TOLEDO. Hace siete años, en 2001, se constituyó en Castilla-La Mancha la Fundación Sociosanitaria para la Integración Sociolaboral del Enfermo Mental (Fislem) y en este tiempo han cambiado mucho las cosas. Los programas de fomento para la inserción social y laboral de las personas con enfermedad mental se han multiplicado y hay una mayor oferta pública para garantizar la atención adecuada de estos enfermos.
No es fácil el trabajo que lleva a cabo el Fislem para atender a los enfermos mentales, sobre todo si se tiene en cuenta que el objetivo último es su rehabilitación psicosocial y su posterior inserción laboral, pero para conseguirlo se han ido aumentando los recursos en los últimos años.
En unas declaraciones a ABC, el consejero de Sanidad y presidente de la Fundación Fislem, Roberto Sabrido, aseguraba que «tenemos que ser capaces de integrar al enfermo mental en la sociedad todo lo posible, de la manera más normalizada», y la mejor forma es con un trabajo «porque es lo que da las personas independencia», eso sí, un trabajo adecuado a sus capacidades.
Integración laboral
En la actualidad hay ya 229 personas en los programas de integración laboral, que es el último paso del proceso. «Es una cifra importante y esperanzadora, no sólo para el enfermo, sino también para su familia que ve cómo evoluciona y se integra en la sociedad», indicaba Roberto Sabrido.
Para garantizar esta atención, la Fundación Fislem cuenta con una red de dispositivos y recursos de rehabilitación psicosocial y laboral, que gestiona de forma directa o a través de convenios con las asociaciones de familiares en Castilla-La Mancha.
Hasta junio de 2008, se han atendido unas 2.200 personas en la región mediante los diferentes programas y recursos, como pueden ser los centros de rehabilitación psicosocial y laboral, las viviendas supervisadas, las residencias -actualmente están abiertas dos, una en Camarena (Toledo), con 24 plazas; otra en Cuenca, con 44 plazas y un concierto de 15 plazas con Vitalparque en Albacete-; además están en construcción la de Talavera de la Reina, Albacete y Guadalajara. Estos programas se complementan con los programas de Integración Social y el de Ocio y Tiempo Libre.
Con el programa de Inserción Laboral se trabaja de forma complementaria y coordinada con los diferentes recursos de rehabilitación psicosocial, socio-comunitarios de integración socio-laboral, en especial los de Formación y Promoción de Empleo, así como con las asociaciones de familiares, los agentes sociales, las Administraciones públicas y las entidades privadas.
Los objetivos conseguidos con la inserción laboral son muy importantes, según comentaba el consejero de Sanidad, porque «estas personas acceden a los servicios comunitarios, lo que contribuye a una mejora en su calidad de vida». Y en el ámbito individual, ayuda a conseguir la autonomía de estas personas, pasando de ser ciudadanos dependientes a sentirse integrados en la sociedad.
«Los centros especiales de empleo -ocho funcionan en Castilla-La Mancha- son recursos de empleo protegido, pero haciendo un trabajo productivo, remunerado, adaptado a la situación de cada persona y que cuenta con un programa de apoyo que le permite el adecuado ajuste personal y social del usuario; si evoluciona adecuadamente, se pasa al empleo normalizado, lo que supone una inserción plena, eso sí, con apoyo y seguimiento», explicaba Roberto Sabrido, quien también destacaba la colaboración de las empresas y de algunas fundaciones, como La Caixa, para poner en marcha estos programas. Además, en 2005 se constituyó la empresa social «SocialMancha», para favorecer la integración laboral de estas personas con enfermedad mental
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