forma clara. La crisis, por ejemplo, no la vio venir, "pero sí la mala energía de la gente y su preocupación". Una noche, en cambio, vio un avión con gente oriental en peligro, y al poco descubrió por los medios que una aeronave coreana se había estrellado.

La popularidad de Tomy Merlin aumentó gracias a su paso por Tú sí que vales, donde iba a actuar como mago, aunque uno de los Morancos se empeñó en que hiciera valer sus dotes como mentalista y respondiera a su pregunta. "Por dentro pensé: qué mala leche", reconoce. Aunque hizo un esfuerzo y salió del paso. "Me preguntó en qué provincia vivía un amigo suyo, y supe que era en Valencia", abunda Merlin, consciente de que, con el mentalismo, no todo son ventajas. "Vas un paso por delante, y sabes cuándo te mienten, pero la gente te llega a llamar a las tantas de la mañana para pedir ayuda", se queja.

Asegura que las personas somos "altavoces" y que él es capaz de escuchar lo que propagan, aunque no se cree distinto a los demás. "Todo el mundo puede ser mentalista", sostiene. Para ello, inexcusable, "creer que se puede hacer". Luego practicar, sin empezar buscando la panacea. "Quien está pensando en adivinar el número de la lotería se concentra más en el dinero que en la cifra". Y claro, no funciona.

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