Así se titula la primera obra musical estrenada en Valdediós por encargo del Círculo, en la que J. Cue trata de reflejar el paciente, sosegado y constate cultivo del espíritu al que están entregados los monjes en ese monasterio. Lo mismo que el resto de las obras que el Círculo encargó a diferentes compositores asturianos, cuyos títulos bien demuestran esta deuda: «Las siete oraciones de Valdediós» (R. Prada), «Lux in silentium» (H. Luaces) y «Fantasía sobre lo inhumano» (R. Sutil).
El Círculo como asociación laica reconoce de esta forma que la espiritualidad es una fuente de energía para las artes, las ciencias y las letras. Porque cuando nos constituimos en el año 1990 nos propusimos fomentar y proteger esas manifestaciones de lamente humana que nos permiten hacer partícipes a los demás de las emociones que sentimos en la profundidad de nuestra individualidad. Lo mismo que tenemos por objeto fomentar y proteger las manifestaciones de la mente que sirven para conocer e interpretar el mundo. Ciencias, artes y letras son hijas de la mente y viven en el espíritu o se nutren de él, como el Círculo vive en la espiritualidad de Valdediós.
Sentimos mucho la marcha de los monjes del Císter que, con su trabajo y su dedicación, habían logrado renovar este centro de reflexión y de cultura. Debemos admirar su labor y reconocer en ella que el tamaño de la comunidad no es lo más importante.
Todos sabemos que ellos preferirían quedarse, lo mismo que a nosotros nos gustaría que lo hicieran. Las autoridades eclesiásticas han decidido una renovación y no corresponde a esta asociación juzgar su oportunidad y su pertinencia. Desde el Círculo seguiremos, mientras nos sea permitido, con nuestra labor cultural, aunque nos sentiremos huérfanos sin la presencia de los monjes del Císter.
Este escrito ha sido elaborado por Martín Caicoya, presidente del Círculo Cultural de Valdediós, en nombre de todo el colectivo.
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