viernes, marzo 06, 2009

Poder Mental e Inteligencia Humana

La inteligencia humana puede aprender a funcionar en estados de conciencia más elevados; y cuando esta habilidad esté al alcance de todos y la dominen, permitirá cambiar totalmente al hombre.

Las ondas cerebrales están asociadas con la actividad mental, con la paz interior, la inspiración, la creatividad, la curación, la concentración, la memoria, la comunicación y el aprendizaje.

Aprendiendo a funcionar en frecuencias cerebrales más bajas se logran activar facultades perceptivas, más allá de los cinco sentidos y el desarrollo de estas facultades dará comienzo a una nueva era de la evolución humana.

La tecnología de la comunicación es la que más ha avanzado en los últimos años. Los teléfonos celulares se han convertido en un apéndice personal que acompaña a la mayoría de la población a todos lados.

Pero existe otra manera de comunicación humana aún no desarrollada, que es subjetiva y que puede ser utilizada para detectar y solucionar problemas.

Es posible llegar a convertirse en personas más sanas, más útiles y creativas y más eficaces para resolver los problemas personales y también para ayudar a otras personas.

El estado de concentración produce ondas cerebrales Alfa que permiten pensar con el hemisferio cerebral derecho, fuente de poder, de creatividad y de inspiración.

Concentrarse significa centrarse en algo, dejando de lado todos los pensamientos y percepciones periféricas.

Puede ser en la propia respiración normal, o en una imagen mental que proyectamos en una pantalla imaginaria, o en la luz de una llama.

El aprendizaje de este nuevo modo de utilizar la mente ayudará a cambiar y mejorar la vida de todas las personas, elevarán su conciencia y podrán ver la realidad desde una perspectiva más amplia.

El secreto de dominar esta técnica está en no dejar de practicarla nunca.

Cuando nos despertamos cada mañana, nos encontramos en un estado mental alfa, entre el sueño y la vigilia. Este momento es el ideal para programar un día perfecto.

Ni bien te despiertas, agradece a la naturaleza haberte despertado y estar vivo y respirando un día más.

Enseguida, repite mentalmente frases positivas para ese día como las siguientes:

Me siento muy bien.
Mi salud es perfecta.
Mi estado de ánimo es excelente.
Todo lo que realice hoy saldrá bien.
Tendré oportunidades por doquier.
Todos mis problemas se resolverán.
Tengo todo el dinero que necesito
Consigo el trabajo que deseo
Soy como un imán que atrae toda clase de prosperidad y riqueza
Me rodea el amor
El orden natural ordena mi cuerpo y mi mundo
Mi estado natural es la paz interior
Me entrego para disfrutar el momento presente
Abandono el control porque todo es perfecto.
Confío en la vida sin oponer resistencias
Perdono todo a todos y les deseo lo mejor

Es importante también expresar mentalmente frases positivas relacionadas con las actividades que tenemos que desarrollar en el día; por ejemplo, antes de salir a la calle, antes de llegar a la oficina, antes de realizar nuestras tareas.

La programación positiva previa a la acción, favorece el resultado de todas nuestras actividades y gestiones; hace fluir el tránsito, genera onda verde en todas las esquinas, permite encontrar estacionamiento, mejora el clima.

Practiquen con la frase: “El tiempo mejora cuando salgo”; y nunca tendrán que llevar un paraguas.

Todas estas cosas funcionan porque somos puro pensamiento y a la realidad la crea el pensamiento.

I ching

Antiguamente para predecir el futuro se quemaba el omoplato de una vaca mientras se hacía la pregunta, el calor producía grietas en el hueso y un experto obtenía la respuesta por la posición y la forma de la grieta. El método fue evolucionando se utilizó con el tiempo el caparazón de la tortuga y las grietas que se formaban en el caparazón fueron las que dieron origen a los trigramas del I Ching (cada una de las líneas o rayitas, representa un concepto básico y a la unión de tres se les llama trigramas), se fue complicando el sistema y en la actualidad la combinación de los trigramas en grupo de dos dieron los hexagramas, que es el I Ching, o libro de las mutaciones, tal y como lo conocemos en la actualidad.

Hoy en día el oráculo del I Ching, ha evolucionado pasando de las líneas de tres secciones a los 8 trigramas y combinando estos entre si (trigramas de 8 superiores y trigramas de 8 inferiores), salen los 64 hexagramas, (8 x 8 = 64), lo que permite una lectura menos complicada.
No es necesario aprenderse el significado de cada grieta o ralla. Cada hexagrama representa un concepto o imagen de donde parte una predicción sobre la pregunta que se realiza, así como un consejo a la hora de afrontar un problema.



Se puede consultar :

-Con seis tablillas de madera, que por un lado son todas negras y por el otro negras, con un punto central de otro color, que al lanzarlas al aire y al caer forman un hexagrama, que se miraría la tablilla correspondiente para traducir su significado.
-Con tres monedas donde la cara de la moneda vale tres (que representaría la línea continua negra) y la cruz vale dos (que representa la línea negra con el punto central de otro color).

Habría que repetir dos veces la tirada para completar el hexagrama, ya que cada tirada de monedas representa un trigrama.

Y por último, el mas sencillo es el de las cartas, en el que aparece dos sistemas claros de consulta.

1) Con los trigramas (un mazo de ocho cartas, que sacando dos forman un exagrama).
2) Directamente con el mazo de los 64 hexagramas

TABLA DE TRIGRAMAS PARA FORMAR HEXAGRAMAS



El I Ching, que cuenta con mas de 1000 años de antigüedad antes de Cristo, es profundamente respetado en todo el mundo y ejerce y ejerció una poderosa influencia sobre multitud de aspectos en la vida china, basándose en la filosofía del Yin (el principio femenino, de la pasividad, del frío de la oscuridad de la suavidad y de la humedad) y del Yan (el principio masculino, de la actividad, del calor, del resplandor, de la aridez, de la dureza), o de la contraposición de fuerzas, de lo positivo y lo negativo transmitiéndose la filosofía al mundo occidental por las expediciones de los Jesuitas del SXVII.

El I Ching está basado en los cinco elementos:

El agua: que desciende y humedece
El fuego: que sube e inflama
La madera: que se puede curvar y enderezar
El metal: que es maleable y cambia de forma
La tierra: que puede ser sembrada y segada

Según la filosofía china, todos los fenómenos del universo son el resultado de la acción reciproca del Yin y del Yan, mas tarde se relaciona con los trigramas y los hexagramas del libro de las mutaciones del I Ching.

El poder mental

El cerebro humano es el computador más potente que ha sido creado. La mente es una de las herramientas más poderosas del ser humano. Mente es sinónimo de vida inteligente, de conciencia humana. ¿Sabemos utilizar los ilimitados recursos de la mente?. La respuesta es sencilla: no.

Cuando hablamos de facultades mentales no estamos haciendo referencia sólo a capacidades lógico-matemáticas precisas, a resolver complejos planteamientos o a tener un elevado coeficiente de inteligencia; la facultad del ser humano es práctica ya que aborda y abarca aspectos cotidianos, usuales de nuestra existencia. Desarrollar nuestra capacidad para crecer, y obtener una vida plena y eficaz es eje fundamental de la mente. Nuestra mente, con demasiada frecuencia, se vuelve nuestra enemiga, nos “machaca” con pensamientos negativos y autodestructivos, dando giros y giros sin fin a cuestiones nada positivas o benéficas para nosotros. Si, la mente es, en cierta manera, una “tramposa”, un aliado incómodo que nos juzga y deja malos insabores.

¿Eso es la mente?. Por fortuna para el ser humano, existe una correcta utilización de la capacidad mental que todos poseemos; por ello, la mente puede pasar a ser una gran aliada si sabemos utilizarla con eficiencia.

Hoy día conocemos los diferentes “estados alterados de la conciencia”, en ellos podemos desarrollar ese enorme potencial que tenemos y programar, con seguridad, aspectos muy útiles y prácticos para nuestra vida diaria. No podemos liberarnos de nuestra mente, forma parte fundamental de nuestra personalidad, de lo que somos; es preciso que la utilicemos de manera abierta y positiva para permitir atraer todo lo que es necesario a nuestro entorno más cercano. Vivir con armonía, en equilibrio mental es sinónimo de salud integra.

Podemos desarrollar de manera más práctica y sencilla aquellas facultades mentales que aportan bienestar y calidad en nuestras vidas. Si, podemos hacerlo con naturalidad y sencillez. Las cosas, cuanto más naturales son, mejor; los productos manufacturados se alejan de lo natural y cercano a nosotros, aportan una muy pequeña parte de lo que representa lo natural, lo auténtico. De la misma manera, es preciso que desarrollemos nuestra mente por medio de elevar su potencial y capacidad, permitiendo acceder a esos recursos ilimitados de la mente. La concentración es una parte muy valiosa, un método que permite comprender y aprehender el profundo universo mental, educando y guiando nuestra atención hacia aquellos aspectos prácticos y necesarios de nuestra vida. Para concentrarnos es preciso estar en calma, con quietud interior, y aquí, la relajación juega un papel esencial en todo el proceso del desarrollo mental del individuo. Sin sosiego y calma no es posible potenciar la capacidad la capacidad mental de una forma benéfica para nosotros. Se habla mucho desde el campo de la Parapsicología de la “Percepción Extrasensorial” que es, justamente, lo que acabamos de explicar: desarrollar la capacidad de intuición, de ver más allá de lo evidente, conocer lo que está oculto y poseer capacidad de anticipación a los hechos y personas.

Da igual el lenguaje que empleemos, lo importante es saber que podemos desarrollar (cada persona al nivel más óptimo) la capacidad mental que tenemos en provecho mutuo y de los demás. Existen técnicas muy precisas, sencillas y naturales, como es nuestra propia mente. ¡Podemos y debemos dar un nuevo rumbo a nuestra vida!. La mente es nuestra gran aliada si sabemos utilizarla en forma correcta. ¡Potencia tus facultades mentales y accede a los ilimitados recursos de tu mente!.

Por lo tanto, para acceder a los ilimitados recursos de tu mente debes de conocer:

* La MENTE, sus y sus Estados Reales de Conciencia (ERC)
* Proyecciones y Visualizaciones. Trabajo en nivel de profundización alfa
* Conocimiento de los diferentes Estados Alterados de la Conciencia (EAC)
* Técnicas efectivas de CONCENTRACION
* Percepción Extrasensorial (ESP). Trabajo con la mente creativa
* Autoconocimiento y comprensión de la unidad integral de nuestro ser
* Biocomunicación integral. Percepciones físicas y psíquicas

APROVECHE EL PODER MENTAL DE LAS PALABRAS

Por: DANIEL GALILEA

Para cada “mala” idea que se forma en la mente, existen “buenas” fórmulas verbales que la desactivan. Porque las palabras son mucho más que meros grupos de letras que tienen un significado y forman parte de un discurso: pueden ser auténticas vacunas y antídotos para la negatividad psicológica y el consiguiente malestar emocional.

Haga la prueba: si repite la palabra “paz” se serenará y relajará, pero si dice “guerra” varias veces, tenderá a ponerse nervioso. Ello se debe a que las palabras tienen un poderoso efecto sobre las emociones, tanto que pueden modificarlas.

Una de las mejores herramientas para neutralizar los pensamientos productores de malestar consiste en elaborar y utilizar una serie de fórmulas neuro-linguísticas o frases antídoto, que tienen un referendo en vivencias y emociones de signo positivo, y ayudan a crear una realidad también positiva.

Los pensamientos negativos, que tienden a generar odio, miedo, desconfianza, ira y otros sentimientos negativos, puede corregirse, porque se basan en programaciones mentales tóxicas que se han registrado en nuestro cerebro en los primeros años de vida, las cuales pueden modificarse.

“Los hemos fotocopiados de modelos y creencias, formas de mirar, pensar, opinar o sentir, pertenecientes a personas a quienes hemos admirado e imitado en la infancia: progenitores, educadores, amigos”, señala el psicoterapeuta José María Doria, director de la Escuela Transpersonal.

Los programas tóxicos se activan de forma automática o reactiva y debido a una asociación en el cerebro, ante un estímulo determinado, del que no siempre somos conscientes, como ver una persona que nos recuerda a otra con la cual nos llevamos mal, o un perro parecido a otro que nos ha mordido.

“Entonces se activa un pensamiento perjudicial: se desata una opinión polarizada de forma adversa hacia lo que se está recibiendo, una interpretación negativa, depresiva, estéril o a la baja, de lo que percibimos. Ello no nos deja relajar y nos amarga la existencia”, señala el experto

SI CAMBIA LA IDEA, CAMBIA LA ACCIÓN

Para conseguir una reprogramación mental y liberarse de las programaciones tóxicas que anidan en la mente, hay que buscar las palabras o conceptos que representen todo lo contrario del pensamiento negativo, los cuales lo neutralizarán y ayudarán a desarrollar un nuevo programa mental en el inconsciente.


El proceso de reprogramación consta de seis etapas básicas:

1. Construya sus frases en positivo, basándose en afirmaciones y sin mencionar la idea que quiere neutralizar, y también en tiempo presente: lo correcto es “tengo confianza en la vida”, en vez de “no le tendré miedo a nada”.

2. Repita una y otra vez la fórmula, incluso delante de otras personas, y aunque al principio no se lo crea, o los demás digan que es una locura, tontería o una pretensión desmesurada, verá como la nueva idea se va instalando en su mente.

3. Pronuncie mentalmente o en voz alta, las frases que ha seleccionado, cuando le ataquen determinados pensamientos, para concentrarse en lo positivo y evitar que lo negativo le auto-sabotee.

4. Escriba cada mañana, durante 40 días, sus frases programadoras: tenga en cuenta que el lenguaje crea la realidad, es una herramienta gigantesca para programar su inconsciente, el cual se modifica a fuerza de repeticiones.

5. A lo largo de cada día observe sus acciones que estén en consonancia con sus nuevos pensamientos, detecte los síntomas, a veces sutiles, del cambio de conducta, impulsado por su nueva programación. El que siembra un pensamiento, cosecha una acción en el mismo sentido.

6. Por la noche, pregúntese ¿en qué he progresado hoy? Tome conciencia de los tres o cuatro actos encaminados a expresar los nuevos pensamientos que estás sembrando, y disfrute de ello: así se reforzará su nueva programación.

Puede contrarrestar el pensamiento “¡Qué pensarán de mí!”, con frases como: “Evito hacer suposiciones que sólo son proyección de mis complejos e historias personales. Que piensen lo que quieran. Actúo bien y veo síntomas de que la gente me entiende y atiende. Soy único e irrepetible en el Universo, diferente de todos los demás, y por tanto he de ser yo mismo.

Otro ejemplo: el pensamiento “¿Y si sale mal?” Puede desactivarse repitiéndose: “Cada obstáculo es una manera de ajustar el rumbo, para que la travesía sea un éxito. En cada momento voy afrontando los problemas que surgen. Sigo adelante sin paralizarme o detenerme por la posibilidad de que algo vaya mal. Cuando llegue el momento de la dificultad mi mente estará más preparada y estaré en otra situación. Lo que hoy me parece insoluble, de acá a un tiempo será solucionable”.

El Hombre Tiene Alma

¿Qué tiene que decir la ciencia sobre el alma? Para contestar a esta pregunta tendremos naturalmente, que dirigirnos a la psicología, que es de un modo literal "la ciencia del alma". Pero ahí nos aguarda una sorpresa, porque descubrimos que la teoría sobre el alma humana ha sido dejada a un lado en los libros y estudios de psicología.

Muchos psicólogos incluso se reirían con tolerancia si hablásemos de la mente en sí como algo separado del cerebro. Todo tiene que ser físico para ser real, de acuerdo con dicho criterio, y cualquier cosa no-física o espiritual como se supone que es el alma, sencillamente no es posible.

Tal concepción ha de rechazarse como una simple superstición.
Quienes piensan así confían en que los principios de la física sirvan para explicar todo lo que llamamos "mental", si continúa expandiéndose como hasta ahora está ocurriendo.

Sin embargo, ocurren algunas cosas de vez en cuando que no encajan con este enfoque meramente físico del hombre. Por ejemplo: de pronto, una persona tiene un sueño horrible en el que ve agonizar a un pariente o amigo. El sueño estremecedor resulta que sucede en la realidad y en el mismo momento en que se soñó estaba ocurriendo, aun cuando el pariente o el amigo muerto se hallaba a miles de kilómetros de distancia.

Lo más extraño de esto es, en algunos casos, que el suceso visto en sueños no se produce sino horas o días después de soñado; sin embargo, la visión del hecho es exacta e incluso rica en detalles. La primera idea es por supuesto que tales experiencias son meras casualidades. Poca gente intenta pasar de esta primera y simple explicación; pero, por suerte, algunos van más allá. Y cuando se estudia un buen número de tales experiencias, pierden toda apariencia de accidentalidad. El procedimiento científico a seguir consiste en poner manos a la obra con el fin de descubrir lo que hay detrás de tales hechos.

Evidentemente, si alguna de esas experiencias "psíquicas" demostrara que la mente tiene el poder de estar por encima del espacio y del tiempo, resultaría claro que es trascendente a las leyes físicas. Quedaría demostrado entonces que la mente es un sistema espiritual y no físico. Sería una pista hacia el descubrimiento del alma. Sólo una pista y nada más; pero proporcionaría el camino necesario para llegar a las pruebas seguras.

De tales experiencias psíquicas derivaron los test ESP (extrasensory perception - percepción extrasensorial-), lo cual incluye telepatía y clarividencia. En otras palabras: la telepatía y la clarividencia son dos modos diferentes de adquirir conocimientos sin el empleo de los órganos sensoriales conocidos, tales como los ojos, oídos, etc. Una prueba de telepatía consiste en que una persona "adivine" qué carta, número u otro símbolo cualquiera tiene en la memoria otra persona, la cual, digámoslo de paso, se halla en otra habitación distinta. En la clarividencia, es el objeto en sí, y no su símbolo pensado por otra persona, lo que el clarividente debe percibir. En síntesis: en la telepatía es la ESP del estado mental de una persona lo que se capta; en la clarividencia es la ESP de objeto.

En 1930 un pequeño grupo de psicólogos comenzamos en la Universidad de Duke una serie de experimentos ESP de ambos tipos, telepatía y clarividencia. Esta labor estaba patrocinada por el gran psicólogo británico William Mc Dougall, miembro de la Real Sociedad de Ciencias, que era a la sazón director del departamento de Psicología de Duke. Esta tarea se llevó a cabo en el Laboratorio de Parapsicología, y no fue en modo alguno el primer experimento de su género, ya que se habían realizado otros en diversas partes, incluso en algunas Universidades, durante los últimos cincuenta años. Pero ninguno de ellos fueron experimentos sistemáticos que siguieran la investigación de los problemas durante años, como ha sucedido en Duke. Esta Universidad fue la primera en ofrecer un asilo permanente a las búsquedas activas sobre los problemas psíquicos.

Los investigadores del Laboratorio de Parapsicología hallaron pruebas confirmativas de ambos tipos de ESP, telepatía y clarividencia. Desarrollaron y sistematizaron nuevos test, facilitando así la repetición de los experimentos. Esto suscitó la iniciación de un movimiento de experimentación sobre lo extrasensorial, que se esparció a muchas instituciones nacionales y del exterior. Se tomaron cuidadosas precauciones para asegurar que no fuera posible la introducción de elementos sensoriales en los experimentos, así como contra cualquier tipo de error que pudiera afectar los resultados.

Los test fueron de tal naturaleza que sus resultados pueden evaluarse bajo normas standard y métodos estadísticos aceptados por todo el mundo. Se puede demostrar fácilmente que los resultados obtenidos no pueden atribuirse en modo alguno a errores, casualidades o fallas experimentales de cualquier tipo.

Una vez que los experimentadores estuvieron satisfechos sobre la garantía de que los fenómenos sólo podían realmente ser extrasensoriales, comenzaron a trabajar en la vital cuestión de determinar qué relación pudieran tener con el mundo físico. ¿La telepatía y la clarividencia se rigen estrictamente por leyes físicas? ¿O van más allá y trascienden los límites de la física como parecen demostrar las experiencias espontáneas?

Por suerte fue cosa muy fácil poner a prueba el ESP con relación al espacio. Por ejemplo: sólo necesitábamos efectuar experimentos poniendo una gran distancia entre las cartas y la persona que trataba de adivinarlas por ESP y luego comparar los resultados obtenidos con las mismas pruebas de corta distancia. Tanto la telepatía como la clarividencia demostraron que la prueba sobre grandes distancias daban idénticos resultados que las realizadas a corta distancia. La distancia, medida en metros, kilómetros o cientos de kilómetros, no introducía la menor alteración en el resultado de los experimentos. Al mismo tiempo, todas las barreras físicas, naturales o artificiales tampoco afectaban para nada las pruebas en cuestión.

Pero ¿y el tiempo? Pensamos que si el espacio no influía al ESP era de esperar que el tiempo tampoco influyera en él para nada. Los test extrasensoriales sobre el futuro o premonitores demostraron que las personas capaces de identificar por ESP las cartas a cualquier distancia podían también predecir el orden en que saldrían las cartas después de haber sido barajado el mazo. Descubrimos que acertaban igual en los mazos barajados mecánicamente que en los barajados a mano. No sólo eso, sino que lograron anticipar el orden de aparición de las cartas, diez, ocho, seis o dos días antes. Por lo tanto, la dimensión del tiempo no introducía diferencia alguna en cuanto al resultado de los experimentos.

Ante tales experimentos sólo había una explicación posible: que la mente del hombre trasciende de algún modo las limitaciones de tiempo y espacio del mundo físico por medio de esa capacidad que estamos denominando "percepción extrasensorial". Y cuando estos experimentos fueron confirmados por otros investigadores en diversos laboratorios quedó firmemente establecida la conclusión de que la mente posee propiedades que no pertenecen a la física, al menos tal y como la concebimos actualmente. Y como el espacio y el tiempo son los índices más seguros sobre lo que es físico, la mente debe, por consiguiente, ser de naturaleza extrafísica o espiritual. Y todo cuanto decimos al expresar la palabra "almas" respecto al hombre es que la mente es de carácter no-físico, o sea, espiritual. Por lo tanto, los experimentos ESP han proporcionado la prueba sobre la existencia del alma humana.

Para algunas gentes, esto constituirá un minúsculo principio sobre el problema del alma. Y ciertamente no debemos exagerar la importancia de estos hallazgos. A decir verdad, no hemos hecho más que obtener una evidencia sobre un tipo elemental de teoría del alma. Hay, desde luego, mucho más en el concepto religioso del alma en relación con lo poco que nosotros hemos descubierto. Quedan en pie los mayores problemas. ¿Es susceptible el alma de separarse del cuerpo? ¿Puede sobrevivir a la muerte del cuerpo? Si es así, ¿pueden las almas desencarnadas tener contacto con los vivos o influir sobre ellos de algún modo? ¿Qué hay sobre la idea de un alma universal, o sea, Dios? ¿Qué de la comunicación entre las almas, y especialmente de las almas de los hombres con Dios? Estas y muchas otras cuestiones fundamentales de las doctrinas religiosas no han sido abordadas por ninguno de los puntos enfocados en el presente artículo.

Pero tenemos derecho a concluir que el concepto físico del hombre, prevaleciente en los círculos intelectuales, desde el auge del materialismo, está comprobado que es falso sin duda alguna.

Hay algo -cuánto, es cosa que ignoramos- en los humanos que es definitivamente extrafísico.

Hay un tipo de realidad en la existencia humana que no está sujeta a las leyes del tiempo y el espacio.

Pero es importante reconocer también las tremendas posibilidades que podemos entrever. La teoría del alma humana nos da mucha materia para construir y avanzar algo sobre los problemas religiosos. Hemos verificado los fundamentos esenciales sobre los cuales se erigió en principio la filosofía espiritual del hombre. Queda librado a la investigación científica sobre la personalidad humana, su naturaleza y su destino. En suma: emprender la tarea de resolver los grandes problemas de la religión.

En otra época la investigación experimental de los problemas religiosos hubiera chocado con la enérgica oposición de las Iglesias y los dogmas. Todavía quedan muchos ortodoxos conservadores que se sentirán heridos por la intrusión de la ciencia en el dominio de lo que ellos consideran debe ser pura fe. Pero un buen número de personas religiosas desean que se investigue a fondo para descubrir nuevos datos tangibles sobre la mente y el alma humana, así como todas sus inmensas potencialidades.

Aunque resulte sorprendente, la principal oposición la hemos encontrado en los representantes de la ciencia ortodoxa. Los hombres de ciencia conservadores tienen temor ante cualquier división de la naturaleza. Es tal su temor ante cualquier dualismo como el del alma y el cuerpo, que se niegan a mirar y examinar cualquier prueba que se les presente para confirmar la existencia de tal dualidad. Esta actitud carece de fundamento, porque si, como muchos de nosotros sostenemos hoy, el hombre tiene un cuerpo y un alma. Netamente distintos, ambos siguen formando en cierto modo un todo único.

Uno y otro se hallan sometidos a la recíproca interacción, y, por consiguiente, es forzoso que tengan algo en común. Dos cosas no pueden afectarse entre sí cuando difieren en cada uno de sus puntos. Vemos, por lo tanto que debe haber un mundo de ocultas realidades, que probablemente no es ni físico ni mental en la forma en que concebimos ambos conceptos, de cuyo mundo emanen en principio las manifestaciones de la mente y del cuerpo, o sea, de la psíquico y de lo físico. Este reino, que está por encima de la mente y la materia, está ahí, pero es casi tan desconocido como el Continente Americano para Colón antes del Descubrimiento, y aguarda que algún afortunado explorador del futuro lo descubra. Pero habrá de ser alguien que, al igual que el gran navegante genovés, tenga la audacia necesaria para poner en duda la validez de las cartas de mareas existentes sobre el conocimiento y la creencia y que se ponga a investigar por su cuenta.

RhineEn 1934 Rhine y su equipo iniciaron el estudio de la psicoquinesis, estudio que demostró el poder de la mente sobre la materia. Dejó de ser una mera teoría y pasó a ser una realidad científica.

Hicieron un aparato que permitía lanzar mecánicamente los dados. Millones de veces han sido esos dados lanzados. Se encontraron personas paranormales y con ellas se confirmó que con la fuerza mental influían en los dados para que dieran determinada cifra o combinación de números, sin que hubiera contacto físico con ellos. Las pruebas hechas a distancia consiguieron un resultado similar. Los aciertos superaron todas las probabilidades matemáticas de una contra varios millones que pudiera suceder por azar o casualidad.

La Psicoquinesis es real, puede la mente humana influir sobre la materia. En este instante, mientras lees este párrafo, tu mente realiza en tu cerebro la mayor psicoquinesis imaginada, movilizando partículas de hidrógeno, carbono, oxígeno de una célula a otra; dando forma a moléculas diversas, combinándolas, movilizándolas y creando nueva materia con la fuerza mental.

En 1949 el profesor sir Alister Hardy señaló en la Sociedad de Zoología:

Alister HardyHay otro asunto que debe mencionarse si se desea ser intelectualmente honesto. Ha aparecido en el horizonte algo que muchos de nosotros no deseamos ver. Si se nos llama la atención sobre él, decimos: ¡No. No puede estar allí; nuestras doctrinas dicen que es imposible! Me refiero a la telepatía, la comunicación de una mente con otra por medios distintos de los sentidos normales. Creo que nadie que estudie las pruebas con una mente imparcial podría rechazarlo... Quizá no sea ortodoxo para un zoólogo presentar este tema; pero yo lo hago por una razón. Dando por establecida la telepatía, como creo, tal descubrimiento de características revolucionarias nos obligaría a mantener abiertas nuestras mentes ante la posibilidad de que exista en los seres vivos y en su evolución mucho más de lo que la ciencia nos ha permitido esperar hasta ahora.

Lord Rayleigh sugirió que toda hipótesis de radiaciones físicas, de rayos mentales de un cerebro a otro cerebro, deben ser desechadas, pues todos los tipos de energía física conocidos decaen inversamente al cuadrado de la distancia desde la fuente, y la telepatía, clarividencia y precognición no se ven afectados por la distancia.

La ciencia ha demostrado con la electro-fotografía Kirlian que de las manos de sanadores surge una potente energía, muy superior y más intensa que la media normal. Con modernos equipos destinados al estudio de las partículas cósmicas, se ha comprobado que ciertas personas "paranormales" emiten una poderosa energía, la cual puede actuar a distancia. No se conoce cuál es la energía que se irradia en el acto de la sanación, sí, al menos, ya se la reconoce como algo real, pero de carácter desconocido, dado que está más allá del tiempo y el espacio. Es uno de los poderes de la mente, se señala.

Se ha confirmado que las personas que se mantienen intelectualmente activas pueden obtener mejores puntuaciones en los test de inteligencia después de los 60 años de edad. Resulta que el acto de pensar aumenta la oxigenación cerebral, a mayor oxigenación mejor capacidad metabólica.

Los estudios hechos a pacientes que han tenido curaciones espontáneas de cáncer, han señalado un perfil psicológico especial para esos pacientes. Justo antes de lograrse la curación tienen la sensación que sanarán y que la fuerza responsable de su curación está en su interior. Captan que no están limitados al cuerpo físico, sino que todo el entorno es parte de sí mismos. Es un salto cuántico de conciencia, un despertar que hace canalizar de manera natural la fuerza de sanación hacia el tumor maligno. Ocurre un repentino salto cuántico desde una realidad superior hacia la realidad física.

Siendo ese salto de conciencia el que obra el "milagro". Resulta que todos tenemos esa conciencia y esa fuerza interior, pero no todos tenemos la motivación, ganas de vivir y fe para usarla. Pero si uno se lo propone, puede usar la fuerza de la realidad interior, cambiando de manera positiva la realidad exterior. Es decir, se estudia en varios niveles la curación del cáncer mediante el poder mental, siendo el deseo de sanar considerado como fundamental para lograr la sanación.

A los dos años de edad nuestro cerebro completa su número de neuronas, entre 10 y 15 mil millones. A diferencia de otras células, la neurona no se regenera al morir. A los 30 años de edad las neuronas comienzan a morir y su número disminuye hasta alcanzar en la edad avanzada la cifra de 1.000 millones o algo más, de neuronas muertas. Sin embargo, igual quedan muchas, pero muchas más vivas. Lo importante, de acuerdo a la ciencia, es mantener siempre, sin importar la edad, una actitud mental activa, dado que con cada pensamiento nuevo estamos creando nuevas dendritas o interconexiones neuronales para nuevos módulos de pensamientos.

Cada neurona tiene entre 1.000 y 500.000 dendritas o ramificaciones, y cada pensamiento permite crear nuevas dendritas en un grupo de neuronas, es decir, permite ampliar la capacidad de intercomunicación cerebral. Al crearse mediante el poder de los pensamientos nuevas dendritas, las neuronas abren nuevos canales para la comunicación cerebral, y surgen nuevos módulos de pensamientos afines o se refuerzan módulos ya existentes.

No hay edad para la creación de dendritas, para el cerebro no hay vejez, la vejez es un estado mental erróneo, quien se siente joven: Lúcido y creativo vivirá y morirá. El hábito de pensar, de recordar y de estar mentalmente activos es el que nos permite ampliar la capacidad de nuestro computador biológico llamado cerebro. Las señales cerebrales se transmiten en ambas direcciones, al igual que durante una conversación telefónica. Al tener un cerebro más desarrollado, podemos manifestar más y mejor la capacidad mental. Al manifestar más capacidad mental, más desarrollo cerebral logramos.

El premio Nobel sir John Eccles hablando en un seminario de parapsicología destacó:

"Si quieren ver un verdadero acto de psicoquinesis contemplen las proezas de la mente sobre la materia que se realizan en el cerebro. Es asombroso que con cada pensamiento, la mente sea capaz de mover los átomos de hidrógeno, carbono, oxígeno y otras partículas de las células del cerebro. Pareciera que nada está más alejado de un pensamiento, carente de sustancia, que la sólida materia gris cerebral. Todo el truco se consigue sin ninguna vinculación aparente."

Cada célula está dotada de inteligencia y unida al conjunto mediante inteligencia. Usando la tomografía de emisión de positrones, se hicieron estudios inyectando glucosa radioactiva en voluntarios de diferentes edades. Dos cosas demostró la ciencia: La primera fue que no había diferencias significativas entre el metabolismo cerebral de personas jóvenes y ancianas. La segunda reforzó el planteamiento de que el cuerpo es una imagen tridimensional de lo que estamos pensando. Todo el cuerpo proyecta nuestros pensamientos, y cambia ante cada situación mental.

Un neurotransmisor, o sustancia química que permite interactuar a las neuronas por medio de sus dendritas y a distancia mediante la circulación de la sangre, responde a la velocidad del rayo a un pensamiento y llega a todo el organismo con su mensaje codificado, que cada célula decodifica. Son cientos estos productos químicos fruto de la fuerza mental, representan la expresión física de los pensamientos, y no sólo se producen en las neuronas cerebrales. Todo el cuerpo es pensante y es la expresión y creación de la inteligencia creativa.

Los fenomenos psiquicos

Básicamente podemos decir que este tipo de fenómenos son las manifestaciones psíquicas que aún no tienen o no se les ha encontrado una explicación “normal”, por lo que también son llamados “paranormales”.

Se los puede separar en dos categorías: La primera abarca la percepción de objetos o eventos por otro medio que no sean los cinco sentidos ordinarios.

La segunda, es la facultad de causar un efecto a distancia con la mente.

La parapsicología estudia estos fenómenos de la conciencia desde una óptica científica, si bien son difíciles de explicar con el conocimiento que disponemos hasta el día de hoy.

Hablando de la conciencia, el físico-matemático y premio Nobel Eugene Wigner dijo: “En el presente no tenemos ni la más vaga idea de como conectar los procesos psico-químicos con el estado de conciencia de la mente.”

El físico Nick Herbert lo expresó de esta otra forma: “El mayor misterio de la ciencia es la naturaleza de la conciencia. No es que tengamos malas o imperfectas teorías sobre la conciencia humana, simplemente no tenemos ninguna teoría. Todo lo que sabemos acerca de la conciencia es que tiene algo que ver con la cabeza, más que con los piés”

El estudio de los fenómenos PSI continúa siendo controvertido en parte a causa de la confusión que genera el término “paranormal”. La visión común que se tiene de lo paranormal, especialmente la que reflejan los medios populares (radio, TV), es de algo bizarro, oculto, misterioso, y potencialmente peligroso.

Como dice Marcello Truzzi, un sociólogo del Eastern Michigan University: “El término paranormal fué creado para designar fenómenos considerados naturales -no sobrenaturales-, a los que eventualmente les encontrarán una explicación científica...”

Dean Radin clarifica cual es la diferencia entre Paranormal y Supernatural: “Lo Supernatural tiene muchos significados; el usual es ‘milagroso, atribuido a agencias o poderes por encima o más allá de la naturaleza; divinos”.

Como la ciencia está considerada como un método para estudiar el mundo natural, un fenómeno supernatural es por definición inexplicable por, y por ende totalmente incompatible con, la ciencia.

Hoy, unas pocas tradiciones religiosas continúan manteniendo que los fenómenos Psi son supernaturales, y por lo tanto, no susceptibles de ser estudiados por la ciencia. Pero hace solo cien años, virtualmente todos los fenómenos naturales eran considerados como manifestaciones supernaturales y de los espíritus.

A través de años de sistemática investigación, hoy muchos de estos fenómenos son entendidos en términos prácticamente normales. Por lo tanto, es enteramente razonable el comprender que estos así llamados ‘milagros’ son simples indicadores de nuestra presente ignorancia.

Cualquiera de estos eventos estarían mejor catalogados al principio como ‘paranormales’, y luego como ‘normales’ una vez que que hayamos desarrollado una aceptable explicación científica.

Como bien lo dijo el astronauta Edgar Mitchell: “No hay fenómenos ‘anormales’ o ‘supernaturales’, solo grandes vacíos de lo que es ‘natural’ en nuestro conocimiento, particularmente en lo que se refiere a los hechos o incidentes relativamente raros”.

lunes, marzo 02, 2009

Poderes Psiquicos


La mente humana posee medios de comprensión que están más allá del alcance de los cinco sentidos: La percepción extrasensorial es un hecho… envuelto todavía en el misterio.

Durante los últimos setenta años los investigadores han utilizado el término perfección extrasensorial (abreviado PES de la expresión inglesa extra-sensory perception, ESP) para describir el fenómeno y en todo el mundo se han realizado cientos de experimentos para intentar confirmar científicamente su existencia e incluso determinar cual es su funcionamiento.

Esos casos espontáneos ocurren cuando menos lo esperan, de modo que no pueden ser estudiados objetivamente. Guardar a que la PES se manifieste en un laboratorio es tan inútil como esperar que caiga un rayo en casa. Pero los casos espontáneos eran considerados por los escépticos como coincidencias, y había que hacer algo para proporcionar una base científica al estudio de la PES.

¿Quién fue el doctor Rhine? El pionero en trabajar e investigar sobre experiencias psíquicas fue Joseph Banks Rhine quien junto con su esposa Louisa, dirigió el primer proyecto importante de investigación PES en la Universidad Duke, en Carolina del Norte (Estados Unidos). Los Rhine eran biólogos pero a mediados de los años veinte su interés por lo paranormal se transformó en su principal preocupación. Gracias a la iniciativa del profesor W. McDougall, jefe del departamento de psicología, pudieron dedicarse totalmente a la investigación de la PES en 1927 y, a partir de sus trabajos nació la ciencia de la parapsicología. Fue el Dr. Rhine en que acuñó la expresión extra-sensory perception (ESP) y dedicó mas de cincuenta años a estos estudios hasta su muerte a principios de 1980.

El método de los Rhine para investigar la PES consistía en hacer que sus investigados adivinaran cosas. Usaban una baraja de 25 cartas, dividida en cinco grupos de cinco cartas. Cada grupo llevaba un símbolo diferente: estrella, círculo, cruz, líneas onduladas, rectángulo. Estos naipes, llamados cartas Zener (debían su nombre a uno de los investigadores de la Universidad de Duke) eran barajados y después mirados, uno por uno, por un transmisor o agente.

En otro lugar de la Universidad un receptor o sujeto indicaba el símbolo que, según él, estaba mirando el agente. Según las leyes de azar un sujeto puede acertar 5 veces de cada 25 si solo está tratando de adivinar. Ocasionalmente, la suerte podrá permitirle adivinar más de 5 pero otras veces adivinará menos, de modo que en una serie larga de pruebas los resultados deben quedar nivelados. Pero si el sujeto tiene PES, los resultados están por encima del promedio. Eso es, precisamente, lo que descubrió Rhine. Los trabajos de Rhine demostraron pronto que había algo más en la PES que pura telepatía. Diez años después, empezó a estudiar la posibilidad de ver el futuro, o precognición. A los sujetos se les pedía que adivinaran por anticipado en que orden quedarían las cartas Zener después de barajarlas. Los resultados fueron tan impresionantes como el resto de sus trabajos sobre la PES.

EN BUSCA DEL “FACTOR PSI”

La supuesta energía psíquica responsable de los fenómenos paranormales ha recibido diversos nombres: telergia, bioplasma, potencialidad PSI, fuerza metaetérea, psicotrónica, etc. Durante la época metapsíquica, se utilizaron otros términos como “fluido mesmérico”, “radiaciones rígidas”, “rayos N”... Sin embargo, hasta ahora no se han ofrecido argumentos favorables sobre su naturaleza física, ya que como sabemos, la energía disminuye proporcionalmente en función de la distancia y eso no ocurre en fenómenos como la telepatía; y, por otro lado, los fenómenos PK (Psicokinesis) se han podido reproducir a través de la llamada Jaula de Faraday por lo que hay que descartar la posibilidad de que dicha energía sea electromagnética como siempre ha creido la Parapsicología oficial.

“Las manifestaciones telérgicas, en las que intervienen una supuesta energía física, mensurable y a veces visible, no constituyen hoy un hecho todavía probado”, asegura Antonio Jiménez Visedo, directivo de la Sociedad Española de Parapsicología. Ante esta deducción, pronto surgieron otras posibles explicaciones para la actividad PSI. El astrónomo V.A. Firsoff se refirió a una especie de partícula psíquica, semejante a los neutrinos, a las que bautizó con el nombre de “mindones”. El psicólogo Cyril Burt prefirió denominarlas “psicones”, mientras que el matemático A. Dobbs las llamó “psitrones”. Es así como se comienza a relacionar los fenómenos ESP y PK con la mecánica cuántica, siendo actualmente uno de los campos teóricos predilectos de la Parapsicología Científica.

Pero de lo que no hay duda es que la mente humana es el epicentro de la fenomenología paranormal. Y parece ser también que cuando el cerebro emite frecuencias del tipo “alfa” (cuando el sujeto se encuentra en relajación), es más probable que se manifiesten las facultades PSI, como se ha podido constatar en numerosas pruebas de laboratorio. Hoy, mediante las modernas técnicas de “biofeedback” (biorretroalimentación) el sujeto puede producir y controlar voluntariamente el “estado alfa”. Asimismo, a través del método “Ganzfeld” (vocablo alemán que viene a significar “campo total”), la persona es sometida a una privación sensorial hasta alcanzar un nivel profundo de relajación. Este tipo de experimentación con medios técnicos está contribuyendo a que puedan desarrollar la ESP individuos que nunca antes habían tenido experiencias de esta naturaleza. A su vez, se ha podido comprobar con mayor control y rigor la existencia de las facultades PSI atrayendo el interés de científicos de diversas disciplinas.

Pero ¿es el “factor PSI” una cualidad natural que poseía el hombre primitivo y que fue perdiéndose conforme surgió el lenguaje hablado? ¿o, por el contrario, es una facultad que está en proceso de evolución como otras características (genéticas, físicas, etc.) humanas?... No hay una respuesta concreta que nos pueda aclarar esta duda. Existen opiniones para todos los gustos. Freud, por ejemplo, señaló al respecto de la telepatía que “cabe la sospecha de que fuera la vía original, arcaica, de comunicación entre los seres individuales, que a lo largo del desarrollo filogenético experimentó una regresión a favor del mejor método de comunicación por medio de signos que se perciben con los órganos sensoriales”. De hecho, la antropóloga Margaret Mead ha encontrado en algunas actuales tribus primitivas indicios de que utilizan sistemas de comunicación extrasensoriales amén de poseer otras capacidades parapsicológicas.

Lo cierto es que, como afirmó Henry Margenau, profesor de física de la Universidad de Yale, “sabemos hoy que existen muchos fenómenos que se sitúan en la frontera, en la periferia de la ciencia actual. Fenómenos que aún no comprendemos, que permanecen en la oscuridad, pero que, sin duda, pasarán a formar parte del campo estudiado por la ciencia en el futuro”


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Los relatos de aquellos que por diferentes vías -espontáneas o provocadas- han protagonizado una “experiencia transpersonal”, que suele ser dificil de describir con palabras ya que trasciende el mundo de los sentidos, coinciden en muchos aspectos. El místico, el chamán, el médium, el que sufre una ECM, el que “canaliza” supuestas entidades astrales, el que medita, el que experimenta con sustancias alucinógenas, etc. suelen narrar prácticamente lo mismo. Cuando se encuentran bajo un “estado elevado de consciencia”, las puertas de la percepción se les abren a un mismo escenario, a un “lugar” lleno de luz en el que se siente un estado de felicidad suprema. Henry Corbin lo llama el “mundo imaginal”: “Ese mundo está escondido detrás del acto mismo de la percepción sensorial y hay que buscarlo por debajo de su aparente certidumbre objetiva (...) Es ontológicamente tan real como el mundo de los sentidos y del intelecto. Debemos ser cuidadosos y no confundirlo con la imaginación que el hombre moderno identifica con la fantasía”. Veamos algunos ejemplos...

El testimonio de una joven que sufrió un accidente automovilístico nos sirve para ilustrar las intensas visiones que se tienen durante una ECM: “...Rápidamente pasé del pánico y el temor por mi vida a ser plenamente consciente de que iba a morir. Fue entonces cuando tuve la sensación de paz y serenidad más profunda de mi vida. Fue como si hubiese viajado desde la periferia de mi ser, el cuerpo que me contenía, hasta el centro de mí misma, un lugar imperturbable, completamente silencioso y tranquilo (...) Toda yo, fuese lo que fuese en ese momento, me sentí transportada a un lejano y envolvente continuum más allá de lo que anteriormente había creido que era la muerte (...) Me sentí feliz y exuberante, incluso en medio de la catástrofe que me rodeaba (...) El accidente y la experiencia que conllevó transformaron totalmente mi visión del mundo y mi modo de comprender la existencia...”

¿Y qué cuentan los supuestos “espíritus” sobre el mundo del “más allá”?... La médium británica Helen Graves recibió el siguiente comunicado de una amiga suya que había fallecido poco tiempo antes: “...Aquí somos lo que parecemos ser... La luz es aquí literalmente la sustancia y materia de la vida del pensamiento. Así, a medida que nuestros pensamientos se armonizan con la vibración de la Divinidad Creadora, la sustancia de nuestros cuerpos cambia, se torna menos densa y refleja más luz”.

Por su parte, el contactado norteamericano Mark Probert suele “canalizar” presuntas revelaciones extraterrestres que versan sobre el Cosmos y la Vida: “El espacio no es algo objetivo ‘per se’ que se difumina a lo lejos y puede ser cruzado en un viaje alucinatorio, sino un estado de conciencia, la extensión de la propia vida interior. El espacio es en sí mismo un estado de la energía universal, un campo de la conciencia del ser”.

El estado de consciencia total (“samadhi”) que se consigue con la meditación es percibido así por el yogui Sri Chinmoy: “Ningún pensamiento, ninguna forma: sólo existencia pura. La voluntad y el pensamiento se extinguen. El final definitivo de la danza de la naturaleza: yo soy Eso que he estado buscando”.

Un sujeto, sometido a una sesión controlada con LSD, describió de la siguiente forma lo que para él fue la experiencia más maravillosa de su vida: “...Experimenté un trepidante relámpago de éxtasis y mi cuerpo se disolvió en el flujo de materia o energía del que está hecho el universo. Fui arrebatado hacia el centro de la existencia de donde surgen todas las cosas y en el que convergen todas las cosas (...) Hay una suave luz que emana desde abajo, dando un brillo vacilante (...) De lo único que se es consciente es del éxtasis y amor puros. Por un instante me sentí tentado de permanecer en ese lugar de belleza infinita...”

La verdad es que, en los últimos tiempos, se ha incrementado el número de personas que afirman tener experiencias extraordinarias. ¿Cuál sería el fin de estos encuentros con otras “realidades”?... Según el psicólogo Kenneth Ring, autor de “El Proyecto Omega”, “nos conducen hacia una reorientación fundamental de nuestros valores y visiones del mundo personales, pero lo que es más importante es que también parecen acelerar una transformación psicofísica”. Quizás, entre esos privilegiados individuos que logran traspasar el umbral de la consciencia ordinaria para acceder a las “dimensiones transpersonales”, esté emergiendo una nueva especie más avanzada. John White ya le ha dado un nombre: el “HOMO NOETICUS”...

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EN BUSCA DEL “FACTOR PSI”

“El cerebro es el secreto mejor guardado de la naturaleza”

(Eric Kandel, neurocientífico)

El célebre médico francés Alexis Carrel llegó a decir que “de todas las cosas que el hombre conocerá, la última probablemente será él mismo”. Y estaba en lo cierto. No obstante, puede que el hombre jamás llegue a descifrar del todo su órgano más complejo y perfecto: el cerebro. ¿Cómo se origina la actividad mental? ¿Dónde se almacenan los recuerdos? ¿Por qué somos conscientes de nuestro propio yo? ¿Para qué soñamos?... Pese a los avances conseguidos en la exploración neurocientífica, quedan muchísimos interrogantes como los anteriores pendientes de hallar respuestas definitivas. Pero hay otras cuestiones más enigmáticas que ni siquiera son planteadas unánimemente por la comunidad científica.

Teorías vanguardistas como el “cerebro holográfico” y disciplinas como la Parapsicología, que estudia aquellas facultades más ignotas de nuestro psiquismo, aún se contemplan con gran recelo por los neurocientíficos, que prefieren centrar sus investigaciones en averiguar el funcionamiento de las diferentes zonas del cerebro, descubrir la naturaleza de los neurotransmisores y localizar las áreas que controlan funciones como la inteligencia, la memoria o las emociones. Aún así, el bioquímico Francis Crick, descubridor de la estructura molecular del ADN, reconoce que “nuestro conocimiento de las distintas partes del cerebro sigue en un estado muy primitivo (...) Todo está por descubrir...”

COMPUTADOR BIOLOGICO

Sin duda, nuestro cerebro actúa como un sofisticadísimo superordenador que, a través de un lento y progresivo proceso evolutivo, se ha ido perfeccionando en sus funciones hasta el punto de diferenciarnos cualitativamente del resto de los seres vivos. Esta masa de tejido gelatinoso de color gris -de unos 1.300 gramos de peso- contiene alrededor de 100.000 millones de células conocidas con el nombre de “neuronas” y que constituyen las unidades básicas del sistema nervioso. Estas células, conectadas entre sí a través de millones de ramificaciones (“dendritas” y “axones”), forman una vasta red que cumple una misión muy específica: procesar la información sensorial, tanto la que llega del mundo exterior como del propio cuerpo. En un solo segundo, estas células son capaces de procesar hasta 200.000 millones de bits de información. Para ello se valen de sus casi 100 trillones de interconexiones.

Aunque como aclara el neurólogo Santiago Ramón y Cajal Junquera -nieto del célebre premio Nobel de medicina-, “las neuronas no se conectan entre sí por una red contínua formada por sus prolongaciones, sino que lo hacen por contactos separados por unos estrechos espacios denominados sinapsis”. Los neurotransmisores serían los encargados de transmitir esas señales a través de las conexiones sinápticas.

Pero el cerebro posee otras características fundamentales. Una de ellas es que está constituido por dos mitades simétricas, divididas por un profundo surco longitudinal, con funciones muy diferentes, aunque interrelacionadas. El hemisferio izquierdo rige el pensamiento lógico, verbal y analítico; el hemisferio derecho, por el contrario, se ocupa de la parte subjetiva, emocional y creativa. A su vez, los hemisferios cerebrales están divididos en cuatro lóbulos: frontal, relacionado con el conocimiento y la inteligencia; temporal, con el área auditiva; parietal, con el área sensorial; y occipital, con el área visual. En su interior, el cerebro posee además dos núcleos, el tálamo y el hipotálamo, centros del sistema nervioso autónomo.

Otras partes esenciales son: el cerebelo, ubicado en la parte posterior del cráneo, que rige el equilibrio y los movimientos musculares; y el bulbo raquídeo, del que parte la médula espinal, que controla la función respiratoria. El lenguaje, una facultad presente únicamente en el hombre, estaría controlado por una serie de centros distribuidos en las periferias del lóbulo temporal del córtex cerebral. En cuanto a la memoria, los neurocientíficos consideran que no se localiza en una zona concreta, sino que estaría distribuida por todo el cerebro.

Otra particularidad de nuestro cerebro es que emite una serie de ondas eléctricas de distinta frecuencia -producto de su actividad electroquímica-, que pueden ser registradas mediante el electroencefalograma (EEG). Son: las ondas beta (cuyo ritmo oscila entre 14 y 25 ciclos por segundo), presentes en el estado de vigilia, es decir, cuando nos encontramos realizando alguna actividad como trabajar, leer, andar, etc.; las ondas alfa (de 8 a 13 c/sg.), relacionadas con los estados de relajación y meditación; las ondas zeta (de 4 a 7 c/sg.), con los estados emocionales y creativos; y las ondas delta (de 0,5 a 3 c/sg.), activas durante el sueño profundo. Pero nuestro cerebro esconde otras sorpresas...

A mediados de los setenta se detectaron unas sustancias neurorreguladoras que fueron bautizadas con el nombre de “endorfinas” (opiáceas endógenas) y que cumplen un papel similar al de determinados alcaloides derivados del opio. Dicha droga bioquímica es liberada por el cerebro para aliviarnos un dolor o provocarnos una sensación placentera. Hoy es uno de los campos de investigación más importante de la farmacología.

Pero a pesar de todos estos conocimientos básicos que se han ido adquiriendo en las últimas décadas gracias a los modernos avances tecnológicos (sobre todo con el uso de la Tomografía por Emisión de Positrones y con la Resonancia Magnética Nuclear), el reputado neurobiólogo José M. Rodríguez Delgado nos advierte en su obra “El Control de la Mente” que “la anatomía y la fisiología del cerebro son aspectos muy importantes para conocer su estática y su dinámica, pero estos datos no nos revelan el misterio de las señales que circulan por las neuronas, ni su sistema de codificación, y mucho menos su significado”. En suma, conocemos muy bien la organización anatómica y estructural del cerebro, pero muy poco sobre sus funciones (sólo un 20% según algunos especialistas).

ENTE INMATERIAL

La dualidad mente-cerebro sigue generando un intenso debate entre filósofos, psicólogos y neurofisiólogos. Se nos enseña que la actividad mental es producto de complejos mecanismos cerebrales, pero aún no se ha logrado definir con exactitud qué es la mente. ¿Se trata de una entidad espiritual, el alma, como creían los antiguos filósofos?... Según los neurocientíficos, la mente no puede existir sin su soporte material que es el cerebro, sin embargo sus funciones y capacidades alcanzan niveles insospechados y hacen poner en duda los postulados mecanicistas.

Ciertamente, resulta dificil pensar que conceptos como el amor, el sentido religioso, la imaginación, la intuición, la creatividad artística, la sensibilidad musical, etc. tengan un origen exclusivamente neurofisiológico. Eso sin referirnos a cuestiones más profundas como el inconsciente colectivo, la consciencia transpersonal y las facultades PSI, por ejemplo. Por otra parte, los neurocientíficos tampoco se ponen de acuerdo en determinar si la actividad mental ya aparece en la vida intrauterina, si se inicia en el momento de nacer o si se desarrolla en etapas posteriores.

Y mucho menos son capaces de explicar cómo surge en nuestro cerebro la consciencia del Yo (“el mayor de los milagros”, según Karl Popper). Pero ¿y si la mente es una propiedad inteligente independiente del cerebro? ¿y si existe previamente a todo lo manifestado?... Recordemos el axioma hermético “el universo es mental” que ahora es defendido por muchos físicos de vanguardia interesados por el fenómeno de la consciencia. Y es que los nuevos paradigmas científicos están planteando asombrosas teorías relacionadas con la mente humana que hacen tambalear el modelo materialista del cerebro, como más tarde veremos.

¿UN SUBPRODUCTO DEL CEREBRO?

¿Cómo los procesos cerebrales pueden dar lugar a la experiencia consciente?... Complicado dilema se les plantea a los neurocientíficos que intentan abordar el problema de la consciencia, el más grande enigma de nuestra psique. El matemático y filósofo David J. Chalmers señala sobre ella que “nada hay que conozcamos de forma más directa, pero resulta dificilísimo conciliarla con el resto de nuestros conocimientos”. Y es que a pesar de las elaboradas teorías reduccionistas planteadas por científicos de la talla de Christof Kock, Daniel Dennett o Roger Penrose -éste último incluso aplicando el modelo cuántico-, no es posible por ahora explicar la consciencia en sí. Y tal vez, como sostienen los más pesimistas, no sea posible nunca...

Comprender el mundo mental en términos del mundo físico no resulta nada sencillo y hasta el momento todo intento ha sido inútil para despejar nuestras dudas. Y es que hay una pregunta vital: ¿puede la mente humana comprenderse a sí misma?... Pero la cosa no acaba ahí. Determinados fenómenos anómalos hacen pensar que la consciencia no está limitada a las estrechas barreras del cerebro, lo cual deja en entredicho la visión materialista de que la consciencia no es más que una especie de biocomputador.

La ecuación “mente = cerebro” no está, pues, tan clara como se nos quiere hacer creer desde hace tres siglos. El destacado psicólogo Charles T. Tart apunta al respecto que “no cabe la menor duda de que ciertos aspectos de la mente y de la consciencia dependen, parcial o totalmente, del funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso. No obstante, existen ciertos fenómenos que parecen un tanto independientes de las limitaciones físicas impuestas por el cerebro y nos obligan a afrontar el problema desde otra perspectiva”. Así, la visión remota, la proyección extracorpórea y las experiencias cercanas a la muerte (ECM) evidencian que la consciencia no se reduce a nuestro marco físico-tridimensional sino que puede trascender las fronteras del espacio y el tiempo e incluso expandirse a otros niveles de la realidad.

“La expansión de la consciencia implica un desarrollo gradual, una evolución histórica que va de lo inconsciente a lo consciente, de lo inferior a lo superior, de lo individual a lo social, de lo personal a lo transpersonal y de lo transpersonal a lo universal”, afirma Ana Mª González Garza, profesora de psicología en la Universidad Iberoamericana de México.

Estas teorías conocidas como “interaccionistas-dualistas”, que sugieren que nuestro yo consciente y el cerebro son entidades independientes aunque interactúan entre sí, se fundamentan, entre otras cosas, en dos razones: la primera, en que las leyes de la física, química y biología no ofrecen ninguna pesquisa sobre el surgimiento de esta entidad inmaterial llamada consciencia (al menos, su existencia es incompatible con las “leyes naturales” que nos presenta hoy la ciencia materialista); y la segunda, en que los biólogos evolucionistas no han sido capaces de explicar el desarrollo gradual de la consciencia ya que consideran a ésta causalmente inefectiva.

En este punto, deberíamos reflexionar, como propone el filósofo y premio Nobel de Medicina John C. Eccles, sobre los grandes interrogantes que subsisten respecto a la acción de nuestro cerebro, a su relación con la mente, a la creatividad de nuestra imaginación y a la singularidad de la psique.

LA MENTE PROFUNDA

El neuropsiquiatra austriaco Sigmund Freud, uno de los principales fundadores de la psicología moderna, introdujo a finales del siglo XIX el concepto de “inconsciente” para designar “aquellas representaciones latentes de las que tenemos algún fundamento para sospechar que se hallan contenidas en la vida anímica”. Casi toda nuestra actividad psíquica procede de esa zona sumergida de nuestra mente. Pero ¿se halla en un lugar determinado del cerebro?...

Según algunos neurocientíficos como Jonathan Winson, el inconsciente estaría localizado en una región primitiva del cerebro (que implica al hipocampo, al sistema límbico y a la corteza frontal) cuyo mecanismo surge en el comienzo de la evolución de los mamíferos y que resultó fundamental para la supervivencia. Sin embargo, como apunta el Dr. Charles Brenner, “nadie ha demostrado todavía la analogía eléctrica o química de un pensamiento, y justamente es el pensamiento lo que ocupa totalmente al psicoanálisis”.

De lo que no hay duda es que nuestros deseos, complejos, miedos, sentimientos e instintos (pulsiones) descansan en el inconsciente, el cual condiciona, en buena medida, nuestra personalidad. Por un sentido ético y racional, esos contenidos mentales inconscientes son censurados y reprimidos, aunque luchan por hacerse conscientes (a través de los sueños consiguen una vía de escape expresándose mediante un lenguaje simbólico).

El estudio psicoanalítico de los sueños y las investigaciones sobre sujetos neuróticos sirvió a Freud para dar un enfoque terapéutico a esta nueva psicología del inconsciente. Sin duda, la doctrina freudiana -que ha sido muchas veces objeto de controversia por su defensa de la hipnosis y por su particular interpretación de la sexualidad infantil- ha realizado una notable aportación al conocimiento del mundo psíquico y, por ende, ha servido para profundizar más en el complejo comportamiento humano.

Pero no sólo existe un inconsciente individual. El psicólogo suizo Carl Gustav Jung, discípulo de Freud, consideró que también hay un “inconsciente colectivo”. Con dicha denominación, Jung se refirió a una especie de sustrato o “archivo” psíquico universal que contiene imágenes simbólicas esenciales (“arquetipos”), común a todas las culturas, que se han ido manifestando a lo largo de las épocas en las creencias religiosas, la mitología, el esoterismo, las leyendas, los sueños y también en el arte.

“He elegido la expresión ‘colectivo’ porque este inconsciente no es de naturaleza individual –escribe Jung-, sino general, es decir, que en contraste con la psique individual tiene contenidos y modos de comportamiento que son los mismos en todas partes y en todos los individuos. En otras palabras, es idéntico a sí mismo en todos los hombres y constituye así un fundamento anímico de naturaleza suprapersonal existente en todo hombre...”

UN NUEVO PARADIGMA

Algunos científicos contemporáneos como el neurofisiólogo Karl Pribam o el bioquímico Rupert Sheldrake han enunciado ciertos postulados revolucionarios sobre el cerebro y la psique humana en los que está muy presente la noción junguiana de la “mente grupal”. El primero de ellos formuló, a principios de los setenta, una sugestiva teoría según la cual el cerebro opera como un holograma, teniendo acceso a un todo mayor.

Su “modelo holográfico del cerebro” considera que la memoria y la inteligencia no se encuentran en un área determinado del cerebro sino que están esparcidas por todo él. Cada parte contiene al todo, como ocurre en una placa holográfica. Esta teoría se vería apoyada poco después por los trabajos del físico David Bohm sobre el “orden implicado”, quien también consideraría el universo como una especie de holograma (emergió así una nueva concepción de la realidad que se conoce como “el paradigma holográfico” y que cuenta cada vez con más partidarios).

Sheldrake, por su parte, publicó en 1981 una interesante y polémica obra titulada “Una nueva ciencia de la vida” en la que exponía su hipótesis de la “causación formativa”, según la cual la memoria es inherente a la naturaleza y no, por tanto, un producto del cerebro. Este científico heterodoxo plantea asimismo la existencia de una memoria colectiva -a la que denomina “campos morfogenéticos”- que actúa más allá del espacio y del tiempo, determinando los hábitos, formas y conductas de los seres vivos, y transmitiendo además a cada organismo el conocimiento acumulado por su especie. “Según esta teoría, los recuerdos no deben estar necesariamente almacenados en el interior del cerebro puesto que los hábitos y los recuerdos de acontecimientos pasados concretos pueden ocurrir por resonancia mórfica con estados anteriores del mismo organismo”, argumenta Sheldrake.

FACULTADES PSI

Tanto Freud y Jung, como posteriormente Pribam y Sheldrake, se sintieron atraidos por los fenómenos fronterizos de la mente. Sus investigaciones les llevaron irremediablemente al mundo de lo paranormal. Los padres de la psicología moderna no sólo estudiaron ciertos fenómenos inexplicables, sino que fueron protagonistas de algunos de ellos (Freud escribió en 1921 un interesante artículo titulado “Psicoanálisis y telepatía” y Jung recogió varios casos paranormales en su obra autobiográfica “Recuerdos, Sueños, Pensamientos” de 1961; fueron además miembros de la célebre “Society for Psychical Research” de Londres).

En cuanto a la teoría de Karl Pribam, si nuestro cerebro puede acceder a una “esfera de frecuencia holística”, fuera de nuestros límites espacio-temporales, cobra sentido facultades como la telepatía, la “visión remota” o la psicokinesis, y experiencias trascendentes como los “estados místicos”. “Si tenemos ESP o fenómenos paranormales -asegura Pribam-, eso significa sencillamente que estamos leyendo en otra dimensión en ese momento.

No podemos entenderlo a nuestra manera corriente”. Por su parte, Rupert Sheldrake afirma que “la hipótesis de la causación formativa quizás pueda proporcionarnos un puente entre la ciencia y los fenómenos parapsicológicos”. Ciertamente, fenómenos como la clarividencia, la retrocognición o la sincronicidad pueden tener también una explicación natural bajo ese novedoso enfoque teórico.

Pero ¿realmente hay evidencias de que nuestro cerebro posee facultades extrasensoriales? ¿existe una energía psíquica capaz de ejercer una acción sobre la materia?... Recientemente se han cumplido 130 años desde que comenzara lo que por entonces se conoció como la investigación metapsíquica (precursora de la Parapsicología). Numerosos médiums de la época fueron sometidos a minuciosos exámenes por destacados científicos como William Crookes, premio Nobel de Física, o Charles Richet, premio Nobel de Medicina. Aquellos ilustres pioneros reconocieron la realidad de los fenómenos extraordinarios y determinaron que tenían un origen psíquico.

Apoyado en la teoría del “inconsciente”, el filósofo Frederic W.H.Myers elabora en 1895 la hipótesis del “Yo-subliminal”, un nivel psíquico en el que pueden conectarse diversas mentes, explicando así los fenómenos telepáticos. Pero la investigación de los fenómenos PSI no alcanzó un valor verdaderamente experimental y científico hasta la década de los treinta, cuando el biólogo y matemático Joseph B. Rhine aplica el método estadístico para medir las capacidades psíquicas de algunos sujetos, englobadas bajo los nuevos términos de “Percepción Extrasensorial” (ESP) y “Psicokinesis” (PK). Desde entonces, la Parapsicología -que logró el esperado reconocimiento científico en 1969- ha ido avanzando, aunque lentamente y sorteando muchos obstáculos, en el conocimiento de las facultades latentes de nuestra mente. No obstante, seguimos sin aclarar si esa supuesta energía (“telergia”) que produce los fenómenos paranormales tiene su sede funcional en alguna región concreta de nuestro cerebro. Unos consideran que el lóbulo temporal está implicado en la fenomenología paranormal (Michael Persinger, 1989).

Otros, en cambio, suponen que es el tálamo, como por ejemplo el equipo de investigación “Hipergea” de Barcelona. En 1985 intentó ofrecer una respuesta: “El oxígeno de las neuronas talámicas del cerebro es el factor desencadenante de la fenomenología paranormal”. Una conclusión que no ha podido ser confirmada y que deja sin explicar aquellos fenómenos PSI que trascienden los límites temporales y espaciales.

Dr Joseph Banks RhineHace ya varias décadas que el propio Dr. Rhine mantenía sus dudas a este respecto, sosteniendo que el factor PSI no es de naturaleza física. En su excelente libro “El Nuevo Mundo de la Mente” (1953) el padre de la Parapsicología Científica manifestaba: “En alguna parte del organismo debe haber incluso lo que en cierto sentido podría llamarse una localización, un lugar más identificado con psi que cualquier otro. Eso no quiere decir que tenga que existir un órgano receptor específico o una zona determinada del cerebro”.

De todas formas, la idea de una “transferencia de energía” está quedando relegada desde que irrumpió la teoría holográfica de Pribam y Bohm. Esta última propone que “el cerebro es un holograma que percibe y participa en un universo holográfico”. Por tanto, si en el “nivel implicado” todas las cosas y acontecimientos están interconectados, no hace falta que recurramos a modelos explicatorios basados en campos energéticos para explicar los fenómenos ESP y PK. Aquí cabría hablar más bien de “unidades de información” (Stanley Krippner, 1978).

Sin duda, el estudio de los fenómenos paranormales está contribuyendo a ahondar en aspectos hasta ahora desconocidos de la mente humana Es, pues, importante seguir investigando a fondo estas cuestiones, siempre con un espíritu abierto pero a la vez crítico, y conseguir un mayor apoyo multidisciplinar. Y es que, como reconoce el eminente catedrático de Psicología José Luis Pinillos, “en el fondo, todo este inquietante mundo de la comunicación telepática, de la percepción extrasensorial y de las premoniciones constituye una advertencia, una invitación a la humildad para los psicólogos demasiado orgullosos de su ciencia, y representa también un reto al ingenio humano”...

ULTRACONSCIENCIA

¿Puede expandirse la consciencia hacia niveles superiores de la realidad?... Así lo cree la Psicología Transpersonal, la rama más reciente de la psicología que aborda los fenómenos limítrofes de la consciencia. Su precursor, el psiquiatra checo Stanislav Grof lleva cuarenta años investigando los llamados “estados modificados de consciencia” lo que le llevó a crear un nuevo paradigma sobre la naturaleza de la psique humana, opuesto al modelo cartesiano-newtoniano. El movimiento transpersonal ha tenido en los últimos años una gran acogida por parte de psicólogos, psiquiatras, filósofos, físicos, pensadores y artistas de vanguardia.

Lo “transpersonal” -vocablo acuñado por el psicólogo Abraham Maslow en 1969- es, para el psicoanalista Enrique Galán, “intraindividual, pues en el interior de cada cual se agita el cosmos en su conjunto, la ‘physis’ (...) Es un intento de comprender el misterio de la Naturaleza a través del estudio de la psique humana”. En ese viaje interior, hacia lo más profundo de uno mismo, se puede vivenciar episodios perinatales, regresiones hacia supuestas vidas pasadas, sintonización con otras consciencias (individual, colectiva, planetaria...), comprensión de los símbolos universales y, en grado último, experimentar una comunión con la nada, con la unidad primordial. Todo un amplio espectro de acontecimientos autotrascendentes que se vuelven inefables...

Pero además, según Grof: “las ‘experiencias transpersonales’ incluyen diversas visiones arquetípicas, secuencias mitológicas, experiencias de influencias divinas o demoníacas, encuentros con seres desprovistos de cuerpo o suprahumanos y la identificación experiencial con la mente universal o el vacio supracósmico”. Como se puede ver, en estas experiencias cumbre encontramos elementos análogos a los que, en ocasiones, nos describen los médiums, los contactados y los visionarios religiosos (así como aquellas personas que han sufrido una ECM).

No obstante, mediante el consumo de sustancias alucinógenas (como el LSD) o empleando técnicas como el trance, la meditación, la privación sensorial, la danza rítmica, la respiración holotrópica, etc. el individuo puede experimentar un “estado no ordinario de consciencia” y penetrar en esas “dimensiones transpersonales de la psique” de las que hablan, con otro lenguaje, los místicos de todas las épocas y culturas. Y es que, ya sea el “éxtasis místico” en el contexto católico, el “nirvana” en el budista, el “satori” en el zen o el “samadhi” en el yoga, la experiencia y el resultado son los mismos: acceder a una esfera supradimensional para fundirse con la “divinidad”, con lo “absoluto”.

Alcanzar esa “Consciencia Cósmica” -como la denomina el Dr. Richard Bucke- supone, a su vez, adquirir un conocimiento más profundo de la realidad y una visión holística del universo. El sujeto experimenta asimismo un despertar de su intelecto, un desarrollo de ciertas facultades extraordinarias (relacionadas, preferentemente, con la “percepción extrasensorial” y con la sanación), un mayor sentimiento de amor hacia sus semejantes y un profundo respeto hacia toda forma viviente. No sabemos si esos “destellos de lo infinito” son vislumbrados por la consciencia humana porque somos lo que el especialista Jon Klimo llama “subpersonalidades dentro de una Mente-Cerebro Universal”, pero de lo que podemos estar completamente seguros es del profundo y positivo cambio que experimentan aquellos que cruzan el umbral de los “reinos transpersonales”.

A MODO DE EPILOGO

En definitiva, la Naturaleza nos ha dotado de un tesoro de incalculable valor. El cerebro, con todos sus misterios, seguirá deparándonos muchas sorpresas en el siglo XXI. Hoy, muchos físicos cuánticos, como Jack Sarfatti y Eugene Wigner, llegan a preguntarse si nuestra consciencia ha creado la realidad del Universo, ya que su papel es crucial en el mundo de las partículas elementales (como se deduce del “Principio Indeterminista”).

La nueva física ha reconocido finalmente la importancia que tiene la psique en los fenómenos subatómicos. Ello ha contribuido a que algunos físicos vanguardistas se interesen por conocer cuáles son los puntos de conexión entre la física y el misticismo, e incluso decidan introducirse en el terreno -aún “maldito” para ciertas mentes atrofiadas- de la parapsicología, como es el caso del premio Nobel de física Brian Josephson, que aplica las leyes cuánticas a la explicación de los fenómenos PSI.

“La física, el brillante ejemplo de la ciencia pura y dura, que siempre se ha tenido como un modelo para las demás, está ahora trascendiendo la visión del mundo mecanicista y reduccionista. Nos está conduciendo a una visión orgánica, holística y ecológica similar a la de los místicos, las personas psíquicas y las que tienen experiencias transpersonales espontáneas”, especifica muy acertadamente el físico teórico Fritjof Capra.

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